Así se escribió la Biblia




P. Fernando Martínez Galdeano, S.J.




YO seré vuestro DIOS.


(Iv 26,12)


Alianza y Testamento


Ambos términos significan en la Biblia lo mismo: un pacto soberano de Dios con los hombres. Desde la fe, el gran deseo de Dios es el de vincular a los hombres a una vida permanente y plena al abrigo de un Dios que es amor. Toda la Biblia se orienta en definitiva hacia esta meta. “Y creó Dios el hombre a imagen suya” (Gn 1,27). Desde Adán hasta Moisés: “Yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo” (Lv 26,12). Y los profetas avanzarán más: “Y os daré un corazón nuevo, infundiré en vosotros un espíritu nuevo” (Ez 36,26). En el Jesús resucitado se realiza la Alianza del designio definitivo del Padre: Os digo que ya o beberá más de este fruto de la vid hasta que venga el reino de Dios” (Lc 22,18).


La Tradición Cristiana


En el N:T:, los apóstoles aparecen como los responsables de comunicar su testimonio sobre la persona de J.C., porque habían estado con él desde el principio; le habían visto y oído y habían recibido en Pentecostés la efusión del Espíritu capaz de conducirles a la verdad plena: “Cuando venga el Espíritu de la verdad, os iluminará para que podáis entender la verdad completa” (Jn 16,13). Es por tanto, una tradición autorizada (apostólica) que se va transmitiendo de generación en generación, por medio de la Iglesia. Es una tradición viva, pues aunque recoge hechos y dichos que corresponden al pasado, ellos están animados por el Espíritu del J.C. viviente y nos ayudan a estar en nuestro presente, de una manera siempre nueva y renovada con la expectativa de futuro: “Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28,20).


Así se escribió la Biblia Los libros “inspirados” que componen nuestras biblias han sido escritos de forma y manera muy distinta al modo cómo se escriben los libros de hoy día. Algunos de ellos son atribuidos a personas concretas. Sus autores tienen nombres propios. Pero otros han sido más bien producto de tradiciones que el pueblo judío creyente o la comunidad de fe cristiana en su caso han ido más bien producto de tradiciones que el pueblo judío creyente o la comunidad de fe cristiana en su caso han ido comunicando de forma oral y, en ocasiones, mediante apuntes parciales. Los padres transmiten a sus hijos y los maestros a sus discípulos sus historias, enseñanzas y normas, simplemente a través de la palabra hablada. Esta fase primeriza suele ser llamada “tradición oral”.En el Nuevo Testamento, los evangelios y los demás libros son redactados muy directa y personalmente por sus diferentes autores, aunque éstos lo hagan según escritos y tradiciones varias. Alguna de sus cartas en su redacción actual que quizás una recopilación de varias pero en todo caso procede de un solo y único autor.



ESCRITOS DEFINITIVOS


Nuevo Testamento


90 - 70 d. C. evang. Lc, Mt y Jn, Hch, Apoc, Cartas Jn; otras cartas.
70 - 50 d. C. cartas de Pablo: Tes, Cor, Gal. Y Rom; evang. Mc.
50 - 40 d. C. primeras colecc. De “dichos y Hechos de Jesús”.
40 - 30 d. C. mensaje de los apóstoles:

JESÚS RESUCITADO

Antiguo Testamento


60 - 70 a.C. libros de sabiduría y Judit.
120 - 250 a.C. versión griega de los LXX.
330 - 538 a.C. influencia sacerdotal; redacc. Pentateuco.
586 - 721 a.C influencia deuteronomista; Profetismo.
720 - 970 a.C. post. Reinado de Salomón; profetismo; tradiciones primitivas del pentateuco.
970 - 1010 a.C. David y Salomón; anales reales; salmos proverbios.
1030 - 1250 a.C. epopeya del Exodo; canto de María (Ex.15); tradiciones orales; mezcla de leyendas e historia.

TRADICIONES ORALES PRIMITIVAS



¿CUÁNDO SE ESCRIBIERON LOS LIBROS DEL A.T.?

Antes del año 1000 a. C:

· Aparecen fragmentos sueltos que luego van a ser recogidos sobretodo en el Exodo: relatos épicos, decálogo (Ex 20), código de la alianza (Ex 21 -23), canto de María (EX 15)

Reinados de David y Salomón (1030 – 930 a.C.):

· Se escribe los fundamental e la tradición Yahvista (véase cap. 10) que se encuentra en los cinco primeros libros del A.T.
· Redacción de la historia de su tiempo: capítulos de Samuel y Reyes.

