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Fiesta de San Pedro y San Pablo



P. Adolfo Franco, jesuita
  
Lectura del santo evangelio según san Mateo (16,13-19):

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»
Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿Quién decís que soy yo?»
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás! porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»

Palabra del Señor


Hoy es la fiesta de las dos columnas de la Iglesia, San Pedro y San Pablo, dos columnas o dos cimientos. Jesús mismo ha hablado de cimiento cuando en un determinado momento le dijo a Pedro: sobre esta piedra, este cimiento (Pedro) construiré mi Iglesia.

Pero y entonces, si ya le dijo a Pedro que era el fundamento de su Iglesia ¿para que haría falta Pablo? Y sin embargo fue Jesús mismo el que llamó a Pablo para fundar con más firmeza su Iglesia.

Analizando un poco lo que conocemos de estos personajes, podremos sacar muchas lecciones de lo que es el “estilo de Dios” y también podremos alegrarnos de la solidez del fundamento de la Iglesia.

Y examinemos primero a San Pedro: Jesús escoge para fundamento de su Iglesia a uno al que le había tenido que decir: “apártate de mi, Satanás”. El que debía sostener la fe de la Iglesia, es el mismo al que el Señor, cuando camina sobre las aguas, tiene que decirle: “¿Por qué dudas, hombre de poca fe?”. El fundamento de la Iglesia  recae sobre un hombre que no es capaz de mantener firme su amistad con Jesús en el momento de la dificultad, y lo niega tres veces ¿No podía Jesús recurrir a algún otro para que sea fundamento de la Iglesia, para que las puertas del infierno no prevalezcan contra ella? Porque si se construye la casa sobre arena, cuando vengan los vientos la echarán abajo. Y, sin embargo Jesús confirma a Pedro como el fundamento de su Iglesia: He rogado por ti, Pedro, por tu fe, y tú, una vez confirmado, confirma a tus hermanos.

Y ahora veamos a la otra columna, o el otro fundamento, San Pablo. ¿Por qué hacía falta otro fundamento? Después de que el grupo de los doce, quedó reducido a once, los apóstoles presididos por Pedro, eligieron a Matías, bajo la inspiración del Espíritu Santo, para que completara el número de doce. Y cuando ya están los doce completos, Dios se elige a uno más, San Pablo, que tiene que realizar una obra gigantesca de propagación de la Iglesia, y especialmente que tiene que llevar a cabo el desarrollar la universalidad de la Iglesia, sacarla del estrecho ámbito del pueblo judío. El apóstol de los gentiles, es el titulo de este nuevo Apóstol. Y de nuevo nos preguntamos ¿Por qué Jesús añade directamente a este apóstol al número ya completo de los doce y lo elige de entre los fariseos más fanáticos?¿y por qué no encomienda esta obra a uno de los doce?; Pablo es uno que aprueba expresamente el martirio de San Esteban, que quiere eliminar a todo el que pronuncie el nombre de Jesús; es uno de los perores enemigos del nombre de Jesús. Y Jesús lo elige precisamente a él.

Realmente que hay muchas incógnitas en la elección de estos dos apóstoles que efectivamente realizaron la maravillosa obra de la Iglesia, prolongación en el tiempo y en el espacio de Jesucristo mismo.

Además, para completar nuestra sorpresa, encontramos a San Pedro temeroso, después de haber sido testigo de la resurrección, con una serie de dudas y de vacilaciones, hasta el punto de que San Pablo, según dice él mismo tiene que reprenderle, porque está actuando con disimulo ante los cristianos de origen judío y está aparentando que sigue fiel a la ley de Moisés causando así un mal ejemplo, y una desorientación en los cristianos de origen pagano.

Pero aún con todo, estos dos apóstoles son el fundamento de la Iglesia, porque en ellos está Cristo y en su “extraña” elección queda clara la gratuidad de los dones de Dios y una vez más se confirma que “sus caminos no son nuestros caminos”. Y realmente con Cristo realizaron esta obra maravillosa a ellos encomendada. Por otra parte, ambos dieron su vida por Jesús y la Iglesia a quienes servían.


