Doctrina Social de la Iglesia - 45. La Globalización II



P. Ignacio Garro, jesuita †


8. LA GLOBALIZACIÓN

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8.2.- La globalización económica o la economía global

El aspecto más sobresaliente de la globalización es el económico. Y se puede definir: “la globalización es un proceso dinamizador de creciente libertad e integración mundial de los mercados de trabajo, bienes, servicios, tecnología y capitales”. [1] “Una economía global es una realidad nueva para la historia, distinta de una economía mundial. Una economía global es algo diferente. Es una economía con la capacidad de funcionar como una unidad en tiempo real a escala planetaria, sólo a finales del S. XX la economía mundial fue capaz de hacerse verdaderamente global en virtud de la nueva infraestructura proporcionada por las tecnologías de la información y la comunicación. Esta globalidad incumbe a todos los procesos y elementos del sistema económico”, [2].

La economía y, sobre todo, las finanzas corren hoy a gran velocidad hacia la globalización, y una de las causas principales han sido las grandes fusiones y adquisiciones empresariales (así en el mundo de la industria automotriz: la empresa de automóviles “Mercedes -  Daimler”, alemana compra la empresa norteamericana “Chrysler”; la empresa francesa de automóviles “Renault” compra el 45% del capital total de la empresa japonesa “Nissan”; la General Motors americana compra la empresa coreana Daewoo, etc.). El crecimiento y el poder de las empresa multinacionales son enormes. Hoy día las multinacionales controlan alrededor de una tercera parte de la producción mundial y dos terceras partes del comercio mundial. Y lo más significativo es que alrededor de una cuarta parte del comercio mundial tiene lugar dentro de las empresas multinacionales, al margen del control de los Estados independientes.

El proceso de globalización económica se ha acelerado por la conjunción de cinco elementos:

1º.- El fin de los controles de cotizaciones bancarias, las innovaciones financieras y el progreso en la transmisión de las informaciones, han llevado al nacimiento de un mercado financiero mundial que funciona en tiempo real.

2º.- La organización de las grandes empresas en estructuras de redes mundiales que ignoran cada vez más las fronteras soberanas nacionales .

3º.- La transmisión universal e instantánea de las informaciones vía Internet.

4º.- La alianza entre democracia y mercado comercial.

5º.- La toma de conciencia por parte de la opinión pública mundial de que ciertos problemas fundamentales de nuestra época son esencialmente transnacionales. Ejemplo: la protección del medio ambiente, se han talado en el mundo la tercera parte de los bosques tropicales y no se van a recuperar en siglos, el problema de la droga, del SIDA, del Terrorismo, el dinero negro en paraísos fiscales exonerados de impuestos, la venta de armas, etc.

La globalización económica deriva de la interdependencia cada vez más estrecha de las economías de todos los países, de la libertad absoluta en la circulación de capitales, de la supresión de barreras aduaneras y reglamentaciones y de la intensificación del comercio y del libre cambio de moneda. Nunca la economía había sido tan global, y a la vez tan volátil e inestable. La globalización incorpora una gran inestabilidad a los mercados financieros internacionales. Desde el punto de vista económico se habla mucho de la “globalización de los mercados financieros”, expresión con la que se quiere describir  dos cosas: 1.- el crecimiento exponencial de los mercados financieros; 2.- la facilidad y la libertad de movimiento de dinero entre ellos. Estas dos características hacen que estos movimientos tengan características de verdaderas avalanchas que entran y salen de los mercados financieros de los diversos países en pocos minutos y, en ese espacio corto de tiempo, pueden dar un vuelco drástico y espectacular al entorno económico de cualquier país en vías de desarrollo. Así ocurrió en la crisis de México de 1995; la del sureste asiático en 1997; la de Rusia en 1998 la crisis de Argentina en el año 2000 etc. Se estima que las operaciones  consistentes en compras y venta de moneda extranjera pueden llegar en un solo día a más de un billón de dólares 1´000.000.000.000. USA.

