P. Fernando Martínez Galdeano, S.J.
Observaciones previas
En la versión hebrea, el libro de los salmos parece estar dividido en cinco grandes colecciones: La 1a abarca los salmos 1-40 (1-41); la 2a, los salmos 41-71 (42-72); la 3a, los salmos 72-88 (73-89); la 4a, los salmos 89-105 (90-106); y la 5a, los salmos 106-150 (107-150). Da pie a esta división en cinco colecciones, la aclamación de origen sin duda cultual que aparece al final de los respectivos salmos 40 (41), 71 (72), 88 (89), 105 (106) y 150. Por ejemplo, la correspondiente al salmo 88 (89) dice así: “¡Bendito sen el Señor por siempre! ¡Amén, amén!”.
Como nota general hay que subrayar que los salmos emergen con fuerza de una actitud muy honda de alabanza al Señor.
SEÑOR, DUEÑO NUESTRO,
¡QUÉ ADMIRABLE ES TU NOMBRE EN TODA LA TIERRA!
ENSALZASTE TU MAJESTAD SOBRE LOS CIELOS.
DE LA BOCA DE LOS NIÑOS DE PECHO HAS SACADO UNA ALABANZA CONTRA TUS ENEMIGOS,
PARA REPRIMIR AL ADVERSARIO Y AL REBELDE.
CUANDO CONTEMPLO EL CIELO,
OBRA DE TUS DEDOS;
LA LUNA Y LAS ESTRELLAS QUE HAS CREADO,
¿QUÉ ES EL HOMBRE, PARA QUE TE ACUERDES DE ÉL;'
EL SER HUMANO PARA DARLE PODER?
Salmo 8, 2-5
En nuestro tiempo se han hecho repetidos intentos de clasificación de los salmos según su género literario poético, que a veces enfatiza lo lírico o más bien lo dramático, o en ocasiones lo épico-histórico. Pertenecería a la lírica, si el salmo expresa sentimientos más bien personales, pero de forma armónica y sencilla, por ejemplo, de confianza, de paz interior, etc. La forma dramática se manifiesta particularmente en la súplica, en la necesidad, en la acción de gracias y en el diálogo auténtico con Dios como saliendo uno de sí mismo. Cuando se recuerda un acontecimiento del pasado, un hecho histórico en el que se capta la acción poderosa de Dios sobre su pueblo, entonces aparece el género poético bajo la forma épica colectiva.
Pero los especialistas en toda esta mate¬ria de la clasificación de los salmos según su género literario no consiguen alcanzar un consenso satisfactorio. En realidad, este problema no es importante para nosotros. Para una buena comprensión y una lectura oracional sincera de los salmos es suficiente agruparlos en familias “espirituales” como enseguida podemos verlo. Pero ni siquiera todos y cada uno de los salmos aceptan sin más el pertenecer a una “familia” de forma clara. En definitiva, el espíritu en cada caso es el único que podrá ayudarle al orante cristiano a poner un orden en esta tarea de sintonía espiritual.
Salmos de súplica
Son numerosos, una tercera parte del total tienen esta característica de demanda de ayuda a Dios junto al deseo de superar una situación difícil y sin esperanza. Las personas nos sentimos con alguna frecuencia temerosos e incapaces. Quizás echamos de menos un apoyo moral suficiente. La necesidad puede ser colectiva o individual. En el primer caso, será un fracaso nacional, un peligro común, el reconocimiento de los pecados del pueblo y de sus jefes.
Véanse estos salmos: 43 (44) [por una nación oprimida]; 59 (60) [petición de la victoria, después de tantas derrotas]; 73 (74) [desconsuelo por la profanación del templo]; 76 (77) [esperanza del pueblo a pesar de su aflicción]; 78-(79) [sobre la ruina de Jerusalén]; 79 (80) [en favor de la viña asolada]; 82 (83) [contra los enemigos del pueblo de Israel]; 88 (89) [las promesas hechas a David].
