P. Ignacio Garro, S.J.
SEMINARIO ARQUIDIOCESANO DE AREQUIPA
TEOLOGÍA DE SAN PABLO - 9° ENTREGA
13. LA RESPUESTA DEL HOMBRE A LA INICIATIVA DE DIOS
13.2. LAS RELACIONES CON EL PADRE, CON JESUCRISTO Y EL ESPÍRITU
Continuación
13.2.2. Relaciones con Jesucristo
Pablo expresa nuestras relaciones con Cristo por medio de varias formulas:
- Revestir de Cristo: Gal 3, 27: “En
efecto todos los bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo”. Y en
Rom 13, 14: “Revestíos más bien del Señor Jesucristo y no os preocupéis de la carne
para satisfacer sus concupiscencias”.
- Cristo habita en nosotros: Efes 3, 17: “Que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, para que arraigados
y cimentados en el amor”.
- Cristo en nosotros: Rom 8, 10: “Mas si Cristo está en vosotros, aunque el cuerpo haya muerto ya a causa del pecado, el espíritu es vida a causa de la justicia”.
- De Cristo: Gal 3, 29: “Y si sois
de Cristo, ya sois descendencia de Abraham, herederos según la promesa”.
- Según Cristo: Col 2, 8: “Mirad que nadie os esclavice mediante la vana falacia de una filosofía, fundada en tradiciones humanas, según los elementos del mundo y no según Cristo”.
- A causa de Cristo: Filp 3, 7: “Pero lo que era para mi ganancia, lo he juzgado una pérdida a causa de Cristo”. Y en 1 Cor 4, 10: “Nosotros necios por seguir a Cristo, Débiles nosotros; mas vosotros fuertes. Vosotros llenos de gloria nosotros, despreciados”. Y en 2 Cor 4, 5: “No nos predicamos a nosotros mismos sino a Cristo Jesús como Señor, y a nosotros como siervos vuestros por Jesús”.
- Por medio de Cristo: Rom 1, 8: “Ante
todo doy gracias por medio de Jesucristo, por todos vosotros pues vuestra fe es
alabada en todo el mundo”. Y en Rom 7, 25: “¡Gracias sean dadas a Dios por Jesucristo nuestro Señor!”. Y
en 2 Cor 3, 4: “Esta es la confianza que tenemos delante de Dios por Cristo”.
- En orden a Él: Rom 6, 3: “O es
que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados
en su muerte?”. Y en Gal 3, 27: “En efecto, todos los bautizados en Cristo,
os habéis revestido de Cristo”.
- Con Cristo: Col 3, 3: “Porque
habéis muerto, y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios”. Y en
Gal 2, 19-20: “En efecto yo por la ley he
muerto a la ley, a fin de vivir para Dios; con Cristo estoy crucificado y,
vivo, pero no yo, sino es Cristo quien vive en mí; la vida que vivo al presente
en la carne, la vivo en la fe del hijo de Dios que me amó y se entregó por mí”.
Y en Filip 3, 10: “y conocerle a él, el
poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos hasta hacerme
semejante a él en su muerte”. Y en Col
2, 12: “sepultados con él en el bautismo,
con él también habéis resucitado por la fe en la acción de Dios, que le
resucitó de entre los muertos”. Y en
Efes 2, 5-6: “Y con él nos resucitó y nos
hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús”.
- Pero la formula principal es: "EN CRISTO" : y sus sinónimas
- "en el Señor": Col 3, 18: “Mujeres sed sumisas a vuestros maridos como conviene en el Señor”.
- "en Cristo Jesús". Aparecen 164 veces en las cartas de Pablo, Rom 6, 23: “ ... pero el don gratuito de Dios, la vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”.
- Aunque en algunas ocasiones es utilizada en el sentido de "por medio de", generalmente tiene un significado profundo, que puede ser expresado así:
- por el bautismo el hombre se encuentra en un nuevo ámbito de vida, contrario al de la carne; está bajo el influjo y dominio de Cristo.
- existe en él una intima unión en el ser y en el obrar con Cristo
- hay una comunión de vida con Cristo, orientada a: “estar CON Cristo”, Flp 1, 23:“Me siento apremiado por las dos partes: por una parte deseo partir y estar con Cristo, lo cual, ciertamente, es lo mejor”.
A. Cristo vive
en nosotros personalmente, aunque sin confundirse con nosotros.
Esta realidad de la vida "en Cristo" llena toda la existencia del cristiano. Los frutos de la redención, la libertad, la gloria, los esfuerzos por vivir como hijos de Dios, los sufrimientos, la esperanza, etc. todo se hace presente y se desarrolla: “en Cristo”. En concreto:
Esta realidad de la vida "en Cristo" llena toda la existencia del cristiano. Los frutos de la redención, la libertad, la gloria, los esfuerzos por vivir como hijos de Dios, los sufrimientos, la esperanza, etc. todo se hace presente y se desarrolla: “en Cristo”. En concreto:
- La redención: Ef 1, 7: “Y es
justo que sienta así de todos vosotros, pues os llevo en mi corazón, partícipes
como sois de toda mi gracia, tantos en mis cadenas como en la defensa y
consolidación del Evangelio”. Y en
Col 1, 13-14: “Él nos libró del
poder de las tinieblas y nos trasladó al Reino del Hijo de su amor, en quien
tenemos la redención: el perdón de los pecados”.