Por otro lado la globalización económica en el aspecto de producción laboral posibilita que cualquier producto pueda elaborarse en cualquier parte del mundo y venderse en cualquier otro, gracias a la innovación tecnológica, a los adelantos en los transportes y las facilidades de comunicación, a la libre circulación del capital. Todas estas ventajas y posibilidades que vemos en la globalización presenta a su vez puntos oscuros. No se trata pues, de bloquear el proceso de globalización sino de reorientarlo, de ordenarlo y guiarlo, respetando la democracia, es decir, el reparto de poder para que los diferentes agentes sociales puedan tomar libremente sus decisiones en este nuevo, dinámico y vasto escenario. [3]

También es verdad que el fenómeno de la globalización despierta temores. En los países ricos  el temor principal radica en que la globalización y la alta competitividad desenfrenada que ella provoca, lleven consigo a muchas trabajadores a la desocupación y a la pérdida de pensiones, de seguro de enfermedad y de vejez. Mientras en los países en vías de desarrollo (PVD) el temor consiste en quedar excluidos o dominados por nuevas entidades económicas multinacionales que no se responsabilizan ni responden a ningún poder político. Ante estas dificultades reales algunos proponen una nueva forma de gobierno global, que se organice una nueva economía mundial, en nuevos organismos que regulen y redistribuyan las grandes ganancias de los países más desarrollados en los países en vías de desarrollo. Esta nueva forma de gobierno debería estar basada en un sentido muy profundo de solidaridad, que se exprese en términos reales en colaboración tecnológica, prestación de capitales a muy bajo interés, ayudas humanitarias, etc. y que no quede excluido ningún país del progreso y del bienestar humano.

A la globalización como fenómeno mundial hay que responder con un tipo de “globalización solidaria y universal”, de manera que el proceso pueda ser visto como una promesa que avanza realmente y no como una promesa incumplida, que es la que sufren en estos momentos más de la mitad del género humano.

 

8.2.1.- Características de la globalización económica

La globalización económica que  hoy se deja sentir con más fuerza reviste las siguientes características.

1º.- La internacionalización de la producción y el desplazamiento rápido y masivo de la fabricación hacia los nuevos países del sur, con mano de obra más barata.

2º.- Las economías nacionales están cada vez más interrelacionadas, produciéndose la “unificación macroeconómica”. Esto significa que los factores determinantes  del ingreso y del empleo son cada vez más globales, menos nacionales, los patrones de producción y consumo son interdependientes; los mercados de bienes y servicios, capital, trabajo e instrumentos financieros están más integrados.

3º.- Una creciente y rápida movida del capital, sobre todo del capital internacional financiero.

4º.- Cambios en el conocimiento que han supuesto contar con comunicaciones más rápidas y eficaces.

5º.- Un rechazo de estructuras centralizadas en el poder y planificación desde el Estado.

La globalización económica es, sin duda, el resultado de expansión del capitalismo hasta los confines del planeta. Esta economía global es, por tanto, algo más que una economía internacional. Esta última respecta las soberanías y se limita a interrelacionar, mediante el comercio, la inversión, el crédito, las partes autónomas de un conjunto aún no integrado. La globalización en cambio supone no tanto la prolongación de ese proceso de interrelación como su transformación. La creciente integración de las partes constitutivas de la economía mundial confiere hoy a la globalización una dinámica que se escapa cada vez más del control de los Estados soberanos y libres. Algunas facultades propias de la soberanía, como la gestión de la moneda y de las finanzas públicas, han quedado muy mermadas. La rapidez con que, a raíz de la revolución en las telecomunicaciones, circulan por el mundo informaciones, imágenes, capitales, etc, ha hecho que las nociones de fronteras y de territorio soberano hayan quedado en muchos casos obsoletos.