Son más numerosos los que manifiestan peticiones individuales: 5 [guíame a pesar de mis enemigos]; 6 [no dejes que desfallezca]; 7 [líbrame de mis acusadores injustos]; 11 (12) [ayuda, Señor, a los no mentirosos]; 12 (13) [¿hasta cuándo me esconderás tu rostro?]; 16 (17) [a tí acudo como a juez]; 19 (20) [por la victoria del rey]; 21 (22) [Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?]; 27 (28) [escucha mi grito de súplica]; 30 (31) [a tí me acojo, ponme a salvo]; 34 (35) [defiende mi vida]; 37 (38) [no me corrijas con ira]; 38 (39) [dame a conocer mi fin]; 40 (41) [Señor, mírame]; 42 (43) [defiende mi propia causa]; 50 (51) [misericordia, Dios mío, por tu gran bondad]; 53 (54) [escucha mi súplica]; 54 (55) [tengo ansiedad y miedo]; 57 (58) [clamor por la justicia]; 58 (59) [contra los que me afligen]; 60 (61) [desde el destierro]; 63 (64) [contra los muchos enemigos]; 68 (69) [estoy cansado de esperarte]; 69 (70) [date prisa en socorrerme]; 70 (71) [en la ancianidad]; 83 (84) [deseo vivir en la casa de Dios]; 84 (85) [por una “restauración” plena]; 85 (86) [soy un pobre desamparado]; 87 (88) [en grave y serio peligro de muerte]; 89 (90) [baje a nosotros la bondad del Señor]; 93 (94) [contra algunos opresores]; 101 (102) [deseos de un desterrado]; 107 (108) [sólo Dios puede contra los enemigos]; 108 (109) [mi apelación a la justicia de Dios]; 129 (130) [desde lo hondo a tí grito, Señor]; 139 (140) [tú eres mi Dios]; 140 (141) [suba mi oración como incienso]; 141 (142) [no tengo ya a dónde ir]; 142 (143) [consérvame vivo]; 143 (144) [por la victoria y la paz].
Una oración de súplica coloca al orante en una actitud de verdad ante su Dios y Señor. Es la raíz de la humildad.
SEÑOR, ESCUCHA MIS PALABRAS,
ATIENDE A MIS GEMIDOS,
HAZ CASO DE MIS GRITOS DE AUXILIO,
REY MÍO Y DIOS MÍO.
A TÍ TE SUPLICO, SEÑOR;
POR LA MAÑANA ESCUCHARÁS MI VOZ,
POR LA MAÑANA TE EXPONGO MI CAUSA,
Y ME QUEDO AGUARDANDO.
TÚ NO ERES UN DIOS QUE AME LA MALDAD,
NI EL MALVADO ES TU HUÉSPED,
NI EL ARROGANTE SE MANTIENE EN TU PRESENCIA.
DETESTAS A LOS MALHECHORES,
DESTRUYES A LOS MENTIROSOS;
AL HOMBRE SANGUINARIO Y TRAICIONERO LO ABORRECE EL SEÑOR.
PERO YO, POR TU GRAN BONDAD,
ENTRARE EN TU CASA,
ME POSTRARÉ ANTE TU TEMPLO SANTO CON TODA REVERENCIA.
SEÑOR, GUÍAME CON TU JUSTICIA,
PORQUE TENGO ENEMIGOS;
ALLÁNAME TU CAMINO. (Salmo 5,2-9)
DIOS MÍO, DIOS MÍO,
¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?;
A PESAR DE MIS GRITOS,
MI ORACIÓN NO TE ALCANZA.
DIOS MÍO, DE DÍA TE «GRITO,
Y NO RESPONDES;
DE NOCHE, Y NO ME HACES CASO;
SIN EMBARCO, TÚ HABITAS EN EL SANTUARIO,
ESPERANZA DE ISRAEL.