- La justicia de Dios que salva: 2 Cor 5, 21: “A quien no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que
viniésemos a ser justicia de Dios en él”; y en Col 1, 14: “en quien tenemos la redención: el perdón
de los pecados”.
- La salvación: 2 Tim 2, 10: “Por
eso todo lo soporto por los elegidos, para que también ellos alcancen la
salvación que está en Cristo Jesús con la gloria eterna”.
- La nueva creación: 2 Cor 5, 17: “Por
tanto, el que está en Cristo, es una nueva creación; pasó lo viejo, todo es
nuevo”.
- La filiación divina: Gal 3, 26: “Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús”.
- La elección divina: Efes 1, 4: “Por
cuanto nos ha elegido en él antes de la creación del mundo para ser santos e
inmaculados en su presencia, en el amor”.
- Nuestra santificación: Filp 1, 1: “Bendito
sea Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda
clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo”; y en 1 Cor 1, 2: “a la Iglesia de Dios que está en Corinto; a los santificados en Cristo
Jesús, llamados a ser santos, con cuantos en cualquier lugar invocan el nombre
de Jesucristo, Señor Nuestro, de nosotros y de ellos”.
- Las bendiciones y gracias: Efes 1, 3: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha
bendecido con toda clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo”;
2, 7: “a fin de mostrar en los siglos
venideros la sobreabundancia de la riqueza de su gracia, de su bondad para con
nosotros en Cristo Jesús”; 2 Tim 1, 9. “Quien
nos ha salvado y nos ha llamado con una vocación santa, no por nuestras obras,
sino por su propia determinación y por su gracia que nos dio desde toda la
eternidad en Cristo Jesús”.
- La riqueza de los dones de Dios: 1 Cor 1, 5: “pues en Él habéis sido enriquecidos en todo, en toda palabra y conocimiento”.
- El bautismo (circuncisión en Cristo): Col 2, 11: “en Él también fuisteis circuncidados no con circuncisión quirúrgica,
sino mediante el despojo del cuerpo carnal, por la circuncisión en Cristo”.
- La comunicación del Espíritu (somos sellado con Él): Ef 1, 13: “en Él también vosotros tras haber oído la Palabra de la verdad, el Evangelio de vuestra salvación, y creído también en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa”.
- La seguridad de la herencia: Efes 1, 13: “en Él también vosotros tras haber oído la Palabra de la verdad, el Evangelio de vuestra salvación, y creído también en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa”.
B. En Cristo
poseemos:
- Libertad: Gal 2, 4: “y esto a
causa de los intrusos, los falsos hermanos que solapadamente se infiltraron
para espiar la libertad que tenemos en Cristo Jesús, con el fin de reducirnos a
la esclavitud”.
- Gloria: Rom 15, 17: “Tengo,
pues, de qué que gloriarme en Cristo
Jesús ante Dios”.
- Luz: Efes 5, 8: “Porque en otros
tiempos fuisteis tinieblas; mas ahora sois luz en el Señor, vivid como hijos de
la luz”.
- Confianza: Ef 3, 12: “quien
mediante la fe en Él, nos da valor para llegar confiadamente a Dios”.
C. En Cristo y
por su poder:
- Todo lo podemos: Filip 4, 13: “Todo lo puedo con Aquel que me da fuerzas”.
- Nos hacemos perfectos: Col 1, 28: “Al
cual nosotros anunciamos, amonestado e instruyendo a todo los hombres con toda
sabiduría, a fin de presentarlos a todos
perfectos en Cristo”.
- Permanecemos firmes: Filip 4, 1:
“Por tanto, hermanos míos queridos y
añorados, mi gozo y mi corona, manteneos así firmes en el Señor”.
- Caminamos: Col 2, 6: “Vivid,
pues, según Cristo Jesús, el Señor, tal como lo habéis recibido”.
- Nos cimentamos: Col 2, 7: “arraigados
y edificados en Él; apoyados en la fe, tal como se os enseñó, rebosando en
agradecimiento”.
- Alcanzamos la plenitud: Col 2, 10: “Y vosotros alcanzáis la plenitud en Él, que es la cabeza de todo principado y de toda potestad”.
- Nos alegramos: Filip. 3, 1: “Por lo demás, hermanos míos, alegraos en el Señor. Volved a escribir las mismas cosas, a mí no me es molestia, y a vosotros os da seguridad”; y en Filp 4, 4. “Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito estad siempre alegres”.
D. En Cristo
también:
- Nacemos a una vida nueva: 1 Cor 4, 15: “Pues aunque hayáis tenido diez mil pedagogos en Cristo, no tenéis
muchos padres. He sido yo quien, por el Evangelio, os engendré en Cristo
Jesús".