 

8.2.2.- Principales causas de la globalización económica

Las tres principales causas de las globalización son:

1º.- La aceleración de los ritmos de apertura económica y de los intercambios de mercancías y servicios.

2º.- La liberación de mercados de capitales que ha integrado las plazas financieras y las bolsas de valores de todo el mundo.

3º.- La revolución de las comunicaciones y de la informática, que ha conectado el tiempo real con el espacio.

La globalización económica ha aprovechado al máximo el desarrollo explosivo de dos sectores considerados las columnas vertebrales de la sociedad moderna: los mercados financieros y los medios de comunicación.

 

8.2.3.- Cinco grandes cambios producidos por la globalización económica

1º.- La expansión de nuevas formas de producción. Estas nuevas formas de producción consisten en la desmaterialización y la desnacionalización de muchos productos y de sus procesos productivos. La desmaterialización de los productos significa que su valor añadido ha pasado a depender más los elementos inmateriales que llevan incorporados, como son: diseño del producto, imagen de marca; patentes, etc, que de la manipulación física de los elementos materiales que lo integran. Por ejemplo: en el precio de una coca-cola, hoy vale más la propaganda, la publicidad y la patente del invento que los elementos materiales que lo componen. Y así en muchos otros productos.

Cada vez podemos creer menos en lo de “Made in ...” porque los cambios recientes de las tecnologías de la información y de la comunicación y en los transportes han facilitado a las empresas la “división internacional” de los procesos productivos; existen muchos bienes para los cuales cada fase del proceso de producción puede realizarse en el país que más beneficios genera a la empresa.

2º.- Cambio en el mundo del trabajo. Hoy debido a las grandes tecnologías, los trabajadores se dividen en dos grandes categorías: los “trabajadores auto-programables” y los “trabajadores genéricos”, o dicho con palabras más sencillas: trabajadores superespecializados y trabajadores normales.

Los trabajadores auto-programables  son los que saben manejar las altas tecnologías y adaptarse continuamente a los cambios que éstas imponen, son los trabajadores que generan la parte más importante del valor añadido de los procesos y son difíciles de sustituir en la empresa. Los trabajadores normales realizan trabajos menos importantes y son fácilmente prescindibles a nivel individual. El resultado de esto ha sido el debilitamiento del poder de los trabajadores a la hora de reclamar su participación en la riqueza que la producción genera. Los resultados palpables de la globalización en el mundo del trabajo han sido, un aumento del paro, la desigualdad en los salarios de unos y otros trabajadores.

3º.- Tercer cambio. Cambio del mundo del capital. La propiedad del capital se ha hecho muy compleja. En primer lugar están los viejos ricos, cuya riqueza está ligada a la posesión del capital o de recursos naturales como tierras, viviendas, etc. Por otro lado están los nuevos ricos como el norteamericano Bill Gates, que no tienen capital ligado a recursos naturales, pero que han podido crear grandes empresas multinacionales gracias a la desmaterialización de los productos con los que trabajan.

Existen también los grandes monopolios de “Fondos de Inversión” en EEUU. Que cuenta con 90 millones de afiliados en diversas Compañía de Inversión [4]; alimentados por los ahorros de los trabajadores, pensionistas, sindicalistas jubilados, etc, que se convierten de esta manera en capitalistas, en una modalidad nueva y compleja, de la cual muchos de ellos no se dan cuenta. Estos fondos son gestionados por equipos especializados de financieros que mueven grandes cantidades de capital buscando rentabilidad a corto plazo, son muy especulativos y por lo tanto muy peligrosos. Como ejemplo relatamos el siguiente: en 1995 se movieron en un día en el mercado de capitales un billón y medio de dólares 1.500.000´000.000, cuando los pagos del comercio internacional en un día no sobrepasan los diez mil millones de dólares (10.000´000.000). Así pues, los capitales de los fondos de inversiones de pensionistas de jubilados corren a una velocidad 150 veces superior a lo que necesita la economía real.