Y se complementaron, manteniendo siempre Pedro la preeminencia que Cristo dispuso. Pedro y sus sucesores tienen esta preeminencia por voluntad expresa de Dios. Y ya en la relación de Pablo con Pedro percibimos que Pablo, con todo su fervor y su talante que lo lleva a ser protagonista en los primeros años de la Iglesia, se somete a la autoridad de Pedro; entre otras cosas, cuando él mismo nos dice que después de haber recibido de Jesús directamente la Revelación, la somete al criterio de Pedro, para no evangelizar en vano. Y cuando se suscita el primer conflicto doctrinal, de si a los paganos había que someterlos a las prescripciones judías, para ser aceptados como cristianos, es San Pablo el que tiene las ideas más claras, pero es San Pedro el que al fin sanciona la cuestión en el primer concilio ecuménico, el Concilio de Jerusalén.


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Agradecemos al P. Adolfo Franco, S.J. por su colaboración.
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ESPECIAL: SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


 En el mes dedicado al Sagrado Corazón de Jesús compartimos nuestras publicaciones sobre esta hermosa y muy difundida devoción centrada en el Amor de Dios, para que todos podamos conocerla y profundizar en ella.

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Para ir preparándonos:






Inmaculado Corazón de María


  Esta fiesta se celebra en la Iglesia todos los años el sábado siguiente al segundo domingo después Pentecostés.

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XI Domingo de Tiempo Ordinario - A: Jesús llama a sus apóstoles




P. Adolfo Franco, jesuita.

Lectura del santo evangelio según san Mateo  (9,36–10,8):

En aquel tiempo, al ver Jesús a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor.

Entonces dijo a sus discípulos: «La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies.»

Y llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia. Éstos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo, el publicano; Santiago el Alfeo, y Tadeo; Simón el Celote, y Judás Iscariote, el que lo entregó.

A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: «No vayáis a tierra de gentiles, ni entréis en las ciudades de Samaría, sino id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis.»

Palabra del Señor


En todo este párrafo Jesús expresa su pensamiento sobre lo que son los apóstoles, por qué los llama y a qué los envía.

Lo primero de esta enseñanza es la motivación que tiene el Señor para decidirse a llamar apóstoles. Jesús está motivado por la compasión que siente al ver al pueblo como un rebaño de ovejas desparramadas sin orientación, porque no tienen pastor. No es que Jesús sea un sentimental, que se llena de emociones por cualquier insignificancia. Es que realmente se trata de un problema muy serio. El pueblo de Dios estaba sin guías auténticos, que vivieran la ley establecida, en forma auténtica, y que la enseñasen con el espíritu con que había sido dada por el mismo Dios. Era un pueblo que se sentía perdido y sin orientación. Por eso ve el Señor la necesidad de empujarnos a pedir a Dios que envíe obreros a su mies. Así que el apóstol debe tener en cuenta esto: él es llamado y enviado para ser el vehículo de la misericordia, de la compasión de Dios.

A continuación, Jesús mismo nombra a sus doce. Que serán los primeros de una cadena interminable de apóstoles llamados por el Señor, para que ya no haya más ovejas perdidas, desorientadas por la falta de pastores. Y cada uno de los apóstoles tiene su nombre, y su propia historia: ¡qué diferentes son entre sí cada uno de los doce apóstoles primeros! Y aparecerán como seres con muchas limitaciones e imperfecciones; para que, conociendo sus propias debilidades, estén aptos para ayudar a sus hermanos.

No podemos olvidar que, después de más de veinte siglos, todavía siguen faltando pastores. Hay pocos que se dediquen a propagar  el Reino de los cielos. Sigue habiendo innumerables países donde aún no se ha hablado de Jesucristo. Hay muchos hermanos nuestros que no han recibido el alegre anuncio del Evangelio. De cada cinco habitantes del mundo, hoy todavía hay cuatro que no saben de la existencia y de la acción del Salvador; sólo uno de cada cinco ha sido evangelizado. Cuántas ovejas siguen sin pastor. 

Pero en el párrafo que comentamos, Jesús además, al enviarlos,  trasmite potestades a sus apóstoles, y les indica su misión: les da poder sobre los espíritus inmundos, les dice que curen enfermos, que prediquen el Reino, que se dirijan a las ovejas perdidas. Y es que en esto consiste la misión del apóstol llamado por Dios en bien de su pueblo: expulsar los demonios. Esta lucha interminable entre el bien y el mal no ha terminado, y hasta podemos afirmar que hoy se ha hecho más urgente. Hoy día sigue habiendo demonios que expulsar. No es que se quiera montar un espectáculo fantasmagórico, como de cine de terror, entre el apóstol y el demonio. La lucha contra el demonio, es más sutil, y es más seria y más trágica de lo que algunos filmes nos han presentado. Los demonios de nuestro mundo son mucho más reales y eficaces y menos teatrales. Son el demonio de la avaricia, el demonio de la corrupción moral, el demonio de la criminalidad, el demonio de las drogas, el demonio de los odios. Y el apóstol ha recibido verdadero poder y mandato para expulsar demonios, esos demonios reales de nuestro mundo. 