EN TÍ CONFIABAN NUESTROS PADRES, CONFIABAN, Y LOS PONÍAS A SALVO;
A TÍ GRITABAN, Y QUEDABAN LIBRES,
EN TÍ CONFIABAN,
Y NO LOS DEFRAUDASTE.
(Salmo 21, 2-6)
Salmos de alabanza
Cantan la experiencia del Dios vivo y presente en la creación y en la salvación de Israel. Son bastantes: 8 [¿qué es el hombre para que tú te acuerdes de él?]; 9 (9-10) [tú eres un juez justo frente a tantos enemigos]; 18 (19) [el cielo proclama la gloria de Dios]; 28 (29) [la voz del Señor es potente]; 32 (33) [el Señor vela por sus fieles]; 33 (34) [si el afligido invoca al Señor, él lo escucha]; 35 (36) [en tí está la fuente viva]; 45 (46) [Dios, fortaleza de su pueblo]; 46 (47) [él es rey del mundo]; 47 (48) [gloria a Dios en Jerusalén]; 62 (63) [mi alma está sedienta de tí]; 74 (75) [sólo Dios gobierna]; 75 (76) [es temible como juez, para los malvados]; 81 (82) [contra los jueces inicuos]; 91 (92) [tus acciones son mi alegría]; 92 (93) [reina, vestido de majestad]; 95 (96) [es el rey y juez del mundo]; 96 (97) [el Señor ama el bien]; 98 (99) [el Señor es santo]; 102 (103) [es compasivo y misericordioso]; 103 (104) [himno a Dios creador]; 110 (111) [grandes son tus obras]; 112 (113) [bendito sea su nombre]; 113 (114) [cuando Israel salió de Egipto]; 118 (119) [dichoso aquel que camina en la voluntad del Señor]; 134 (135) [alabad el nombre bendito del Señor]; 138 (139) [Dios lo conoce todo]; 144 (145) [himno a la grandeza de Dios]; 145 (146) [alabaré al Señor mientras viva]; 146 (147,1-11) [El es poderoso e inmensamente bueno]; 147 (147,12-20) [con ninguna otra nación obró así]; 148 [alabad al creador]; 149 [alegría porque el Señor ama a su pueblo].
Salmos didácticos
Predominan en ellos las características instructivas con un cierto sabor sapiencial de reflexión y meditación. Podrían ser clasificados como tales, los siguientes: 1 [los dos caminos del hombre]; 13 (14) [necedad de los impíos]; 14 (15) [¿quién puede ser digno de Dios?]; 31 (32) [dicha del hombre perdonado]; 36 (37) [la verdadera felicidad]; 48 (49) [vacuidad del dinero y la riqueza]; 49 (50) [¿crees que soy como tú?]; 52 (53) [necedad de los pecadores]; 72 (73) [lo bueno es estar junto a Dios]; 77 (78) [lo que vimos y aprendimos]; 80 (81) [¡ojalá me escuchase mi pueblo!];
90 (91) [a la sombra del todopoderoso]; 100 (101) [propósitos de un hombre justo]; 111 (112) [dichoso quien respeta al Señor]; 126 (127) [si el Señor no construye...]; 127 (128) [dichoso una vez más aquel que respeta al Señor]; 132 (133) [la fraternidad es muy hermosa]; 136 (137) [nostalgia de la añorada Sión].