4º.- Deterioro del medio ambiente. El modelo occidental de crecimiento occidental no es sostenible. Pero resulta que los medios de comunicación lo están transmitiendo a los países pobres como el modelo ideal y esto es irrealizable. Si todo el Tercer y Cuarto Mundo consume y vive como el Primer mundo el globo terráqueo se agotaría en menos de 50 años. El 20% de la población del Primer mundo (1.500 millones de personas) consume el 80% de lo que se produce en el mundo y el 80 % de los habitantes del mundo (4.500 millones de personas) consumen el 20% restante. Esta ecuación es insostenible desde cualquier punto de vista, hay que buscar un modelo de desarrollo sostenible.

5º.- Cambio fundamental del papel del Estado como agente económico que promueve el bien común y dirige la marcha del país. La función del Estado Nación que todos conocemos es puesto hoy día en tela de juicio, algunos dicen que es ya obsoleto, que su función está en camino de extinción. Hay que buscar formas nuevas de gobierno. Así, el modelo de mercado nacional ya no representa el punto central de la economía. Ahora todo el peso de la economía gira en el espacio mundial dominado por las grandes transnacionales. La globalización económica lleva, lenta pero inexorablemente, a una reducción de las competencias de las autoridades nacionales en materia monetaria, financiera y fiscal. El Estado Nación controla cada vez menos la macroeconomía de inversiones extranjeras, porque ésta se ha vuelto global, y aparece cada vez más despojado de soberanía real en este campo, al tiempo que se siente impotente frente al poder de los mercados financieros internacionales.

Una de las primeras características de las globalización económica es la “supremacía de la economía respecto de la política”. Ya no ocurre como en otros momentos de la historia, en los que la economía, las finanzas y la política formaban un bloque más o menos coherente, dirigido por el Estado, sino que esta relación se ha descompensado. Ahora hay una tendencia permanente de la economía a colonizar la política y domina en la sociedad un economicismo de laboratorio que no atiende a las exigencias de la política y a los costes sociales que ello implica. Un periodista español refiriéndose a uno de los mitos financieros modernos, estadounidense de origen húngaro George Soros, lo expresa muy bien,[5].

Por otra parte debemos comentar cómo aquellas instituciones Internacionales que se fundaron para procurar el desarrollo de los países más pobres como son el Fondo Monetario Internacional (FIM), y el Banco Mundial (BM), y el Banco Mundial para el Desarrollo, (BID), han obligado a los gobiernos de muchos países pobres no sólo a poner freno a la inflación pública, y a la deuda pública, sino que también obligan a los gobiernos a privatizar las empresas estatales y liberar la entrada de capitales o de empresas multinacionales. El pago de la deuda pública, en muchos países se ha hecho impagable y en otros es una carga tan pesada que impide el más mínimo desarrollo. Con estos mecanismos los ricos son cada día más ricos y los pobres cada día son más pobres. Y por ahora no se ve la vía de solución. A no ser la condonación de la deuda y la promoción de una solidaridad internacional. De lo contrario y si el mundo sigue como hasta ahora la injusticia va a ser cada vez mayor.

 

8.2.4.- La globalización tiene un carácter selectivo

En principio, se repite insistentemente que es necesaria una liberalización de todo y que alcance a todos los mercados en la creencia de que las corrientes libres del comercio, finanzas e información producirán el mejor resultado para el crecimiento y el bienestar humano. Pero luego este principio tan defendido en la teoría sufre verdaderas distorsiones  discriminatorias siguiendo el dictados y las disposiciones  de los Estados, de los Gobiernos más poderosos y de otras múltiples instancias que gozan de un poder equivalente. Piénsese en las asociaciones de los Fondos de Inversión de pensionistas en Estados Unidos, que capitalizan miles de millones de dólares en inversiones financieras en diversas partes del mundo. Estas inversiones multimillonarias quedan en manos de un Gerente general, de un consejo de dirección, que deciden invertir o desinvertir, allí donde a ellos más les interesa sin tener en cuenta el daño económico político y social que pueden realizar con este tipo de especulaciones financieras.