Naturalmente que el apóstol no puede tener ninguna complicidad con esos demonios que debe expulsar: ¡cómo lograría vencer a ese enemigo poderoso, si en el mismo apóstol hubiera una quinta columna del mal, que lo fuera a traicionar en esa difícil lucha!

También el apóstol es enviado para curar enfermos y toda dolencia. Es importante darse cuenta de cómo el apóstol existe en función de sus hermanos. Nadie es llamado al apostolado para recibir una promoción personal; nadie recibe este encargo de Dios como un título o un diploma que se da para inflar la vanidad. El enviado es llamado para el servicio de curar a sus hermanos. Se trata de enfermedades muy serias: muchas veces lo que está enfermo es el corazón de una persona, lo que está ciego es su propio entendimiento, su pensamiento; muchas veces un ser humano está paralítico, porque no tiene fuerzas para cambiar. Son serias, muy serias, estas enfermedades humanas, a las que el apóstol debe llegar con el mensaje y con la fuerza de Jesús; y así debe ponerles remedio. El apóstol debe curar con su palabra y con su ejemplo: si él mismo fuera ciego, cómo ayudaría a ver, si él mismo fuera paralítico, cómo podría ayudar a andar. 

Que el Señor siga enviando trabajadores a su mies; esa debe ser la preocupación constante del pueblo cristiano; no solamente pedir para que haya más vocaciones sacerdotales y religiosas, sino para que cada cristiano ocupe también el puesto apostólico que le corresponde en la Iglesia.


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Agradecemos al P. Adolfo Franco, S.J. por su colaboración.

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Catequesis del Papa. La pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente 16. Los testigos: Santa Teresa del Niño Jesús, patrona de las misiones


 

PAPA FRANCISCO

AUDIENCIA GENERAL

Plaza de San Pedro
Miércoles, 7 de junio de 2023

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Queridos hermanos y hermanas, bienvenidos ¡buenos días!

Están aquí delante de nosotros las reliquias de santa Teresa del Niño Jesús, patrona universal de las misiones. Es hermoso que esto suceda mientras estamos reflexionando sobre la pasión por la evangelización, sobre el celo apostólico. Hoy, por tanto, dejémonos ayudar por el testimonio de santa Teresita. Ella nació hace 150 años, y en este aniversario tengo intención de dedicarle una Carta Apostólica.

Es patrona de las misiones, pero nunca estuvo en misión: ¿cómo se explica esto? Era una monja carmelita y su vida estuvo bajo el signo de la pequeñez y la debilidad: ella misma se definía “un pequeño grano de arena”. De salud frágil murió con tan solo 24 años. Pero, aunque su cuerpo estaba enfermo, su corazón era vibrante, era misionero. En su “diario” cuenta que ser misionera era su deseo y que quería serlo no solo por algunos años, sino para toda la vida, es más, hasta el fin del mundo. Teresa fue “hermana espiritual” de diversos misioneros: desde el monasterio los acompañaba con sus cartas, con la oración y ofreciendo por ellos continuos sacrificios. Sin aparecer intercedía por las misiones, como un motor que, escondido, da a un vehículo la fuerza para ir adelante. Sin embargo, a menudo no fue entendida por las hermanas monjas: obtuvo de ellas “más espinas que rosas”, pero aceptó todo con amor, con paciencia, ofreciendo junto a la enfermedad, también las críticas y las incomprensiones. Y lo hizo con alegría, lo hizo por las necesidades de la Iglesia, para que, como decía, se esparcieran “rosas sobre todos”, sobre todo sobre los más alejados.

