1º Parte - Problemas al vivir en pareja: El dinero.
P. Vicente Gallo S.J.
Un problema, que con frecuencia se hace presente atentando contra la UNIDAD en la relación de la pareja, se centra en el tema del dinero. El dinero es algo necesario para lo elemental de poder comer cada día sin las penurias de quienes no tienen ingresos, así como para criar a los hijos con las comodidades a las que tienen derecho, y para darles unos estudios que les abran el futuro promisorio; y también para el deseable esparcimiento de la familia en unas buenas vacaciones, diversiones o viajes. Es igualmente necesario como previsión y seguridad para posibles gastos que acaso se necesitarán por enfermedades o reveses que traiga la vida. El dinero es necesario hasta para poder servir más a toda la sociedad haciéndolo capital productivo. Sin dinero, normalmente se puede ser menos y vales menos, se puede servir menos y peor a los demás, o quizás no se puede hacer nada.
Pero vale la pena mencionar aquí los conflictos que, en torno al dinero, se ocasionan en la vida de pareja, y mirar cómo en ellos se puede llegar a muy feas confrontaciones o peleas, incluso a rupturas matrimoniales. Acaso se llega a conversar sobre el problema que en el tema del dinero se esté ocasionando; haciéndolo así para evitar incomprensiones y distanciamiento en la pareja. Pero, una vez más, quedará claro que sólo con el diálogo desde los sentimientos que se están teniendo es como se arregla el conflicto y llegarán a mejorar los dos sanando una relación deteriorada; vivirán con mayor INTIMIDAD a partir de la superación del problema, creciendo ambos en el amor y la unidad en vez de que el problema no resuelto los esté separando.
Los conflictos pueden surgir por causa de lo mucho que cuesta ganar ese dinero y la ligereza que se ve en el otro para gastarlo. También, porque sólo uno trabaja recibiendo sueldo, y es mezquino dando ese dinero muy de gota en gota o sin que alcance para tantos gastos necesarios; por la razón de que «es de él», y hace con ello lo que le parece. Puede ser que tengan sueldo los dos, pero que cada uno lo considera «muy suyo» lo que gana; peleando por ver quién aporta menos para el gasto común, o quién hace más lo que le viene en gana con eso que considera «suyo». Sencillamente, acaso, porque el dinero no alcanza para tantas necesidades que apremian, cuando los sueldos son exiguos y de verdad insuficientes para vivir como apetecerían. También si es el caso de que a uno le han robado o le han estafado, y el otro dice «a ti tenía que sucederte, inútil». Igualmente cuando, ante alguna necesidad apremiante, uno recurrió a pedir prestado, y después esa deuda se hace un problema todavía más grave para él y para ambos.
¿A dónde se llegaría peleándose? ¿Qué se arreglará conversando sobre el problema, más allá de no pelear, y aunque se pongan de acuerdo para ver cómo los dos juntos arreglan la situación? Solamente el dialogar desde los sentimientos que al uno o a los dos les afecten por ese problema, llegarán de veras a comprometerse para solucionarlo juntos. Y además de un abrazo o un beso amándose con intimidad, se darán las manos para medir juntos el peso del problema y hacerle frente siendo los dos «una sola carne».
La deficiencia económica que los aflige, permanecerá acaso. Pero no el conflicto en su vida de relación. Viéndose apoyados el uno en el otro de manera tan incondicional, vivirán amándose como se lo prometieron al casarse: en la salud y en la enfermedad, en las alegrías y en las penas, en los problemas igual que en la bonanza. Y serán felices aunque les falte la riqueza; porque, para ambos, la felicidad que anhelan es la de vivir el amor verdadero, y no verse perdidos sin apoyo ni con quien descansar.
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