Esta forma de proceder neoliberal, o de fragmentación social, tiene como consecuencias un aumento de inestabilidad y de inseguridad de los ciudadanos en general y en su quehacer diario. Cuando en una democracia libre se llama a los ciudadanos a entrar en un proceso de elecciones generales, para elecciones presidenciales, etc, los candidatos políticos elegidos tienen poco, muy poco, o casi nada que decidir en el tema macro-económico y de desarrollo en el país. Nos gobiernan económicamente desde fuera. Esto, políticamente hablando, es una tragedia. Los ciudadanos no se sienten representados ni defendidos, ni promocionados por los políticos que han elegido, pues hay otras instancias económicas y extranjeras que deciden al margen de ellos. Entonces ¿para qué elecciones? ¿en qué queda la democracia? Si son otros, los forasteros los que deciden económica, social y humanamente los destinos del país. Este es uno de los problemas más graves en la vida política y social de los pueblos, sobre todo de aquellos tienen menos medios económicos y dependen casi exclusivamente de las inversiones extranjeras para poder crear puestos de trabajo y procurar el desarrollo del país.

 

8.2.5.- La globalización ha incrementado las desigualdades y la pobreza

Este carácter selectivo de la globalización acarrea, inevitablemente, un aumento de las desigualdades y de la pobreza. La globalización tiene ganadores y perdedores, acentuándose la tradicional tendencia a la discriminación entre países ricos y pobres: éste no es un fenómeno nuevo en la historia de la humanidad, aunque por un momento pareció de cambiar de sentido en el S. XX. Pero el hecho real es que la pobreza aparece con toda su crudeza en cerca del 80% de la humanidad (4.500 millones de personas humanas); vive en el desempleo masivo, o trabajo precario, salarios injustos con los que no se permite vivir ni con el mínimo necesario; mientras, los más ricos del mundo del 15% al 20%, (de 1500 millones a 1500 millones de personas humanas), cada día tienen más dinero y mejores medios para acceder a medios de producción y tener mejor nivel de vida. Tiene que haber unas reglas de juego internacionales que regulen estas desigualdades manifiestas.

Sin embargo, esta desigualdad cada día más grave no es intrínsecamente por culpa de la globalización en sí misma, sino de aquellos que se valen de la globalización para acaparar cada día más y más sin tener sentido de justicia y equidad con todas las masas pauperizadas. Hace falta que el proceso de la globalización sea controlado y sometido a criterios racionales que tengan en cuenta la equidad para todas las personas que formamos la humanidad. Esto exige trabajar contra la expansión de la pobreza que atenta contra la dignidad de la persona humana.

Cuando los estudiosos hablan de “países pobres” frente a “países ricos”, conviene no perder de vista que la pobreza es primeramente un problema de personas y grupos sociales, que está presente, si bien de forma desigual, en todos los países del mundo. La pobreza significa no sólo bajos ingresos, bajo consumo, sino también mala nutrición, mala salud, falta de poder adquisitivo, vidas más cortas, riesgo de vida, vulnerabilidad y miedo.

Los datos del Banco Mundial en el año 1998 afirman que el número de personas que viven con menos de 2 dólares diarios había pasado de 2.550 millones en 1987, a 2800 millones en 1998. Eso significa que la mitad de los habitantes del planeta viven en dramáticos niveles de pobreza. De los 2.550 millones 1.200 millones estarían viviendo en los márgenes mínimos de la vida, con menos de 1 dólar diario por persona. Según la FAO (organismo de la ONU sobre la alimentación en el mundo) seis millones de niños menores de 5 años mueren de hambre; y unos 200 millones de niños tienen problemas serios de crecimiento normal debido al hambre. Mientras tanto el 15 - 20% de los países más ricos gastan unos 300.000 millones de dólares al año en armas.

