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125. Meditaciones: Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - Sobre el escándalo


 

P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, jesuita

Introducción

Breves indicaciones para hacer con fruto las meditaciones

Acto de fe, esperanza y amor a Jesucristo


IV. JESÚS REGRESA A GALILEA Y MARCHA A TIERRAS DE PAGANOS PASA DE NUEVO POR GALILEA

PASA DE NUEVO POR GALILEA

(Junio - Setiembre, año 29)


125.- SOBRE EL ESCÁNDALO 

TEXTOS:

Mateo 18, 6-11

"Al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le vale que le cuelguen una de esas piedras de molino que mueven los asnos, y le hundan en el profundo del mar. ¡Ay del mundo por los escándalos! Es for­zoso, ciertamente, que vengan escándalos, pero ¡ay de aquel hombre por quien el escándalo viene!

Si, pues, tu mano o tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo y arrójalo le­jos de ti; más te vale entrar en la Vida manco o cojo que, con las dos ma­nos o los dos pies, ser arrojado en el fuego eterno. Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te vale entrar en la Vida con un solo ojo que, con los dos ojos, ser arrojado en la gehenna del fuego.

Guardaos de despreciar a uno de estos pequeños; porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos."

Marcos 9, 42-29

"Y el que escandalice a uno de estos pequeños que creen, mejor es que le pongan al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y que le echen al mar. Y si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela. Más te vale que entres manco en la Vida que, con dos manos ir a la gehenna, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo. Más vale que entres cojo en la Vida que, con los dos pies, ser arrojado a la gehenna. Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo. Más vale que entres con un solo ojo en el Reino de Dios que, con los dos ojos, ser arrojado a la gehenna, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga; pues todos han de ser salados con fuego."

Lucas 17, 1-2

Dijo a sus discípulos: "Es imposible que no vengan escándalos, pero ¡ay de aquel por quien vienen! Más le vale que le pongan alrededor del cuello una piedra de molino y sea arrojado al mar, que escandalizar a uno de es­tos pequeños. Cuidaos de vosotros mismos."

INTRODUCCIÓN

Jesús continúa instruyendo a sus discípulos. Habla de dos cosas distintas: de los escándalos de aquellos que son causa de pecado para otros, que arrastran a otros al pecado; y de aquellos que, en cierto sentido, son causa de pecado para ellos mismos, es decir, de los que buscan la tentación y caen en ella. Y por las palabras tan duras que utiliza el Señor podemos in­ferir la importancia que él mismo daba a esta enseñanza.

MEDITACIÓN

1) Los escandalosos

El Señor, por medio de comparaciones con la vida real de Palestina, decla­ra el castigo tan cruel que merecen los escandalosos, los que hacen que otros cometan pecados; y cuanto más grave sea el pecado al que incitan, tanto mayor será el castigo que merecen.

Más le valiera a los escandalosos que les colgasen al cuello una de esas piedras grandes de los molinos que solían mover las bestias, y así fuesen arrojados al mar.

Es cierto que todo el que escandalice gravemente a los demás, el que es ocasión de pecado para con el prójimo, merece esta misma condena del Señor; pero el Señor se fija de manera especial en aquellos que escandali­zan a los "pequeñuelos". No tenemos que entender por "pequeñuelos" so­lamente a los niños, sino en general a la gente sencilla, humilde, sin gran formación, por ser más débiles y más fáciles a dejarse seducir. Por su­puesto que los niños tienen un lugar especial dentro del grupo de los "pequeñuelos". Siguiendo la doctrina de Cristo, la Iglesia siempre ha con­siderado como uno de los pecados más graves que el hombre puede come­ter y de mayor responsabilidad, el pecado de corromper a los niños.

Y el Señor parece recalcar este pecado contra los niños al decirnos: "Guardaos de despreciar a uno de estos pequeños; porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos."

El mayor desprecio que se puede hacer a un niño es inducirle en el camino del pecado. Y el Señor, con las palabras que acaba de pronunciar, nos quiere dar a entender el aprecio infinito que Dios tiene por los niños.

Nos indica que los niños, de manera muy particular, tienen un ángel custo­dio que cuida de ellos y serán abogados defensores de ellos ante Dios, por cualquier agravio que sufran. Los que desprecien y escandalicen a los ni­ños no quedarán sin el justo castigo de Dios.

2) El escándalo pasivo

Así suele llamarse el escándalo que uno mismo se produce a sí mismo. El Señor se refiere a la situación concreta de una persona que ella misma se pone en tentación y cae en ella. En vez de huir de las tentaciones de peca­do, las busca. Sobre este escándalo ya dimos una explicación detallada en la meditación 32. Es en el Sermón del Monte donde primeramente el Se­ñor había predicado esta doctrina (Cfr. Mt 5, 29-30)

Resumiendo brevemente lo que ya explicamos, diremos que el Señor, me­diante expresiones de un realismo extraordinario, hace comprender al hombre la suma importancia de la salvación eterna, y que tiene que estar dispuesto a sacrificarlo todo antes de poner en peligro esa salvación. No se trata de la materialidad de cortarse la mano o el píe o sacarse el ojo; se tra­ta, con estos ejemplos, de indicarnos que todo aquello que sea para mí ocasión de pecado lo he de sacrificar y apartarlo de mí. Ante el riesgo de la posible condenación hay que sacrificarlo todo.

3) "Todos han de ser salados con fuego"

La interpretación que parece más acertada la expone sucintamente J. Schmid en su Comentario a San Marcos: "Así como, según la ley musaica, todo sacrificio debía ser condimentado con sal para ser acepto a Dios (Lev 2, 13), así también el discípulo debe ser 'sazonado' por el fuego de purifi­cación, esto es, por el padecer lo que Dios exija de él, que consumirá todo lo que encuentre desagradable en él." Es la misma idea de sacrificarlo todo para encontrarnos puros delante de Dios y conseguir la salvación.

4) "Ser arrojado a la gehenna, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga."

Son palabras tomadas del profeta Isaías (66, 24); se refieren a los tormen­tos del infierno. Con frecuencia "el gusano que no muere" se ha interpreta­do como los remordimientos de conciencia que atormentarán siempre a los condenados; "el fuego que no se apaga" se refiere a la pena de sentido del infierno. Ambas cosas en general se refieren a todos los tormentos del infierno, significan el castigo terrible de la condenación eterna.



Examen de la oración


Referencia: Meditaciones Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, SJ.


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Siéntete en libertad de compartir en los comentarios el fruto o la gracia que el Señor te ha regalado en esta meditación.






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