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172. Meditaciones: Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - La avaricia de los fariseos


 

P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, jesuita

Introducción

Breves indicaciones para hacer con fruto las meditaciones

Acto de fe, esperanza y amor a Jesucristo


VIII. JESÚS EN PEREA

(Diciembre año 29 - Abril año 30)

172.- LA AVARICIA DE LOS FARISEOS

TEXTO

Lucas 16,14-15

Estaban oyendo todas estas cosas los fariseos, que amaban las riquezas, y se burlaban de él. Y les dijo: "Vosotros sois los que os la dais de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones; porque lo que es estimable para los hombres, es abominable ante Dios."


INTRODUCCIÓN

San Lucas nos habla aquí de la reacción que tuvieron los fariseos ante la enseñanza del Señor. Es una burla de desprecio.

Era imposible que entendiesen tan sublime doctrina porque tenían el cora­zón totalmente apegado al dinero. Y ante esta reacción el Señor les res­ponde haciéndoles ver su gran hipocresía, que les hacía abominables a los Ojos de Dios.

MEDITACIÓN

Jesús acababa de proclamar la incompatibilidad del servicio a Dios y al Dinero. Y ahora, al ver la reacción de burla de los fariseos y conocer que sus corazones están dominados por el amor al dinero, les dice claramente que ellos no son verdaderos servidores de Dios.

Los fariseos se jactaban de su religiosidad y aparentaban ser justos y san­tos delante de los hombres. Su manera de actuar hipócritamente podía en­gañar a la gente sencilla del pueblo; pero no podían engañar a Dios que conoce lo más profundo del corazón humano, sus verdaderos deseos y ambiciones. Su prestigio social, su aparente religiosidad, su cumplimiento externo de ritos y observaciones de la Ley, no tenían ningún valor a los ojos de Dios.

Su codicia y avaricia les hacían verdaderos servidores del Dine­ro, y trai­cionaban el verdadero servicio a Dios. Por eso eran "abomi­na­bles a los ojos de Dios."

"Abominable" se decía de aquel que daba culto a dioses extraños y se apartaba del verdadero culto a Yahvé. Jesucristo, pues, al decirles que son "abominables a los ojos de Dios" les está indicando que son verdaderos idólatras cuyo verdadero dios es el dinero. Y que por lo tanto quedarán ex­cluidos del Reino de Dios: "Ningún codicioso, que es ser idólatra, partici­pará en la herencia del Reino de Cristo y de Dios." (Efes.5, 5)

Enseñanza para todos aquellos que viven para el dinero, para incrementar sus riquezas, aunque externamente puedan aparentar que son personas buenas y honestas, y tengan su prestigio en la comunidad. Los juicios de Dios no son como los de los hombres; lo único que debe importarnos es que a los ojos de Dios merezcamos aprobación y juicio favorable.



Examen de la oración


Referencia: Meditaciones Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, SJ.


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