El aumento o la reducción de la pobreza varía según las regiones. En Asia Oriental, el número de personas que viven con menos de 1 dólar diario ha pasado de 418 millones de personas a 280 millones en 1998. China ha disminuido su pobreza de 305 a 212 millones de pobres. En el Sur de Asia y en el África subsahariana, junto con Latinoamérica y el caribe se ha pasado de 67 millones de personas a 79 millones de personas que viven con menos de 1 dólar diario. En los antiguos países comunistas llamados países del Este de Europa y de Asia Central, el número de personas que viven en la extrema pobreza, es decir, menos de 1 dólar diario, se ha pasado de 1,5 millones de personas a 24 millones de personas con hambre. Una última aclaración de todo ingente número de millones de personas, dentro del drama de la hambruna generalizada, los que más la padecen son las mujeres y los niños, junto a los enfermos.

Este aumento escandaloso de pobres de 255 millones de personas pobres entre ele año 1987 al 1998 sumado al número los 2.800 millones  = 3055 millones de personas pobres que viven por debajo de 2 dólares diarios, más el aumento en 16 millones de personas humanas  de los 1.200 millones de personas = 1216 de millones personas pobres que viven con menos de 1 dólar diario va en aumento cada vez más por la explosión demográfica, que ha pasado de 5.300 millones de personas en 1990 a 6.055 millones en el año 2000 y esta cifra irá en aumento pues para el año 2025 se calcula que en el planeta habrá unos 7.890 millones de personas y los ricos seguirán siendo cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. Para el año 2025 habría que crear entre 35 y 40 millones de puestos de trabajo al año. A esto hay que añadir que los pobres cada vez producen menos productos agrícolas porque los países ricos sobreprotegen a sus agricultores nacionales con subvenciones millonarias e invaden sus productos básicos a nivel mundial.

Las diferencias entre ricos y pobres también se dan y aumentan en los países ricos. En EEUU, en el año 1966, el 20% más rico de la población poseía 7 veces más de renta per cápita que el 20% de renta más pobre. En 1992, esa relación era ya de 11 veces y sigue creciendo. De hecho hoy día el 1% de las familias más ricas de EEUU detentan el 39% de la riqueza total del país. A su vez los salarios de la clase media y su poder adquisitivo han ido decreciendo desde 1973 hasta el año 2000 en un 14%. Los que más han sufrido han sido los trabajadores de ingresos más bajos, cuyos salarios reales han caído más de un 20%. Los cambios tecnológicos, debido especialmente a la introducción de la informática, automatización, robotización y otros adelantos de la industria y el comercio en las empresas han contribuido a este deterioro de los salarios.

 

8.2.6.- Consecuencias económicas, sociales y políticas de la globalización

El primer dato que se connota estadísticamente es que la globalización mal aplicada ha hecho aumentar el grado de inestabilidad e inseguridad en las sociedades. Esto se origina por el fenómeno llamado “fragmentación”: la globalización, cuando no alcanza a todos por igual, trae no sólo desintegración en la sociedad sino además fragmentación, dividiendo a las comunidades, a las naciones, las regiones entre los que están integrados a la globalización y los que están excluidos.

Esta fragmentación social tiene como consecuencia un aumento de la inestabilidad y de la inseguridad de los ciudadanos en general. Entre sus manifestaciones puede mencionarse: las disparidades de ingreso “per capita” en aumento; la inseguridad en cuanto al empleo y al salario justo y bien remunerado; los vaivenes rápidos en la coyuntura económica, muy relacionados con la volatilidad financiera, hoy tan importante; la facilidad de contagio y amenaza de una recesión a escala mundial; el crecimiento de la delincuencia mundial, el crecimiento del tráfico de drogas, el comercio ilegal de la venta de armas de guerra, el tráfico ilícito de mujeres y niñas para la explotación sexual; la difusión del SIDA; los conflictos civiles y su nueva interacción con los negocios; la degradación del medio ambiente, como la tala indiscriminada de bosques. Todas estas cosas significan que la globalización aumenta las oportunidades de adelanto humano sin precedentes para algunos que tienen oportunidades de valerse de ella, pero a su vez reduce esas oportunidades para las grandes mayorías incidiendo en la inestabilidad y la inseguridad ciudadana.