Pero ahora, me pregunto, podemos preguntarnos nosotros, todo este celo, esta fuerza misionera y esta alegría de interceder ¿de dónde llegan? Nos ayudan a entenderlo dos episodios, que sucedieron antes de que Teresa entrara en el monasterio. El primero se refiere al día que le cambió la vida, la Navidad de 1886, cuando Dios obró un milagro en su corazón. A Teresa le quedaban poco para cumplir catorce años. Siendo la hija más pequeña, en casa era mimada por todos, pero no “malcriada”. Al volver de la Misa de medianoche, el padre, muy cansado, no tenía ganas de asistir a la apertura de los regalos de la hija y dijo: «¡Menos mal que es el último año!», porque a los 15 años ya no se hacía. Teresa, de carácter muy sensible y propensa a las lágrimas, se sintió mal, subió a su habitación y lloró. Pero rápido se repuso de las lágrimas, bajó y llena de alegría, fue ella la que animó al padre. ¿Qué había pasado? Que, en esa noche, en la que Jesús se había hecho débil por amor, ella se volvió fuerte de ánimo. Un verdadero milagro: en pocos instantes había salido de la prisión de su egoísmo y de su lamento; empezó a sentir que “la caridad le entraba en el corazón, con la necesidad de olvidarse de sí misma” (cfr. Manuscrito A, 133-134). Desde entonces dirigió su celo a los otros, para que encontraran a Dios y en vez de buscar consolación para sí se propuso «consolar a Jesús, hacerlo amar por las almas», porque —anotó Teresa— «Jesús está enfermo de amor y [...] la enfermedad del amor sólo se cura con amor» (Carta a Marie Guérin, julio 1890). Este es el propósito de todas sus jornadas: «hacer amar a Jesús» (Carta a Céline, 15 octubre de 1889), interceder para que los otros lo amaran. Escribió: «Quisiera salvar las almas y olvidarme por ellos: quisiera salvarles también después de mi muerte» (Carta al P. Roullan, 19 de marzo de 1897). En más de una ocasión dijo: «Pasaré mi cielo a hacer el bien en la tierra». Este es el primer episodio que le cambió la vida a los 14 años.

Y este celo, estaba dirigido sobre todo a los pecadores, a los “alejados”. Lo revela el segundo episodio. Teresa supo de un criminal condenado a muerte por crímenes horribles, se llamaba Enrico Pranzini —ella nos dice su nombre—, considerado culpable del brutal homicidio de tres personas, estaba destinado a la guillotina, pero no quiso recibir el consuelo de la fe. Teresa lo tomó muy en serio e hizo todo lo que pudo: reza de todas las formas por su conversión, para que el que, con compasión fraterna, llama «pobre desgraciado Pranzini», tenga un pequeño signo de arrepentimiento y haga espacio a la misericordia de Dios, en la que Teresa confía ciegamente. Tuvo lugar la ejecución. Al día siguiente Teresa leyó en el periódico que Pranzini, poco antes de apoyar la cabeza en el patíbulo «se volvió, cogió el crucifijo que le presentaba el sacerdote ¡y besó por tres veces sus llagas sagradas!». La santa comenta: «Después su alma voló a recibir la sentencia misericordiosa de Aquel que dijo que habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por los noventa y nueve justos que no necesitan convertirse» (Manuscrito A, 135).

Hermanos y hermanas, esta es la fuerza de la intercesión movida por la caridad, este es el motor de la misión. De hecho, los misioneros, de los que Teresa es patrona, no son solo los que hacen mucho camino, aprenden lenguas nuevas, hacen obras de bien y son muy buenos anunciando; no, misionero es también cualquiera que vive, donde se encuentra, como instrumento del amor de Dios; es quien hace de todo para que, a través de su testimonio, su oración, su intercesión, Jesús pase. Y este es el celo apostólico que, recordémoslo siempre, no funciona nunca por proselitismo —¡nunca!— o por constricción —¡nunca!—,  sino por atracción: la fe nace por atracción, uno no se vuelve cristiano porque sea forzado por alguien, no, sino porque es tocado por el amor. La Iglesia, antes que muchos medios, métodos y estructuras, que a veces distraen de lo esencial, necesita corazones como el de Teresa, corazones que atraen al amor y acercan a Dios. Pidamos a la santa —tenemos las reliquias, aquí—, pidamos a la santa la gracia de superar nuestro egoísmo y pidamos la pasión de interceder para que esta atracción sea más grande en la gente y para que Jesús sea conocido y amado.


Tomado de:

https://www.vatican.va/content/francesco/es/audiences/2023/documents/20230607-udienza-generale.html

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Catequesis del Papa. La pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente 15. Los testigos: El venerable Mateo Ricci


 PAPA FRANCISCO

AUDIENCIA GENERAL

Plaza de San Pedro
Miércoles, 31 de mayo de 2023

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¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!

