P. Ignacio Garro, jesuita †
5. EL CREDO
Continuación
5.18. LA SANTA IGLESIA CATÓLICA
5.18.1. LA IGLESIA, CONTINUADORA DE LA MISIÓN DE CRISTO
"¿Qué objetivo -se preguntaba el Papa León XIII- persiguió Cristo al fundar la Iglesia? ¿Qué se propuso? Una sola cosa: transmitir a la Iglesia, para continuarlos, la misma misión y el mismo mandato que El había recibido de su Padre" (Enc. Satis cognitum).
Pocos años antes, el Concilio Vaticano I había declarado que Cristo, "Pastor eterno, decidió fundar la Santa Iglesia para perpetuar la obra salvífica de la redención" (Dz. 1821).
Unos años después, el Concilio Vaticano II subraya de nuevo esta continuidad e identidad profunda entre la misión de Cristo y de la Iglesia: "Esta misión (de la Iglesia) continúa y desarrolla en el transcurso de la historia la misión del propio Cristo, que fue enviado para anunciar a los pobres la buena nueva" (Decr. Ad gentes, n.5).
Estos textos son eco directo de la Sagrada Escritura (cfr. In. 17, 18; 20, 21; Mt. 28, 18-19; Lc. 10, 26; 1 Cor. 5, 20) y de la Tradición.
Cristo es la Cabeza y constituye la salvación; la Iglesia es su Cuerpo, y constituye su culminación. Su papel consiste en comunicar a los hombres esa salvación ya conseguida definitivamente por Cristo.
La Iglesia es ese Cuerpo que debe crecer hasta alcanzar su talla adulta (cfr. Ef. 4, 13) y convertirse en el Cristo total, y que debe extender el Reino hasta los confines del mundo
Etimológicamente, Iglesia significa reunión, congregación de personas, y católica significa universal.
5.18.2. ORIGEN DE LA IGLESIA
Toda la vida de Jesucristo estuvo orientada a fundar la Iglesia. Pueden en ella distinguirse los siguientes momentos:
1°. MOMENTO
Preparó su fundación instruyendo a sus discípulos y a sus Apóstoles durante tres años, haciéndoles aptos para la predicación de su doctrina. Durante toda su vida pública, Cristo va revelando el Reino de Dios prometido muchos siglos antes en las Escrituras, concibiendo su realización en una comunidad unida a su persona a la que se llamará Iglesia.
2°. MOMENTO
Fundó la Iglesia cuando, después de haber instruido a un número amplío de discípulos (cfr. Lc. 6, 17; 19, 37-39), de entre ellos elige a doce "para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar" (Mc. 3, 13-14).
En efecto, el Señor les escoge para que:
Convivan con El: esta era una característica de todo discípulo rabínico, ya que el aprendizaje de la ley, era una sabiduría práctica que se adquiría contemplando actuar a los maestros. El Señor:
- les instruye acerca de los misterios del reino (cfr. Mc. 4, 10-11);
- les descubre el sentido de las parábolas (cfr. Mc. 7, 17);
- les enseña aparte (cfr. Me. 6, 31), estableciendo una neta diferencia entre ellos y los demás (cfr. Mc. 9, 28-30);
- les revela el futuro de Jerusalén y el comienzo de la nueva era (Mc. 13, 3ss.) y sobre todo, el misterio de su Pasión y de su Muerte (cfr. Mc. 8, 31; 9, 30; 10, 32).
En vistas al apostolado: por eso les llama Apóstoles (cfr. Lc. 6, 13). El Señor les dará la misión de predicar su doctrina por todo el mundo, confiriéndoles el triple poder de enseñar, santificar y gobernar a los fieles (cfr. Mt. 28, 18).
Como la jerarquía de los Apóstoles necesitaba un principio de unidad estable, una cabeza que rija, gobierne y mantenga unida a la grey, "para que el episcopado fuese uno solo e indiviso, estableció al frente de los demás apóstoles al bienaventurado Pedro" (Const. Lumen Gentium, n. 18).
3° MOMENTO
Constituyó definitivamente a la Iglesia en la cruz. Sacrificándose por su pueblo, el Siervo de Yahvé sella con su sangre la nueva y definitiva alianza entre Dios y los hombres, constituyendo a su Iglesia como realidad eficiente de salvación (acontecimiento de gracia) y como sacramento eficaz para conseguir esa salvación.
