CHIMBOTE, 05
Dic. 15 / 12:31 pm (ACI).- Esta mañana en la ciudad de Chimbote, al norte de
Perú, el Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de
los Santos, proclamó beatos a los sacerdotes mártires Alessandro Dordi, Miguel
Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski. Los tres presbíteros fueron asesinados en
1991 por el grupo terrorista marxista Sendero Luminoso.
Para la
celebración, realizada en el Estadio Centenario de Chimbote, asistieron obispos
de distintas diócesis del Perú, y un gran número de sacerdotes.
Al inicio de
la ceremonia, alrededor de las 10:30 a.m. (hora local), el Obispo de Chimbote,
Mons. Ángel Simón Piorno, pidió al Papa Francisco, por intercesión del Cardenal
Amato, que se proclame beatos a los tres sacerdotes misioneros.
Tras la
lectura breve de las biografías de los mártires, el Prefecto para la
Congregación de las Causas de los Santos leyó el mensaje del Santo Padre con el
que los tres sacerdotes fueron proclamados oficialmente beatos.
Carta
Apostólica
Nos,
acogiendo el deseo de nuestro hermano Ángel Francisco Simón Piorno, Obispo de
Chimbote, así como de muchos otros hermanos en el episcopado y de muchos fieles
cristianos, obteniendo el parecer de la Congregación para las Causas de los
Santos, con nuestra autoridad apostólica, concedemos la facultad de que los
Venerables Siervos de Dios Miguel Tomaszek, Zbigniew Strzalkowski, sacerdotes
profesos de la Orden de los Frailes Menores Conventuales, y Alessandro Dordi,
sacerdote diocesano, mártires, fieles probados en la caridad y en la justicia
evangélicas, ofreciendo incluso el don de su vida por amor a los hermanos,
desde ahora en adelante sean llamados Beatos, y se pueda celebrar (en su año)
su festividad, de los primeros el día 9, y de este último el día 25 de agosto,
en los lugares y según los modos establecidos por el derecho.
En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Amén
A
continuación se desveló la imagen oficial de los beatos Alessandro, Miguel y
Zbigniew. La festividad de los beatos Miguel Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski
será el 9 de agosto, mientras que la del beato Alessandro Dordi será el 25 de
agosto.
Estas fechas
fueron precisamente en las que fueron asesinados por Sendero Luminoso, en 1991.
En su
homilía, el Cardenal Angelo Amato destacó la relación entre el martirio y la
próxima celebración de la Navidad.
“Con su
encarnación, Jesús ha traído a la tierra el idioma del cielo, la lengua del
cielo, que es la caridad”, indicó.
Jesús, en su
vida terrena, “ha hablado la lengua de Dios. El Evangelio es el idioma de la
caridad”.
“Con la
caridad, Jesús ha trasladado el cielo a la tierra y por eso la caridad es
esencial para los cristianos”, subrayó, y señaló la importancia para los fieles
“testimoniar la caridad”.
El Cardenal
Amato indicó que los mártires “hablaron el idioma de la caridad de Dios”.
A pesar de
que “provenían de países lejanos, tenían idiomas distintos. El P. Miguel y el
P. Zbigniew hablaban polaco, Don Alessandro italiano”, y cuando vinieron a Perú
aprendieron a hablar español
“Pero en
realidad, la lengua de los tres mártires fue sobre todo la de la caridad”,
aseguró, pues “su predicación, su comportamiento, su apostolado, su aceptación
del martirio fueron lecciones de caridad. Porque la caridad vence al odio y
aplaca la venganza”, dijo.
“La caridad
perdona a los asesinos”, dijo, y con ello alienta la reconciliación.
Para el
Cardenal Amato, “es la caridad el auténtico ‘sendero luminoso’ que trae vida y
no muerte”, paz y no guerra y fraternidad y no división.
En el caso de
los mártires asesinados en el norte peruano, su apostolado fue el “de la ayuda
a los necesitados, de la defensa de los pequeños y los débiles”.
La autoridad
vaticana recordó que “durante el periodo del terror revolucionario, la
ideología de la muerte causó atentados sobre todo contra la Iglesia y los
sacerdotes, incendiando, profanando” y matando.
En respuesta,
la vida cristiana de los fieles de la Iglesia probó que “la religión cristiana
no anestesia a los pueblos sino que promueve los auténticos valores humanos
creando justicia y armonía social”.
El Cardenal
Amato subrayó que los mártires “fueron matados por odio a la fe, como corderos
llevados al matadero”, y recordó que en las exequias de los sacerdotes el
pueblo acompañó los ataúdes con flores y lágrimas.
Los mártires,
señaló, nos dejan tres mensajes. “El primero es un mensaje de fe. Los mártires
superaron las numerosas dificultades de su misión en tierra peruana gracias a
una extraordinaria confianza en la providencia divina”.
Esto “les dio
la serenidad para abandonarse en el plan de Dios” incluso “a pesar del concreto
peligro de muerte”.
“Un segundo
mensaje es el de la caridad: Por amor se han hecho misioneros, impulsados por
la influencia de anunciar a cristo y de llevar a los pueblos la Buena Nueva del
Evangelio”.
Los mártires
beatificados “educaban a los niños y los jóvenes en el amor de Jesús. Ayudaban
a los necesitados, asistían a los enfermos”, especialmente en la epidemia de
cólera que golpeó Perú en 1991.
Además,
recordó, “enseñaron a cultivar los campos, a construir carreteras. No tenían
enemigos, todos les respetaban y les amaban”.
El Cardenal
indicó que el tercer mensaje que dejan los mártires “es el de la fidelidad a la
vocación cristiana y misionera”.
“Los mártires
eran asiduos a la oración, llevando con alegría una vida pobre y sencilla”,
destacó.
Los nuevos
beatos “son mártires tanto por la sangre” como “por la confesión de la caridad
que transforma nuestra historia contaminada por el mal en historia de
salvación, fermento de esperanza y caridad”.
“Los mártires
nos invitan a afrontar también nosotros el martirio del cansancio cotidiano,
que significa fidelidad en la familia”, así como el perdón continuo para quien
nos ofende, el “compromiso en la educación de los hijos” y la colaboración con
el bien común en el trabajo.
El Cardenal
Amato finalizó su homilía pidiendo a los mártires que rueguen por la Iglesia en
Ancash, el Perú y todo el mundo.
En la
multitudinaria ceremonia participaron también cientos de religiosos y
religiosas, que desde tempranas horas de la mañana esperaban con alegría el
momento de la proclamación de los beatos.
Tomado de
ACIPRENSA
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