P. Ignacio Garro, jesuita †
5. EL CREDO
Continuación
5.15. LA ASCENSION DEL SEÑOR
El articulo del Credo: "Subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre" nos enseña que Cristo cuarenta días después de su Resurrección subió al cielo en cuerpo y alma, por su propia virtud.
Nos refiere San Lucas en el libro de los "Hechos de los Apóstoles", que Cristo resucitado "se manifestó a los apóstoles dándoles muchas pruebas de que vivía, apareciéndoseles por el espacio de cuarenta días, y hablándoles de las cosas tocantes al reino de Dios" (Hechos 1, 3).
En este lapso de tiempo, Cristo confirió tres poderes importantes a la Iglesia, a saber: a) A San Pedro el poder de gobernarla (Jn. 21, 15); b) a todos los Apóstoles el poder de perdonar los pecados (Jn. 20, 22); y c) también a todos ellos el de enseñar, bautizar y hacer cumplir lo que El había mandado (Mt. 28, 18).
5.15.1. El hecho de la Ascensión
Nuestro Señor Jesucristo, después de dirigir a sus Apóstoles estas últimas palabras: "Recibiréis el Espíritu Santo y me serviréis de testigos en Jerusalén y en toda la Judea y hasta los extremos del mundo", "se fue elevando a la vista de ellos por los aires hasta que una nube lo encubrió a sus ojos" (Hechos 1, 8).
Advirtamos lo siguiente:
a) Cristo subió al cielo en cuanto Hombre, pues en cuanto Dios nunca dejó de estar en él.
b) Subió por su propia virtud; y esto se diferencia de María Santísima que subió al cielo en cuerpo y alma, pero no por poder propio, sino por poder de Dios.
La palabra ascensión viene de ascender, y denota subir por virtud propia. La palabra asunción, con que señalamos la subida al cielo de María Santísima, significa, por el contrarío, ser subida por el poder de Dios.
c) La frase: "Está sentado a la derecha del Padre", indica la gloria de Jesucristo en el cielo.
La expresión "estar sentado a la derecha de alguno" denota en general ocupar un puesto en honor; y eneste lugar significa que Cristo disfruta en el cielo de gloria igual a la del Padre, en cuanto Dios; y mayor que todas las criaturas, en cuanto hombre.
5.15.2. Fines y frutos de la Ascensión
Cristo subió a los cielos por tres fines principales:
a) para tomar posesión del reino de su gloria;
b) para enviar el Espíritu Santo a los Apóstoles y a su Iglesia;
c) para ser en el cielo mediador e intercesor nuestro y prepararnos tronos de gloria.
¡Qué consoladoras son estas palabras de San Pablo!: "Tenemos por nuestro gran pontífice a Cristo, Hijo de Dios, que penetró a los cielos... capaz de compadecerse de nuestras miserias, pues las experimentó voluntariamente todas, con excepción del pecado... Lleguemos, pues, con toda confianza al trono de su gracia, a fin de obtener misericordia y de alcanzar su auxilio en el momento en que lo necesitemos" (Heb. 4, 14 y ss.).
La ascensión del Señor debe fomentar en nosotros de modo especial la virtud de la esperanza, puesto que El "subió a prepararnos un lugar en el cielo" (Jn. 14, 2). Este pensamiento esta llamado a fortalecernos en las luchas y tentaciones de la vida recordándonos que "si combatimos con Cristo, con El seremos glorificados" (Rom. 8, 17).
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