División de la Monarquía (930 - 750 a.C.):

· Se escribe lo fundamental de la tradición Elohista (véase cap. 10), que también se encuentra en los primeros libros del A.T.
· Crónica de los reyes de esta época.
· Comienzos del profetismo (relatos acerca de Elías y Eliseo).
· Código deuteronómico (Dt 12 – 26).

Caída de Samaria y pervivencia de Judá (750 – 587 a. C.):

· Primeros escritos proféticos: Amós, Oseas, Isaías (1- 39) y Miqueas.
· Aparece la primera redacción del Deuteronomio (año 622 a. C.)
· Primeras ediciones de Josué, Jueces, Samuel y Reyes.
· Libros proféticos de Sofonías, Nahúm y Habacuc.
· Bastantes salmos.


Exilio y post – exilio (587 – 200 a. C.):


· Se establece la tradición sacerdotal que redacta de forma definitiva el Pentateuco.
· Libros proféticos (siglo VI): Jeremías, Ezequiel, segundo Isaías (40 – 55), Ageo, Zacarías (1 – 8), y tercer Isaías ( 56 -66).
· Últimos profetas (siglos V y IV): Malaquías, Abdías, Joel y Zacarías ( 9 - 14).
· Libros de crónicas, Esdras y Nehemías.
· Se completa el salterio (siglo V) y se editan los Proverbios, Job Rut, Jonás, Tobías, el Cantar de los Cantares (siglo IV), y el Eclesiastés (siglo III).


Desde la revuelta macabea (200 a.C. – comienzo de la era cristiana):


· En el siglo II a. C. se sitúan 2 Macabeos, Baruc, Daniel, Ester, Eclesiástico y Judit.
· En el siglo I a.C. aparecen 1 Macabeos y Sabiduría.



¿CUÁNDO SE ESCRIBIERON LOS LIBROS DEL N.T.?

Después de Pentecostés (aprox. Años 30-49):

· Proclamación de Cristo, muerto y resucitado. El es nuestro Señor y Salvador.
· En las reuniones eucarísticas, se le tiene como realmente presente.
· Se trata de recordar sus hechos y dichos para vivir en comunión con él.

Después del concilio de Jerusalén (aprox. Años 50-69):


· ¿Una versión inicial del evangelio de Mateo en lengua aramea?
· Cartas a los Tesalonicenses (51).
· Cartas a los corintios, Gálatas y Romanos (57- 58).
· ¿Carta de Santiago (58)?
· Carta a los Colosenses, Efesios, Filemón y Filipenses (¿) (61- 63).
· 1ª Carta de Pedro y evangelio de Marcos (64)
· Cartas a Timoteo, Tito y Hebreos (¿64-67?)

Después de la caída de Jerusalén (aprox. años 70-100):


· Evangelio de Mateo, Lucas y Hechos de los Apóstoles (¿70 - 80?)
· Carta de Judas y 2ª de Pedro (70 – 80).
· Evangelio y cartas de Juan (96 – 100).
· Apocalipsis (95 – 100).

VERSIÓN DE LOS SETENTA: La primera traducción al griego del Antiguo Testamento recibe el nombre de “los setenta” (septuaginta en latín). Se acostumbra a señalarla con los números romanos “ LXX”. Aristóbulo (aprox. 170 a. C.), filósofo judío de Alejandría afirma que se hizo una traducción de la Ley en el reinado de Tolomeo II (285-247 a.C.) Y un tal Aristeas también judío (170-100 a.C.) recoge una leyenda con la base histórica de que en tiempos de Tolomeo II, a petición de Demetrio se hizo una versión griega de la Ley. Puntualiza que setenta y dos sabios judíos realizaron este trabajo (de aquí le viene el nombre de “septuaginta”). Lo que en realidad consta de forma fundada es que el A.T. fue traducido al griego por diversos autores entre el 250 y el 150ª.C. Para los cristianos la importancia de esta traducción es relevante, porque al principio fue la versión que más utilizaron desde su fe en Jesucristo. Algunos “Padres de la Iglesia”, posteriores a la evangelización apostólica, se sirvieron también de esta traducción en su reflexión teológica.