Seguimos en estas catequesis hablando sobre el celo apostólico, es decir, lo que siente el cristiano para llevar adelante el anuncio de Jesucristo. Y hoy quisiera presentar otro gran ejemplo de celo apostólico: hemos hablado de san Francisco Javier, de san Pablo, el celo apostólico de los grandes celantes; hoy hablaremos de uno que era italiano y se fue a China: Mateo Ricci.

Originario de Macerata, en Las Marcas, después de haber estudiado en las escuelas de los jesuitas y haber entrado en la Compañía de Jesús, entusiasmado por los informes de los misioneros que escuchaba como muchos otros jóvenes, pidió que lo enviaran a las misiones en Extremo Oriente. Después del intento de Francisco Javier, otros veinticinco jesuitas habían tratado inútilmente de entrar en China. Pero Ricci y otro hermano se preparan muy bien, estudiando cuidadosamente la lengua y las costumbres chinas, y al final lograron establecerse en el sur del país. Fueron necesarios dieciocho años, con cuatro etapas a través de cuatro ciudades diferentes, antes de llegar a Pekín, que era el centro. Con constancia y paciencia, animado por una fe inquebrantable, Mateo Ricci pudo superar dificultades, peligros, desconfianzas y oposiciones. Pensad en aquella época, caminar o ir a caballo, largas distancias… y él seguía adelante. ¿Cuál era el secreto de Mateo Ricci? ¿Por qué camino le impulsó el celo?

Él siguió siempre el camino del diálogo y de la amistad con todas las personas que encontraba, y esto le abrió muchas puertas para el anuncio de la fe cristiana. Su primera obra en lengua china fue precisamente un tratado Sobre la amistad, que tuvo gran resonancia. Para entrar en la cultura y en la vida china en un primer momento se vestía como los bonzos budistas, según la costumbre del país, pero después entendió que la mejor forma era la de asumir el estilo de vida y los vestidos de los literatos, como los profesores universitarios, y se vestía como ellos. Estudió de forma profunda sus textos clásicos, para poder presentar el cristianismo en diálogo positivo con su sabiduría confuciana y con los usos y las costumbres de la sociedad china. Y esto se llama una actitud de inculturación. Este misionero supo “inculturar” la fe cristiana en diálogo, como los Padres antiguos con la cultura griega.

Su óptima preparación científica suscitaba interés y admiración por parte de los hombres cultos, empezando por su famoso mapamundi, el mapa del mundo entero entonces conocido, con los diferentes continentes, que por primera vez revela a los chinos una realidad exterior a China más amplia de lo que hubieran imaginado. Les muestra que el mundo es más grande que China, y ellos lo entendían, porque eran inteligentes. Pero también los conocimientos matemáticos y astronómicos de Ricci y de los misioneros que le acompañaban contribuyeron a un encuentro fecundo entre la cultura y la ciencia de occidente y de oriente, que vivirá entonces uno de sus momentos más felices, en el signo del diálogo y la amistad. De hecho, la obra de Mateo Ricci nunca hubiera sido posible sin la colaboración de sus grandes amigos chinos, como los famosos “Doctor Pablo” (Xu Guangqi) y “Doctor León” (Li Zhizao).

Sin embargo, la fama de Ricci como hombre de ciencia no debe oscurecer la motivación más profunda de todos sus esfuerzos, es decir, el anuncio del Evangelio. Continuaba con el diálogo científico con los hombres de ciencia, pero al mismo tiempo daba testimonio de la propia fe, del Evangelio. La credibilidad obtenida con el diálogo científico le daba autoridad para proponer la verdad de la fe y de la moral cristiana, de la que habla de forma profunda en sus principales obras chinas, como El verdadero significado del Señor del Cielo —así se llama ese libro—Además de la doctrina, son su testimonio de vida religiosa, de virtud y de oración: estos misioneros rezaban. Iban a predicar, se movían, hacían gestos políticos, todo lo que quieran: pero rezaban. Es la oración la que alimenta la vida misionera, una vida de caridad, y ayudaban a los otros, a los humildes, con total desinterés por honores y riquezas, lo que inducía a muchos de sus discípulos y amigos chinos a acoger la fe católica. Porque veían un hombre tan inteligente, tan sabio, tan astuto —en el buen sentido de la palabra— para llevar adelante las cosas, y tan creyente que decían: “Eso que predica es verdad porque lo dice una personalidad que da testimonio: testimonia con su propia vida lo que anuncia”. Esta es la coherencia de los evangelizadores. Y esto nos toca a todos nosotros, cristianos, que somos evangelizadores. Puedo decir el “Credo” de memoria, puedo decir todas las cosas que creemos, pero si mi vida no es coherente con lo que profeso no sirve de nada. Lo que atrae a las personas es el testimonio de coherencia: los cristianos estamos llamados a vivir lo que decimos, y no fingir que vivimos como cristianos, y luego vivimos como mundanos. Mirad estos grandes misioneros —como Mateo Ricci que era italiano—, mirando estos grandes misioneros veréis que la fuerza más grande es la coherencia: son coherentes.

