ROMA, viernes 29 de abril de 2011 (ZENIT.org).- Tres días de oración y memoria marcarán la beatificación de Juan Pablo II, prevista para el domingo 1 de mayo, presentado hoy por la Santa Sede en rueda de prensa.
“Cada una de las tres celebraciones de la beatificación – afirmó a la prensa monseñor Marco Frisina, director de la Oficina Litúrgica del vicariato de Roma – se caracteriza por algunos elementos particulares que quieren poner de manifiesto la riqueza de la personalidad del nuevo Beato y, al mismo tiempo, el gran impacto que su pontificado tuvo en la diócesis de Roma y en el mundo entero”.
Sábado 30 de abril
En el Circo Máximo la cita para la vigilia es a las 18,00 h. (el acceso a los fieles de permitirá desde las 17.30 h). La celebración se desarrollará en dos momentos: la celebración de la Memoria y la celebración del Santo Rosario. “En la primera parte – afirmó monseñor Frisina – estaremos acompañados por las palabras y los gestos de Juan Pablo II: una forma concreta de hacer nuestra la gran herencia espiritual del nuevo Beato para poderla vivir hoy”.
En el palco se expondrá una reproducción en grande de María Salus Populi Romani,patrona de la ciudad de Roma, ante la cual algunos representantes de las parroquias y de las capellanías diocesanas colocarán velas.
Un montaje vídeo recordará los últimos meses del pontificado de Juan Pablo II, marcados de modo particular por el sufrimiento, al término de cual ofrecerán su testimonio dos de los más estrechos colaboradores del Papa: Joaquín Navarro-Valls, director de la Sala de Prensa entre 1984 y 2006, y el cardenal Stanisław Dziwisz, arzobispo de Cracovia y secretario personal de Juan Pablo II.
Seguirá el testimonio del sor Marie Simon-Pierre, cuya curación milagrosa abrió el camino para la beatificación, y de algunos jóvenes de Roma recogidos en breves grabaciones. Marcará el final de la primera parte el canto "Totus tuus", compuesto por monseñor Frisina para el 50° aniversario de la ordenación sacerdotal de Juan Pablo II.
La segunda parte constará de la celebración de los Misterios luminosos del Santo Rosario – introducidos precisamente por el papa Juan Pablo II – en los que se celebra la vida pública de Jesús. Se iniciará con el canto del Himno del Beato Juan Pablo II "Abrid las puertas a Cristo" escrito por monseñor Frisina “cuyo texto – explicó el propio prelado – resume los contenidos más importantes del pontificado de Juan Pablo II, mientras que el estribillo contiene el llamamiento a abrir nuestro corazón al amor de Dios’ con el que el papa comenzó su pontificado”.
Seguirá una introducción del cardenal Vicario de Roma, Agostino Vallini, que presentará en síntesis la personalidad espiritual y pastoral del Beato; después el rezo del Rosario, que se celebrará en conexión en directo con 5 santuarios marianos diseminados por el mundo.
“Cada uno de los misterios del Rosario – subrayó monseñor Frisina – se unirá a una intención de oración, querida a Juan Pablo II: por los jóvenes, la del Santuario de Łagniewniki de la Divina Misericordia en Cracovia (Polonia); por la familia la del Santuario de Kawekamo – Bugando (Tanzania); por la evangelización la del Santuario de Notre Dame du Lebanon – Harissa (Líbano); por la esperanza y la paz de los pueblos la de la Basílica de Santa María de Guadalupe (México) y, finalmente, por la Iglesia la del Santuario de Fátima (Portugal)”.
Benedicto XVI, en conexión desde el Palacio Apostólico, recitará la oración final e impartirá la bendición apostólica a todos los participantes. Estos últimos, durante el canto de la Salve, serán invitados a encender sus velas en signo de alabanza a Dios y de devoción a la Virgen María. Terminará así la celebración en el Circo Máximo, pero no la vigilia de oración en la noche romana.
“Noche blanca” de oración
“Roma – explicó Walter Insero, responsable de la Oficina de las comunicaciones sociales del Vicariato de Roma – vivirá por primera vez una “noche blanca de oración”. A partir de las 23 h., para los peregrinos que lo deseen en ocho iglesias del Centro histórico será posible rezar hasta el alba. Las iglesoas – S. Anastasia, S. Bartolomeo all’isola, S. Agnese in Agone en Piazza Navona, S. Marco al Campidoglio, Santissimo Nome di Gesù en Argentina, S. Maria in Vallicella, S. Andrea della Valle y S. Giovanni dei Fiorentini – se encuentran a lo largo del recorrido que desde el Circo Máximo conduce a la Basílica de San Pedro.
“Los jóvenes de Roma – prosiguió Insero –, animadores de esta noche de fe, acogerán a los peregrinos invitándoles a entrar en la Iglesia y a unirse en la oración”. Estos, así, “no verán únicamente los testimonios artísticos, sino las 'piedras vivas' de la Iglesia de Roma”.
Habrá un esquema común para la oración en las ocho iglesias, en la que se alternarán lectura y meditación de la Palabra de Dios: “Hemos venido a adorarlo" (Mt 2, 2ss); "Vosotros quién decís que soy yo" (Mt 16,15ss); silencio y adoración eucarística; lectura de algunos textos de Juan Pablo II dirigidos a los jóvenes y, también, testimonios de algunos jóvenes, cantos realizados por grupos juveniles, rezo del Rosario y Corona de la Divina Misericordia.