Su Resurrección es el nacimiento de la Iglesia porque por ella el Sacrificio de la Cruz aparece como la realización del designio de Dios sobre el mundo: "¿no era acaso necesario que el Cristo padeciera esas cosas para entrar en su gloria?" (Lc. 24, 26). La entrada en la gloria, la Resurrección, constituye la inauguración del Reino.
5.18.3. EL TIEMPO DE LA IGLESIA: PENTECOSTÉS
Los Apóstoles comenzaron a cumplir la misión que Cristo les confió el mismo día de Pentecostés, con éxito tan admirable que San Pedro convierte ese día a 3,000 personas con su primera predicación (cfr. Act, 2, 41), y más adelante a 5,000 con la segunda (cfr. Act. 4, 4).
Luego los Apóstoles se esparcieron por todo el mundo, e iban fundando comunidades cristianas donde predicaban. Estas comunidades eran regidas por Obispos consagrados por ellos, y estaban unidas entre sí por una misma fe, unos mismos sacramentos y un mismo jefe común: San Pedro y sus sucesores.
Pentecostés constituye la fase de manifestación y promulgación de la Iglesia.
"La Iglesia que Cristo ha fundado en si mismo por su pasión sufrida por nosotros, la funda ahora en nosotros y en el mundo mediante el envío de su Espíritu" (Yves Congar, Esquisses du inystere de l"Eglise, p. 24).
Es esencialmente, un misterio de culminación (cfr. Act. 2, 32-33): consumado definitivamente el Sacrificio de Cristo y conseguida la salvación, se completa ahora el misterio con su universalización y su comunicación a los hombres.
"¿Dónde comenzó la Iglesia de Cristo? Allí donde el Espíritu Santo bajó del cielo y llenó a 120 residentes un solo lugar" (San Agustín, In Ep. Ioa. ad Parthos)
5.18.4. CUALIDADES DE LA IGLESIA: VISIBLE, PERPETUA, INMUTABLE E INFALIBLE
Jesucristo quiso que adornaran a su Iglesia cuatro cualidades; que fuera visible, perpetua, inmutable e infalible.
1°. Su visibilidad consiste en que es una sociedad visible y exterior.
En efecto, Jesucristo:
- Estableció un signo visible para entrar a ella: el bautismo.
- Puso a su cabeza autoridades visibles: San Pedro, los demás Apóstoles y sus sucesores.
- Le procuró medios exteriores de santificación: la predicación, los sacramentos, la obediencia a la autoridad.
Se equivocan, pues, los protestantes al afirmar que no fue la intención de Cristo el formar una sociedad exterior y visible.
Cristo quiso que su Iglesia fuera visible para que los hombres pudieran identificarla, reconocer su autoridad y acudir a sus ministros. De otra manera no hubiera podido obligarlos, bajo pena de condenación eterna, a pertenecer a ella.
De modo específico, ante cualquier confusión o duda, la Iglesia se identifica con Pedro, el Papa o Pastor Supremo: Ubi Petrus, ibi Ecclesia, ibi Deus, enseñaban los Santos Padres: "donde está Pedro, ahí está la Iglesia, ahí está Dios".
2°. Su perpetuidad consiste en que perdurará siempre, pues tiene la promesa de Cristo: "Yo estaré con vosotros hasta el fin de los siglos" (Mt. 28, 20).
La Iglesia debe ser perpetua en razón de su fin, pues debe salvara todos los hombres hasta el fin de los tiempos.
La perpetuidad de la Iglesia se llama también indefectibilidad. Indefectible significa que no puede faltar.
3°. Su inmutabilidad consiste en que ha conservado y conservará invariable el tesoro que recibió de Cristo, a saber: el dogma, la moral y los sacramentos.
No hay duda que ha habido desenvolvimiento y perfección en el dogma católico. Pero este desenvolvimiento consiste, no en que se hayan enseñado verdades nuevas, no contenidas en la Sagrada Escritura o en la Tradición; sino que se han declarado y enseñado en forma perfectamente clara y explícita verdades que estaban allí contenidas en forma general, oscura o imprecisa. Por ejemplo la Escritura enseña que en Dios hay Padre, Hijo y Espíritu Santo. El dogma se fue desenvolviendo hasta que encontró la fórmula precisa: en Dios hay tres persona en una sola Naturaleza. Y así ha sucedido con otras verdades.