En los últimos días de su vida, a quien estaba más cerca de él y le preguntaba cómo se sentía, Mateo Ricci «respondió que estaba pensando en ese momento si era más grande la alegría y la felicidad que sentía interiormente por la idea de que estaba cerca su viaje para ir a gustar de Dios, o la tristeza que le podía causar el dejar a los compañeros de toda la misión que amaba mucho, y el servicio que aún podía hacer a Dios Nuestro Señor en esta misión» (S. De Ursis, Relación sobre M. Ricci, Archivo Histórico Romano S.I.). Es la misma actitud del apóstol Pablo (cfr. Fil 1,22-24), que quería irse con el Señor, encontrar al Señor, pero “me quedo para serviros.”.

Mateo Ricci murió en Pekín en 1610, a los 57 años, un hombre que dio toda su vida por la misión. El Espíritu misionero de Mateo Ricci constituye un modelo vivo actual. Su amor por el pueblo chino es un modelo; pero lo que representa un camino actual es su coherencia de vida, el testimonio de su vida como cristiano. Él llevó el cristianismo a China; él es grande sí, porque es un gran científico, es grande porque es valiente, es grande porque ha escrito muchos libros, pero sobre todo es grande porque ha sido coherente con su vocación, coherente con ese deseo de seguir a Jesucristo. Hermanos y hermanas, hoy nosotros, cada uno de nosotros, preguntémonos dentro: “¿Soy coherente, o soy un poco así así?”.



Tomado de:

https://www.vatican.va/content/francesco/es/audiences/2023/documents/20230531-udienza-generale.html

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Catequesis del Papa. La pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente 14. Los testigos: San Andrés Kim Tae-gon


 PAPA FRANCISCO

AUDIENCIA GENERAL

Plaza de San Pedro
Miércoles, 24 de mayo de 2023

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Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En esta serie de catequesis aprendemos de algunos santos y santas que, como testigos ejemplares, nos enseñan el celo apostólico. Recordemos que estamos hablando del celo apostólico, el que nosotros debemos tener para anunciar el Evangelio.

Un gran ejemplo de santo de la pasión por la evangelización vamos a buscarlo hoy a una tierra muy lejana, a la Iglesia coreana. Hablamos del mártir y primer sacerdote coreano san Andrés Kim Tae-gon. Aunque la evangelización de Corea la hicieron los laicos. Fueron los laicos bautizados los que transmitieron la fe, no había sacerdotes, porque no los tenían entonces: vinieron más tarde, por tanto la primera evangelización la hicieron los laicos. ¿Seremos capaces nosotros de algo similar? Pensémoslo: es algo interesante. Y este es uno de los primeros sacerdotes, san Andrés. Su vida fue y sigue siendo un elocuente testimonio de celo por el anuncio del Evangelio.

Hace unos 200 años, la tierra coreana fue escenario de una durísima persecución: lo cristianos eran perseguidos y aniquilados. Creer en Jesucristo, en la Corea de entonces, significaba estar dispuesto a dar testimonio hasta la muerte. En particular, el ejemplo de san Andrés Kim se desprende de dos aspectos concretos de su vida.

El primero es el modo que él tenía que usar para encontrarse con los fieles. Dado el contexto altamente intimidatorio, el santo se vio obligado a acercarse a los cristianos de forma no evidente, y siempre en presencia de otras personas, como si se hablaran desde hacía tiempo. Así́, para identificar la identidad cristiana de su interlocutor, san Andrés utilizaba estos medios: en primer lugar, una señal de reconocimiento previamente acordada: tú te encontraras con este cristiano y él tendrá este signo en la ropa o en la mano; después, él planteaba a escondidas la pregunta —pero en voz baja—: “¿Eres discípulo de Jesús?”. Como había otras personas que asistían a la conversación, el santo tenía que hablar en voz baja, pronunciando solo unas pocas palabras, las más esenciales. Así, para Andrés Kim, la expresión que resumía toda la identidad del cristiano era “discípulo de Cristo”: “¿Eres discípulo de Cristo”?, pero en voz baja porque era peligroso. Estaba prohibido ser cristiano.

