Fátima y la Paz
El Mensaje de María al Mundo
El Mensaje que María nos trajo en Fátima es una promesa de Paz para el mundo. Está dirigido a todo el Pueblo de Dios, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad de nuestra época. Es el acontecimiento más extraordinario y trascendente del siglo XX. Es una clara y seria advertencia sobrenatural, que nos indica que el cristianismo es la única solución para los problemas de la humanidad, antes que cualquier otra actitud de los hombres.
Nuestra Señora aparece en Fátima, Portugal, en el año 1917. Europa estaba envuelta en las llamas de la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Benedicto XV, el gran Pontífice de la Paz gobernaba la Iglesia (1914-1922). Él había recurrido a todos los medios humanos y divinos para conseguir la paz. La guerra amenazaba con arrasar a todas las naciones del mundo. Ese mismo año 1917, tiene lugar en Rusia otro gran acontecimiento en la historia de la humanidad, la Revolución Roja de Octubre. Este es un fenómeno ateo, intrínsecamente “anti-religioso” que compromete seriamente la visión del mundo y del hombre.
En este contexto, María nos trae una promesa para alcanzar la paz y el fin de la guerra, y nos advierte de nuevas guerras y penalidades si no se atiende su promesa. Ella nos pide la oración, la penitencia y en especial la devoción a su Inmaculado Corazón, como medio seguro para alcanzar la paz del mundo. Dios quiere valerse de su Inmaculado Corazón para conducir a los hombres y mujeres de nuestro mundo convulsionado a la felicidad para la que fuimos creados, su Inmaculado Corazón es la garantía de esa paz. Sin embargo, hoy más que nunca, el mundo sigue empeñado en prescindir de Dios, asumiendo así todas sus nefastas consecuencias. Se vive en dirección contraria al Mensaje de María. Se niega que lo esencial es “amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo”. Se establece que el rencor y la guerra entre los hombres es factor del progreso de las naciones. Por eso resulta imprescindible recurrir al Mensaje de salvación que María nos trajo en Fátima.
Las Apariciones
El 13 de Mayo de 1917, en una casi desconocida aldea de Portugal, en Cova da Iría, esto es, Hoya de Paz, viene Nuestra Señora para ofrecernos su promesa de paz al mundo y el fin de la guerra:
“Vengo a pediros que vengáis aquí seis meses seguidos, el 13 a esta misma hora.”, (1), les había dicho en la primera aparición a tres pastorcitos de Aljustrel, pequeña aldea de Fátima: Lucía de 10 años, Francisco de 9 y Jacinta de 7. En esas fechas les pide lo siguiente:
-“Rezad el Rosario todos los días para alcanzar la paz para el mundo y el fin de la guerra.” (13 de Mayo de 1917). (2)
-“Quiero (…) que recéis el Rosario todos los días.” (13 de Junio). (3)
-“Quiero que continuéis rezando el Rosario todos los días, en honor de Nuestra Señora del Rosario, para obtener la paz del mundo y el fin de la guerra, porque sólo ella lo puede conseguir.” (13 de Julio). (4)
-“Quiero (…) que continuéis rezando el Rosario todos los días.” (19 de Agosto). (5)
-“Continuad rezando el Rosario para alcanzar el fin de la guerra.” (13 de Septiembre). (6)
-“Quiero decirte (…) que soy la Señora del Rosario, que continúen rezando el Rosario todos los días. La guerra va a acabar y los soldados volverán con brevedad a sus casa.” (13 de Octubre). (7)
Aquí Nuestra Señora les indica a los niños con mucha claridad, que el Rosario rezado “todos los días” es un arma muy poderosa para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra. Ella misma se identifica como la Señora del Rosario.