Salmos litúrgicos
En esta familia podrían incluirse los salmos compuestos expresamente para el culto en las grandes festividades, para los peregrinos que llegaban al templo, para la entronización del rey, etc. En esta línea tendríamos los siguientes salmos: 2 [Yo mismo he establecido a mi rey]; 23 (24) [¿quién puede subir al monte del Señor?]; 41 (42) [deseos de estar junto al Señor]; 44 (45) [la boda del rey]; 66 (67) [que te alaben los pueblos]; 67 (68) [¡Dios sea bendito!]; 71 (72) [concede tu justicia al rey]; 86 (87) [la ciudad de Dios]; 88 (89) [edificaré tu trono para todas las edades]; 94 (95) [entrad, postrémonos por tierra]; 105 (106) [¿quién podrá contar las hazañas de Dios?]; 109 (110) [en favor de David]; 116 (117) [invitación a todos los pueblos]; 117 (118) [celebración de una victoria]; 119 (120) [deseos de paz en medio de la guerra]; 120 (121) [el auxilio me viene del Señor]; 121 (122) [¡vayamos a la casa del Señor!]; 122 (123) [a tí levanto mis ojos]; 123 (124) [si el Señor no hubiera estado de nuestra parte...]; 124 (125) [Sión está asentada para siempre]; 125 (126) [nos parecía soñar]; 128 (129) [la esperanza de un pueblo]; 131 (132) [promesa a la casa de David]; 133 (134) [el Señor te bendiga desde Sión]; 150 [que todo ser viviente y toda criatura alaben al Dios y Señor].
Salmos de acción de gracias
Su principal característica es la del agradecimiento. Este de ordinario va unido a la súplica y a veces se hace difícil verlo en el texto si el agradecimiento es posterior a un favor recibido o más bien se manifiesta de antemano porque así de firme es la esperanza del creyente suplicante. Una actitud agradecida da un resplandor que seduce.
Aquí recogemos los salmos que expresan el agradecimiento que sigue al bien concedido, sea éste particular o colectivo. Los enumeramos a continuación: 17 (18) [me liberó, porque me amaba]; 20 (21) [por la victoria del rey]; 29 (30) [por la sanación de un enfermo grave]; 39 (40) [aquí estoy para hacer tu voluntad]; 64 (65) [tú mereces un himno en Sión]; 65 (66) [Dios me escuchó y atendió a mi voz suplicante]; 97 (98) [su diestra le ha dado la victoria]; 99 (100) [entrad por sus puertas con acción de gracias]; 104 (105) [dad gracias al Señor, recordad sus maravillas]; 106 (107) [dad gracias al Señor, porque es bueno]; 114 (115) [amo al Señor, porque él me escucha]; 115 (-116) [¿cómo pagaré al Señor el bien que me ha hecho?]; 135 (136) [porque es eterna su misericordia]; 137 (138) [Señor, tu bondad permanece para siempre; no abandones tu obra].
Salmos de confianza
Constituyen éstos una querida “familia” de salmos que proyectan la fe confiada del creyente en un Dios y Señor en quien hemos de poner nuestra confianza como un hijo en brazos de su padre.
Son los siguientes: 3 [el Señor me sostiene]; 4 [tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo]; 10 (11) [al Señor me acojo]; 15 (16) [con él a mi derecha no vacilaré]; 22 (23) [el Señor es mi pastor, nada me falta]; 24 (25) [Dios mío, en tí confío]; 25 (26) [camino confiando en el Señor]; 26 (27) [el Señor es mi luz y mi salvación]; 51 (52) [siempre confío en la misericordia de Dios]; 55 (56) [¿qué daño podrá hacerme un mortal?]; 56 (57) [mi corazón está firme]; 61 (62) [sólo en Dios descansa mi alma]; 130 (131) [me abandono confiado en los brazos de Dios].
EL CIELO PROCLAMA LA GLORIA DE DIOS,
EL Fl RMAMENTO PREGONA LA OBRA DE SUS MANOS;
EL DÍA AL DÍA LE PASA SU MENSAJE,
LA NOCHE A LA NOCHE SE LO SUSURRA. SIN QUE HABLEN,
SIN QUE PRONUNCIEN,
SIN QUE RESUENE SU VOZ,
A TODA LA TIERRA ALCANZA SU PREGÓN
Y HASTA LOS LÍMITES DEL ORBE SU LENGUAJE.
(Salmo 18,2-5)
Agradecemos al P. Fernando Martínez, S.J. por su colaboración.
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