4°. Su infalibilidad consiste en no poder errar en asuntos pertinentes a la fe y a la moral.
La infalibilidad es necesaria a la Iglesia porque Dios asoció la salvación a la pertenencia a la Iglesia: "el que creyere y se bautizare, se salvará" (Mc. 16, 16). Pero sí la Iglesia pudiera errar, ya no seria garantía absoluta de salvación, lo cual, repugna a Su Sabiduría.
5.16.5. Las notas de la verdadera Iglesia: Una, Santa, Católica y Apostólica
Fuera de la Iglesia Católica hay dentro del cristianismo algunas otras iglesias, las principales son las protestantes y las cismáticas. Para distinguir la verdadera Iglesia de las que no lo son, podemos acudir a cuatro notas, que la caracterizan, señaladas por el mismo Jesucristo.
La verdadera Iglesia debe ser una, santa, católica y apostólica.
En estas notas, la Iglesia, 1leva en sí misma y difunde a su alrededor su propia apología, Quien la contempla, quien la estudia con ojos de amor a la verdad, debe reconocer que Ella, independientemente de los hombres que la componen y de las modalidades prácticas con que se presenta, lleva en sí un mensaje de luz universal y único, liberador y necesario, divino" (Pablo VI alloc. 23-VI-1966), cfr. Puebla, núm. 225.
a) Debe ser una, porque Jesucristo no quiso fundar sino una sola Iglesia con una sola doctrina y un solo jefe.
Jesucristo prometió a Pedro que sobre él edificaría su Iglesia (". - . edificaré mi Iglesia Mt. 16, 18), no sus Iglesias. Expresa su deseo de que todos los hombres formen "un solo rebaño bajo un solo pastor" (Jn, 10, 16), y manifiesta que "Todo reino dividido sí mismo, será desolado" (Mt. 12, 25).
Y San Pablo, recomendando a los fieles de Efeso una estricta unidad, emplea la fórmula: ---Un solo Señor, una fe, un bautismo" (4, 5), en que está claramente indicada la triple unidad: de doctrina (una fe); de gobierno (un solo señor) y de culto (un bautismo).
b) Debe ser santa, porque Cristo la fundó para santificar a los hombres
Jesucristo manifestó la fuerza santificadora de su doctrina: "Yo les he comunicado tu doctrina; santificándolos en verdad; la palabra tuya es la verdad misma" (Jn. 17, 17), y San Pablo declara: "Jesucristo amó a su Iglesia y se entregó para santificarla, a fin de hacerla comparecer santa e inmaculada" (Ef. 5, 27) .
c) Debe ser católica, porque Cristo la estableció para todos los pueblos y para todos los tiempos.
"Id y enseñad a todas las naciones- (Mt. 28, 19). -Yo estaré con vosotros hasta la consumación de lossiglos". "Me serviréis de testigos hasta los confines del mundo" (Hechos 1, 8),
La expresión Iglesia Católica (universal) aparece por vez primera en San Ignacio de Antioquía (Smyr, 7, 2)y ya en el S.VI se ha convertido en nombre propio de la Iglesia.
La Iglesia no es católica por el hecho de estar actualmente extendida por toda la superficie de la tierra y contar con un crecido número de miembros. La Iglesia era ya católica la mañana de Pentecostés, cuando todos sus miembros cabían en una reducida sala... Esencialmente, la catolicidad no es cuestión de geografía, ni de cifras... Es primordialmente una realidad intrínseca a la Iglesia (Henry de Lubac, Catholicisme).
d) Debe ser Apostólica, ya que si la catolicidad nos presenta la presencia de Cristo en todo el mundo, la apostolicidad nos habla de su continuidad a través de los siglos. La Iglesia es Apostólica porque todos sus elementos esenciales proceden de Cristo a través de los Apóstoles, y están garantizados por una sucesión ininterrumpida hasta el fin de los tiempos. La apostolicidad es uno de los argumentos más utilizados para mostrar la legitimidad de la misión de la Iglesia:
"¿Cómo es posible tener por pastor a aquél que no sucede a nadie, y que es ya de entrada un extraño y profano?" (San Cipriano, EP. 64, 3, l).
Esta continuidad profunda de la Iglesia a través de los siglos constituye uno de los signos más claros de la asistencia divina.
Para acceder a las publicaciones anteriores acceder AQUÍ.
No comments:
Post a Comment