La lengua que se usó


Casi todos los libros del Antiguo Testamento se escribieron en hebreo y arameo. Algunos de ellos, los más recientes y que no forman parte de la Biblia oficial judía, son los que pertenecen a la versión que se hizo en griego (Alejandría) y que ya existía con certeza para fines del siglo II a. C. Esta versión en lengua griega lleva el nombre de los “setenta” (LXX), y es que la que más utilizaron los primeros cristianos, pues la expansión de la Iglesia naciente tuvo lugar en un mundo cuya lengua común era el griego. Todos los libros del Nuevo Testamento se redactaron en griego.


El hebreo bíblico es una lengua oriental. En parte por esto, la lejanía del lector moderno respecto a la Biblia no es solamente temporal, sino de cultura. En consecuencia, es muy importante prestar la debida atención al “contexto” literario e histórico para que la exégesis e interpretación de un texto sea correcta y válida.


Respecto de los del Nuevo Testamento, que fueron redactados en griego, la situación en este sentido mejora bastante. La lengua común griega era ya desde hacía tiempo un idioma refinado, preciso, filosófico, mucho más cercano a todos nosotros, que estamos habituados desde la escuela a manejar muchas abstracciones, particularmente en los libros de estudio y en toda clase de escritos. A veces también en los escritos del Nuevo Testamento nos encontramos con cierta dificultad de fondo, pues sus autores eran judíos y aunque escribían en griego, “pensaban” con frecuencia en hebreo. Por eso aparecen en los textos un buen número de semitismos, que no conviene pasar por alto, al contrario hay que tenerlos en cuenta en su interpretación.


Versiones en castellano

En el siglo IV, san Jerónimo, cumpliendo los deseos del Papa san Dámaso, de origen español (hacia el año 380 d.C.), tradujo al latín todos los libros de la Biblia a partir de sus originales en hebreo y griego. Su traducción latina recibió el nombre de “vulgata” (versión común). Esta se constituyó, desde el Concilio Trento (1547), en la versión “auténtica” de la iglesia Católica casi hasta nuestros días del concilio Vaticano II. De ella se hicieron numerosas traducciones a diferentes lenguas.


La Biblia Alfonsina, incluida en la General e grand estoria, del rey Alfonso X el Sabio (1221 – 1284), es considerada como la Biblia más antigua del idioma español. En los siglos XVIII y XIX se publicaron en castellano tres traducciones de la Vulgata con notas. La primera, la de Scío de San Miguel, obispo de Segovia, editada en 1793; la de Felix Torres Amat, obispo de Astorga, que fue publicada en 1822 es la segunda. Desde su sexta edición esta obra es atribuida también a José Miguel Petisco s.j., como realizador definitivo de una traducción más actualizada. Durante más de un siglo ha sido la de uso común en España. Por último, no ha de olvidarse una tercera traducción de la Vulgata al castellano, que fue la del abad Vencé, hecha e impresa en la ciudad de México (1833).


La biblia Nácar-Colunga es la primera versión al español aceptada por la Iglesia, traducida directamente de los originales. Se publicó en 1944. Abrió el camino a posteriores versiones que trataban de superarse unas a otras. Entre las más conocidas, la de Bover-Cantera (1947); la de Herder (1964); la Biblia de Jerusalén (1967), la Biblia orientada y adaptada a Latinoamérica (1971), la Nueva Biblia Española (1975) y realizada por la casa de la Biblia (1992). Entre las más recientes está la Biblia del Peregrino (1993) a cargo de Luis Alonso Schokel, una versión puesta al día de la Biblia de Jerusalén (1999) sin olvidar su versión orientada a Latino- América, y la de Cantera- Iglesia (2000). Y ya se está trabajando en una nueva versión bajo la orientación de la conferencia Episcopal Española que, se espera, esté disponible pronto para la pastoral en el siglo XXI.

“DEI VERBUM”: El concilio Vaticano II fue clausurado en Roma (8.12.1965). Uno de sus documentos, de entre aquellos más destacados, se presenta con el titular de Constitución Dogmática sobre la –Divina Revelación”, y es más conocido por sus palabras iniciales en latín “Dei Verbum” (Palabra de Dios). Sus referencias se identifican con las siglas DV. Fue aprobado este documento días antes de la clausura del Concilio, el 18 de noviembre de 1965. En él se insiste en una lectura asidua de la Biblia, con el fin de que los creyentes alcancen el conocimiento de Jesucristo, y así “iluminando los ojos de vuestro corazón, conozcáis cuál es la esperanza a la que habéis sido llamados” (Ef 1,18).


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Agradecemos al P. Fernando Martínez Galdeano, S.J. por su colaboración.



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