Te suplico, Señor, que envíes al que has de enviar, Ven, Señor Jesús, y no tardes; cielos ábranse y dejen que baje su rocío. Divino Niño Jesús, ven a nacer en mi corazón para desterrar de él al pecado y colocar tus virtudes.
Amén
Texto compilado por
José Gálvez Krüger
Directo de Studia Limensia
Para ACI Prensa y la Enciclopedia Católica
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