Lucas 24, 35-48
Los apóstoles necesitaban la experiencia
de Cristo resucitado. Ellos debían ser la antorcha que iba a iluminar con la fe
este mundo que permanecía en la sombra. Y los mismos apóstoles en ese momento
estaban completamente a oscuras. Por eso Jesús se acerca a sus amigos. Esta
aparición a los apóstoles es un gesto de amistad y también un paso más para el
nacimiento de la Iglesia.
Al decir que esta aparición de Jesús a
los apóstoles es un paso más en la fundación de la Iglesia, no se debe
interpretar como si esta visita de Jesús a sus apóstoles fuera una especie de
reunión de directorio, una sesión de trabajo; es una reunión de amistad, una
confirmación de su Resurrección, necesaria como fundamento de la Iglesia que El
estaba estableciendo. Jesús Resucitado necesitaba encontrarse con sus amigos, y
sabía que sus amigos lo necesitaban, estaban en emergencia, había que
confirmarlos en la fe, que ellos implantarían en la Iglesia. Y allá va el Señor
para estar con ellos, para que recuperasen el ánimo; estaban tan por los
suelos.
Por tanto quería establecer las bases ya
concretas de la obra que El había venido a establecer: la Iglesia como
ejecutora de la salvación que El había ya realizado. Así en esta aparición se
consolidan los principales componentes de esta Iglesia. Y primero la fe en
Cristo Resucitado. Por eso El se va a prodigar tantas veces: debe quedar bien
asentado esta hecho ¡Ha resucitado! ¡Es verdad!. Sin eso no hay Iglesia. La
Iglesia es un conjunto de creyentes, que establecen su vida y la apoyan en esta
afirmación contundente ¡Cristo ha resucitado! Sin eso no hay Iglesia. La
Iglesia es el conjunto de los testigos de Cristo resucitado.
Y este Jesús amigo, Resucitado, les
empieza a explicar las Escrituras, y les hace ver cómo hay que entenderlas
desde la perspectiva de su muerte y resurrección. Es también muy importante
esto para el ser de la Iglesia. La Iglesia será la que custodie e interprete
las Escrituras. Cristo se las explica a los Apóstoles, para que las entiendan.
Y solamente se podían explicar viendo en ellas el anuncio de la muerte y
resurrección del Mesías. La Resurrección es el hecho clave para hacer una
lectura correcta de las Escrituras. Sin esa perspectiva, la lectura de las
Escrituras es incorrecta. Y Jesús se las explica a los apóstoles (la Jerarquía
naciente), para que ellos después las puedan explicar y hacer entender de la
misma manera.
De hecho los primeros discursos de los
apóstoles en el libro de los Hechos, no contienen más que esto: que Jesús, es
el Mesías, y que padeció, murió y resucitó según las Escrituras. Es
prácticamente la lección que Cristo les da en esta aparición, y la misma que ha
dado a los discípulos de Emaús a los que les iba explicando las Escrituras por
el camino, y les decía cómo todo había ocurrido según las Escrituras. Es
también muy importante para nosotros saber tener la Resurrección como
orientación de la lectura y comprensión de los libros sagrados.
Además, para el establecimiento de la
Iglesia, Jesús les repite la misión que ellos tienen: anunciar la conversión y
el perdón de los pecados, a todas las naciones. Los dones de la gracia,
contenidos en los sacramentos con los que ellos deberán enriquecer a los demás;
en este momento les habla del perdón de los pecados, después les hablará de
todos los demás sacramentos. La Iglesia, como el conjunto de personas que
cumplen esta misión, de predicar y realizar el perdón de los pecados y de
distribuir todas las gracias contenidas en los sacramentos.
Todo esto es el sentido de esta aparición
de Jesús Resucitado. Y que se irá completando en otros encuentros de Jesús con
los apóstoles, en los días previos a su Ascensión a los cielos. Jesús está aún
en la tierra cuarenta días entre la Resurrección y la Ascensión, completando
los últimos retoques de la formación de sus apóstoles. Y preparándolos así para
la venida del Espíritu Santo, en que ya recibirán la fuerza de lo Alto, para
ponerse en marcha.
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Agradecemos al P. Adolfo Franco, S.J. por su colaboración.
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