Nuestra Señora les había pedido también a los niños, sacrificarse para desagraviar a Dios por los pecados con que Él es ofendido y para suplicarle la conversión de los pecadores:
-“¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que Él quisiera enviaros, en acto de desagravio por los pecados con que es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores? – Sí, queremos.” (13 de Mayo). (8)
-“Sacrificaos por los pecadores, y decid muchas veces, en especial cuando hagáis algún sacrificio: “Oh Jesús, es por tu amor, por la conversión de los pecadores y en desagravio por los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María.” (13 de Julio). (9)
-“Rezad, rezad mucho, y haced sacrificios por los pecadores, pues van muchas almas al infierno, por no tener quien se sacrifique y pida por ellas.” (19 de Agosto). (10)-Nuestra Señora les suplica a manera de sacrificio: “No ofendan más a Dios Nuestro Señor, que ya está muy ofendido.” (13 de Octubre). (12)
En este otro llamado Nuestra Señora enseña a los niños que el amor de Dios necesita reparación por las ofensas hechas a Él y les muestra cómo la deben hacer. Les pide ofrecer sacrificios por la conversión de los pecadores, pero sobre todo los llama a dejar de ofender a Dios que ya está muy ofendido. Los niños lo comprendieron muy claramente y lo practicaron admirablemente. De esta manera los humildes pastorcitos toman parte en la obra redentora de Cristo que carga con los pecados del mundo.
El año anterior (1916) un ángel se les aparece tres veces preparándolos para la visita de Nuestra señora. La paz es también allí un tema central, el más importante.
En la primavera de ese año, mientras jugaban, se les aparece por primera vez el ángel y les dice:
-“¡No temáis! Yo soy el Ángel de la Paz. Orad conmigo. (…) “Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por lo que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.” (13)
Así, desde el primer instante, les indica cuál es su misión: una misión de paz y les enseña a orar por la paz intercediendo por los “que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.”
En la segunda aparición, en el verano, el ángel los exhorta al sacrificio y la oración como medios para alcanzar la paz:
“Ofreced constantemente al Altísimo plegarias y sacrificios. (…) De todo o que podáis, ofreced un sacrificio en acto de reparación por los pecados con que Él (el Altísimo) es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores. Atraed así (…) la paz.” (14)
En la tercera aparición, en otoño, el ángel enfoca la causa de la guerra y de los males del mundo: los pecados de los hombres. Les enseña a reparar por los pecados del mundo y a suplicar la conversión de los pecadores:
-“Santísima Trinidad, Padre, Hijo, Espíritu Santo, os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la tierra, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que Él mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón y del Corazón Inmaculado de María, os pido la conversión de los pobres pecadores” (15), y después de darles de beber el Cáliz a los más pequeños y la Hostia a Lucía, continuó diciéndoles:
“Tomad y bebed el cuerpo y la sangre de Jesucristo, horriblemente ultrajado por los hombres ingratos. Reparad sus crímenes y consolad a vuestro Dios.” (16)
Con esta oración les enseña a los niños la reparación que deben dar a Jesús en el santo Sacramento de su amor por nosotros y les invita a gestos de penitencia: arrodillarse, postrarse en tierra, inclinar la cabeza hasta el suelo.
En estas apariciones el Ángel de la Paz infunde a los niños la necesidad de orar, de orar mucho y de sacrificarse para reparar por las ofensas hechas a Dios y suplicarle la conversión de los pecadores, para atraer la paz.
Y estos niños inocentes y de tierna edad, con una instrucción religiosa rudimentaria, sin saber leer ni escribir, comprendieron maravillosamente el sentido de la oración y del sacrificio y lo practicaron heroicamente. Así, fueron conociendo, cada día más, los secretos de la perfección cristiana.
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Memorias de la Hermana Lucía, vol. 1, 8ª ed.:
(1) p. 173, (2) p. 174, (3) p. 175, (4) p. 176, (5) p. 178, (6) p. 179, (7) p. 180, (8) p. 173, (9) p. 176, (10) p. 178, (11-12) p. 180, (13-14) p. 169, (15-16) p. 170.
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Información tomada del Calendario “Fátima y la Paz”, publicado por NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA S.R.L., San Hermenegildo 280. Lima 09, Perú, 2005.
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