“Hasta el alba – concluyó Insero – gracias a la disponibilidad de muchos sacerdotes que se han adherido, los peregrinos podrán, celebrando el sacramento de la reconciliación, experimentar la misericordia de Dios”.
Domingo 1 de mayo
Las puertas de acceso de los peregrinos a la plaza de San Pedro (cerrada, junto a la Via della Conciliazione desde las 13,00 h del sábado) se abrirán a las 5,30 de la mañana. También estarán presentes 2.300 periodistas procedentes de 101 países del mundo.
La liturgia de Beatificación, prevista a las 10,00 h., será precedida por una hora en la que, explicó monseñor Frisina “rezaremos juntos la Corona de la Divina Misericordia, una devoción introducida por santa Faustina Kowalska y muy querida al Beato Juan Pablo II”. La Corona “es una oración letánica, parecida al Rosario, con la que se invoca la misericordia de Dios y se pide el perdón de los pecados en un acto de confianza hacia la misericordia de Cristo”. Esta preparación terminará con una Invocación de la Misericordia de Dios sobre el mundo con el canto Jezu ufam tobie – Jesús, confío en ti.
A las 9,55 la procesión litúrgica de ingreso con el Papa saldrá de la Puerta de Bronce y subirá hacia el altar desde el pasillo central de la plaza.
“En la celebración – informó el padre Federico Lombardi, director de la Sala de Prensa vaticana – estarán presentes 87 delegaciones oficiales de otros tantos países, entre los cuales los representantes de cinco casas reinantes (Bélgica, Luxemburgo, Liechtstenstein, España, Reino Unido), 16 Jefes de Estado (entre los cuales los presidentes de Italia y Polonia), 6 Jefes de gobierno y exponentes de la Unión europea”.
Concelebrantes del Papas, según las informaciones difundidas por el maestro de las celebraciones litúrgicas pontificias, monseñor Guido Marini estarán sólo los cardenales presentes, a lo cuales se unirá monseñor Mieczyslaw Mokrzycki, de 1995 a 2005 segundo secretario de Juan Pablo II. El cáliz que se usará será el que usaba habitualmente Juan Pablo II en los últimos años de su pontificado, y la casulla y la mitra que llevará el Papa se realizaron bajo el pontificado de Juan Pablo II y él las usó a menudo.
El rito de la beatificación verdadero y propio está previsto después del acto penitencial. El cardenal Agostino Vallini, en cuanto vicario general para la diócesis de Roma, parte implicada en el proceso de beatificación de Juan Pablo II, hará requerimiento expreso y leerá algunos rasgos biográficos del Siervo de Dios que constituyen una síntesis de los motivos que han llevado a su beatificación. Inmediatamente después el Papa pronunciará la fórmula de Beatificación. En ese momento se quitará el velo que cubre el tapiz colocado bajo la logia central de la Basílica de San Pedro, y que reproduce una fotografía de Juan Pablo II en 1995. Después se colocarán en el Altar las reliiqoas del nuevo Beato.
“Se trata – explicó el padre Lombardi – de un relicario con forma de ramos de olivo, de 40 cm de alto, distinto del de forma de libro del Evangelio que se usará en la Misa de acción de gracias del 2 de mayo”.
La reliquia que será expuesta a la veneración de los fieles es una pequeña ampolla de sangre que será llevada al altar por sor Tobiana Sobódka, de la Congregación de las Siervas del Sagrado Corazón de Jesús, que sirvió en el apartamento de Juan Pablo II durante todo el pontificado, por sor Marie Simon Pierre, de la Congregación de las Petite Soeurs des Maternités, que fue agraciada con un milagro por el nuevo Beato y por cuatro jóvenes de la diócesis de Roma y de la diócesis de procedencia de sor Marie, que llevarán cirios, mientras que otras dos personas llevarán flores.
Al término de la celebración eucarística, el Papa entrará el primero en la Basílica junto a los cardenales para venerar el féretro con los restos del beato. Seguirán las autoridades y las delegaciones oficiales (que recibirán el saludo de Benedicto XVI junto a la Piedad de Miguel Ángel) y después comenzará el flujo de fieles que podrán desfilar hasta la tarde e incluso durante la noche, si fuese necesario, hasta las 5,00 de la mañana del lunes 2 de mayo, cuando comenzarán las actividades para preparar la Plaza de San Pedro a la celebración de acción de gracias.
Lunes 2 de mayo
Los tres días de oración concluirán con la primera misa celebrada en honor del nuevo Beato – cuya intercesión se invocará por primera vez por la Iglesia – presidida por el secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone, a las 10,30 h.
También esta celebración será precedida por una hora de preparación: desde las 9,30 “escucharemos – anunció monseñor Frisina – algunas poesías del Beato recitadas por los actores Dariusz Kowalski y Pamela Villoresi. Las lecturas serán entremezcladas por fragmentos sinfónicos ejecutados por el Coro de la diócesis de Roma con la participación del Coro unido polaco de Varsovia y de la Orquesta sinfónica de la Radio polaca de Katowice, y con la participación de la soprano Ewa Izykowska”.
Los textos litúrgicos, explicó también el prelado, serán los propios del nuevo Beato: “el pasaje de Isaías sobre el mensajero de anuncios alegres, el número 8 de la carta a los Romanos con la invocación '¿quién nos separará del amor de Cristo?’ y el pasaje del Evangelio de Juan en el que Jesús le pregunta a Pedro: ¿Me amas?”.
La celebración terminará con el canto del Regina Coeli.
Por Chiara Santomiero, traducción del italiano por Inma Álvarez
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