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34. Meditaciones: Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - "No juréis en modo alguno"


 

P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, jesuita

Introducción

Breves indicaciones para hacer con fruto las meditaciones

Acto de fe, esperanza y amor a Jesucristo


II MINISTERIO DE JESÚS EN GALILEA

(Mayo 28 - Mayo 29)


B. SERMÓN DE LA MONTAÑA

34.- "NO JURÉIS EN MODO ALGUNO"

TEXTOS

Mateo 5,33-37

"Habéis oído también que se dijo a los antepasados: No perjurarás sino que cumplirás al Señor tus juramentos. Pues yo os digo que no juréis en modo alguno: ni por el Cielo, porque es el trono de Dios, ni por la Tierra porque es escabel de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni tampoco jures por tu cabeza, porque ni a uno solo de tus ca­bellos puedes hacerlo blanco o negro. Sea vuestro lenguaje: "Sí", "Sí"; "No","No"; que lo que pasa de aquí viene del Maligno".


INTRODUCCIÓN

En este pasaje, San Mateo nos da la doctrina de Jesucristo sobre los jura­mentos. En otro pasaje del mismo Evangelio, el Señor volverá a hablar de los juramentos, pero explicando los abusos que cometían los fariseos y las injusticias debidas a esos juramentos. (Cfr. Mt 23, 16-22)

La Ley prohibía expresamente el juramento falso y la violación de un voto hecho a Dios (Cfr. Ex 20,7; Num 30,3; Dt 23,22)

Pero entre los judíos había una gran laxitud en la costumbre de prestar ju­ramento por cualquier cosa. Todo juramento se tenía por lícito y bueno con tal que no fuera contrario a la verdad. Y jurar por las creaturas, aunque dijesen alguna relación a Dios, se tenía por indiferente, con tal que no se pronunciase el nombre de Dios.

Jesucristo quiere corregir esta conducta plenamente equivocada. Medite­mos su doctrina.


MEDITACIÓN

1) "No juréis en modo alguno"

No quiere decir que todo juramento sea ilícito. Con estas palabras Cristo enseña que el juramento, salvo en casos muy especiales, no es bueno, y que los cristianos deben guardarse entre sí tal fidelidad que no haga falta jamás el juramento. Que el juramento, sea a veces, lícito, lo conocemos por otros pasajes de la Escritura y por la práctica de la Iglesia.

Jeremías tiene un texto donde da las normas del juramento lícito: "Si juras por la vida de Yahvé con verdad, con derecho y con justicia, serán en ti bendecidos los pueblos y en ti se gloriarán" (Jer 4,2)

El sentido, pues, de las palabras de Jesucristo es que no hay que jurar, si no es que la necesidad o una verdadera utilidad lo exija. Se trata de oca­siones solemnes o de situaciones en que el compromiso público con jura­mento a Dios de cumplir con la responsabilidad social que se ha adquiri­do, puede tener un significado profundo, tanto para la persona que presta el juramento como para aquellos en cuyo beneficio se hace.

Por ejemplo, el juramento de las autoridades públicas, el juramento de los testigos en causas judiciales. La misma Iglesia pide a los que están encar­gados de la enseñanza oficial de la Teología, juramento de fidelidad a la Tradición y al Magisterio de la Iglesia.

Pero lo que sí constituye un verdadero abuso, es la costumbre muy exten­dida en muchos países, por ejemplo, en todo Latinoamérica, de exigir ju­ramento para cualquier cargo o pertenencia a cualquier club o grupo so­cial, aunque se trate de asociaciones sin transcendencia alguna.

2) "Ni por el cielo..."

En las siguientes sentencias que Cristo pronuncia, claramente está indi­cando la prohibición de aquellos juramentos en los que no se pronunciaba el nombre de Dios, pero se ponía como testigo de la verdad a las creaturas; principalmente aquellas creaturas en las que más resplandecía algún atributo divino, como era el cielo, la tierra, el templo, el altar, etc.

Cristo enseña que aún en estos juramentos hechos por las creaturas se in­voca a Dios por testigo, implícitamente, ya que todas las cosas creadas di­cen relación a Dios como a su autor y conservador. Mucho más, aquellas en las que de una manera especial se muestra el poder, la santidad o la providencia y el amor de Dios.

3) "Si" - "No"

A continuación Cristo establece la norma que han de seguir sus discípulos en su manera de hablar, evitando los juramentos. Lo que Cristo nos dice es que, si tenemos que afirmar algo, lo hagamos sin juramentos, con un sim­ple "sí"; y si tenemos que negarlo, nos contentemos con un simple "no".

Todo el pasaje encierra una exhortación del Señor a vivir siempre con tal sinceridad que exista un ambiente de total confianza mutua, de manera que todo juramento se haga innecesario. Es un ataque a la situación tan fre­cuente que se da entre los hombres, cuyas relaciones están basadas en la mentira y el engaño. La hipocresía es uno de los pecados más condenados por nuestro Señor.

4) "Lo que pasa de aquí viene del Maligno"

Todo lo que añadáis a la simple afirmación o simple negación, es decir, cualquier juramento que traigáis para confirmación de vuestras palabras tiene su origen en el demonio, que se llama también el "Maligno" (Cfr. Mt 6, 13; 13,19) y es "padre de la mentira" (Jn 8,44). Es bajo la influencia de Satanás que el mundo vive en la hipocresía y en la mentira.

Los cristianos deben estar alejados de esa influencia. La comunidad de los discípulos de Cristo debe ser un ejemplo de relaciones humanas sin dolo alguno, sin hipocresías, basadas en la verdad y en la sinceridad.



Examen de la oración


Referencia: Meditaciones Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, SJ.


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Siéntete en libertad de compartir en los comentarios el fruto o la gracia que el Señor te ha regalado en esta meditación.








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