La globalización bien aplicada está integrando la economía, la cultura, y la estructura de gobierno pero a la vez está fragmentando las sociedades. Impulsada por la fuerza de los mercados comerciales, la globalización en esta época procura fomentar la eficiencia económica; generar crecimiento y producir utilidades. Pero se equivoca en cuanto a las metas de la equidad en la aplicación de la justicia social, en la erradicación de la pobreza, y el realce de la seguridad humana. El que haya grandes masas de gentes sin trabajo ni posibilidad de trabajo origina habitualmente la delincuencia, el desorden público, el desorden de la sociedad. Estas premisas sociales no se pueden olvidar, por ello crear puestos de trabajo debidamente remunerados es una obligación principal de las Empresas privadas y del Estado en casos de emergencia.



[1] “Comprender la globalización” G. de la Dehesa, Alianza Edit. Pg 19.

[2] “La era de la información”. M. Castells, Pgs 119-120. Edit: Alianza Editorial, 1978.

[3] “La globalización económica” J. Arriola, pgs, 25-26: “La globalización no tiene por qué ser un fenómenos negativo. No es cierto que sólo a escala local se puedan resolver los problemas de la gente: la cuestión no es el tamaño de la economía, sino el reparto del poder para tomar decisiones. Si el proceso de globalización avanza desde la esfera financiera a la producción y distribución; de la economía a la política y a la cultura; sí “los de abajo” no están organizados para responder a escala global a estos desafíos, se facilita la centralización de poder en manos de quienes sí están participando activamente en la globalización: los grandes capitalistas, los tecnócratas internacionales, las burocracias de los organismos multilaterales”.

[4] En el periódico español “El País” del 16 de nov. del 2003, sección “Negocios”, pag 16, el periodista S. Pozzi comentaba desde Nueva York la noticia que en una de las Compañías de Fondos de Pensiones de EEUU, con más de 90 millones de afiliados, habían movido en las Bolsas de Valores de todo el Mundo, especialmente en Wall Sreet, 7 billones de dólares (7.000.000´000.000), con unas ganancias aproximadas de trescientos cincuenta mil millones (350.000´000.000) de dólares. Una de las 12 Compañías de Fondos de Pensiones e Inversión “Alliance Invest/Alliance Bernstein Capital” gestionó más de 480.000´000.000 millones de dólares. Hubo corrupción escandalosa en los dirigentes por  prácticas fraudulentas  de esta última Compañía y en un solo día los ahorristas retiraron 9.400.000.000 millones de dólares, por falta de confianza. El escándalo tiene su origen en dos prácticas de mercado detectadas en estas compañías conocidas como “late trading”, y “market timing” y que están terminantemente prohibidas. Los dirigentes de la Compañía fueron despedidos y sancionados inmediatamente por la Fiscalía General de Nueva York y por la Securiry and Exchange Commision. Esta es una pequeña anécdota del mundo capitalista en su más puro estilo.

[5] “El poder en el mundo”, J. Estefanía. Pgs: 45-46. “Los mercados votan cada día, obligan a los gobiernos a adoptar medidas ciertamente impopulares, pero imprescindibles. Son los mercados quienes tienen sentido de Estado. Esto es, son los mercados los que mandan. El poder fáctico por excelencia del S. XXI. El mercado como el gran regulador de la vida económica, el guía de los hombres y las sociedades que deben de adaptarse para sobrevivir”




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