- Morimos: 1 Cor 15, 18: “Por tanto, también los que durmieron en Cristo perecieron”; y en 1 Tes 4, 14: “Porque si creemos que Cristo murió y que resucitó, de la misma manera Dios llevará consigo a quienes murieron en Jesús”.
- Resucitamos: 1 Cor 15, 22: “Pues
por el mismo modo que por Adán mueren todos, así también todos revivirán en
Cristo”; y en 1 Tes 4, 16: “El mismo
Señor bajará del cielo con clamor, en voz de arcángel y trompeta de Dios, y los
que murieron en Cristo resucitarán en primer lugar”.
- Triunfamos: 2 Cor 2, 14: “¡Gracias sean dadas a Dios, que nos asocia siempre a su triunfo en Cristo, y por nuestro medio difunde en todas partes el olor de Cristo!”.
- Trabajamos y realizamos esfuerzos: Rom 16, 12: “Saludad a Trifena y a Trifosa, que se han fatigado por el Señor, a Pérside, que trabajó mucho en el Señor”.
- Hablamos: 2 Cor 2, 17: “Ciertamente
no somos nosotros como muchos que negocian con la palabra de Dios. Antes bien,
con sinceridad y como de parte de Dios y delante de Dios hablamos de Cristo”;
y en 2 Cor 12, 19: “Delante de Dios, en
Cristo, estamos hablando”; y en Efes 4, 17: “Por tanto, os digo y os aseguro esto en el Señor, que no viváis ya
como viven los gentiles, según la vaciedad de su mente”.
- Esperamos y confiamos: Gal 5, 10: “Examinad
qué es lo que agrada al Señor, y no participéis en las obras infructuosas de
las tinieblas, antes bien denunciadlas”; y en 2 Tes 3, 4: “En cuanto a vosotros tenemos plena
confianza en el Señor de que cumplís y cumpliréis cuanto os mandamos”.
Como se puede constatar la
vida del cristiano es una vida de comunión con Cristo, 1 Cor 1, 9: “Pues fiel es Dios, por quien habéis sido
llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo, Señor nuestro”.
En esta unión con Cristo, la Cruz de Cristo
actúa como un poder presente, Gal 6, 14: “En
cuanto a mí, ¡Dios me libre de gloriarme sino es en la cruz de nuestro Señor
Jesucristo, por la cual el mundo es para mí un crucificado y yo un crucificado
para el mundo!"; se experimentan los padecimientos de Cristo, 2 Cor 1,
5-7: “Pues, así como abundan en nosotros los sufrimientos de
Cristo, igualmente abunda también por Cristo nuestra consolación. Si somos
atribulados, lo somos para consuelo y salvación vuestra; si somos consolados,
lo somos para el consuelo vuestro que os hace soportar con paciencia los mismos
sufrimientos que también nosotros soportamos. Es firme nuestra esperanza
respecto a vosotros; pues sabemos que, como sois solidarios con nosotros en los
sufrimientos, así los seréis también en la consolación”; sus tribulaciones,
Col 1, 24: “Ahora me alegro por los
padecimientos que soporto por vosotros, y completo lo que falta a las
tribulaciones de Cristo en mi carne, a favor de su cuerpo, que es la Iglesia”;
la muerte de Jesús, 2 Cor 4,10: “Llevamos
siempre en nuestros cuerpos por todas partes la muerte de Jesús, a fin de que
también la vida Jesús se manifieste en nuestro cuerpo”.
En una palabra, se manifieste la vida de
Jesús, 2 Cor 4, 10-11: ““Llevamos siempre
en nuestros cuerpos por todas partes la muerte de Jesús, a fin de que también
la vida Jesús se manifieste en nuestro cuerpo”. Pues aunque vivimos, nos vemos
continuamente entregados a la muerte por causa de Jesús, a fin de que también
la vida Jesús se manifieste en nuestra carne mortal”.
Jesús significa para Pablo: “la
vida”; así lo manifiesta en Filip 1, 21: “Pues para mí la vida es Cristo, y el morir una ganancia”.
Cristo se convierte en cierto
sentido en sujeto de todas las acciones del cristiano: Gal. 2, 20: "Y ya no
vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Esta vida en la carne, la vivo en la fe
del Hijo de Dios que me amó y se entregó por “mí".
La muerte y resurrección del cristiano con
Cristo en el bautismo, Rom 6, 3-4: “O es
que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados
en su muerte, a fin de que, al igual que Cristo resucitó de entre los muertos
por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva”;
es el origen de esta vida: "en
Cristo". Ahora esta vida nueva en Cristo se tiene en forma oculta, en
la parusía se manifestará gloriosamente, Col. 3, 3-4.: "Porque habéis muerto y vuestra vida está oculta con Cristo en
Dios. Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces también vosotros
apareceréis gloriosos con Él".
Agradecemos al P. Ignacio Garro, S.J. por su colaboración.
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