En efecto, ser discípulo del Señor significa seguirle, seguir su camino. Y el cristiano es por su naturaleza uno que predica y da testimonio de Jesús. Toda comunidad cristiana recibe esta identidad del Espíritu Santo, y así toda la Iglesia, desde el día de Pentecostés (cf. Conc. Vat. II, Decr. Ad gentes, 2). Y de este Espíritu que nosotros recibimos, nace la pasión, la pasión por la evangelización, este celo apostólico grande: es un don del Espíritu. Y aunque el contexto circundante no sea favorable, como el del coreano de Andrés Kim, la pasión no cambia, al contrario, adquiere aún más valor. San Andrés Kim y otros creyentes coreanos han demostrado que el testimonio del Evangelio dado en tiempos de persecución puede dar mucho fruto para la fe.

Veamos ahora un segundo ejemplo concreto. Cuando aún era seminarista, san Andrés tuvo que encontrar la manera de acoger en secreto a misioneros del extranjero. No era tarea fácil, pues el régimen de la época prohibía terminantemente la entrada en el territorio a todos los extranjeros. Por eso fue —antes de esto— tan difícil encontrar un sacerdote que viniera a misionar: la misión la hicieron los laicos. Una vez —pensad en esto que hizo san Andrés—, iba caminando bajo la nieve, sin comer, durante tanto tiempo, que cayó al suelo exhausto, corriendo el riesgo de perder el conocimiento y quedarse congelado. En ese momento, oyó de repente una voz: “¡Levántate, camina!”. Al oír esa voz, Andrés se despertó, viendo como la sombra de alguien que le guiaba.

Esta experiencia del gran testigo coreano nos hace comprender un aspecto muy importante del celo apostólico. Es decir, la valentía de volver a levantarse cuando uno se cae. ¿Pero los santos caen? ¡Sí! Pero desde los primeros tiempos: pensad en san Pedro: cometió un gran pecado, pero tuvo fuerza en la misericordia de Dios y se levantó. Y en san Andrés nosotros vemos esta fuerza: se había caído físicamente, pero tuvo la fuerza de seguir, seguir para llevar el mensaje adelante. Por difícil que sea la situación, a veces incluso puede parecer que no deja espacio para el mensaje evangélico, no debemos rendirnos y no debemos renunciar a llevar adelante lo que es esencial en nuestra vida cristiana, es decir, la evangelización. Este es el camino. Cada uno de nosotros puede pensar: “Pero yo, ¿cómo puedo evangelizar?”. Pues mira a estos grandes y piensa en tus límites, pensemos en nuestras modestas posibilidades: evangelizar la familia, evangelizar los amigos, hablar de Jesús, pero hablar de Jesús y evangelizar con el corazón lleno de alegría, lleno de fuerza. Y esto lo da el Espíritu Santo. Preparémonos a recibir el Espíritu Santo en el próximo Pentecostés y pidámosle esa gracia, la gracia de la valentía apostólica, la gracia de evangelizar, de llevar adelante siempre el mensaje de Jesús.



Tomado de:

https://www.vatican.va/content/francesco/es/audiences/2023/documents/20230524-udienza-generale.html

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Domingo del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo - A


 DOMINGO DEL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO (ciclo A)

Todos los que comemos de la misma eucaristía formamos un solo cuerpo, el Cuerpo de Cristo.

Compartimos la reflexión del P. Adolfo Franco, jesuita.

ACCEDA AQUÍ










ESPECIAL: EL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO



Yo soy el Pan vivo, bajado del cielo.
Si uno come de este pan, vivirá para siempre;
y el pan que yo le voy a dar,
es mi carne por la vida del mundo.

Jn. 6, 51 



Invitamos a hacer una lectura orante del Capítulo 6 del evangelio de San Juan, donde nos anuncia el misterio del Sacramento de la Eucaristía, asimismo ofrecemos nuestras publicaciones dedicadas a esta Solemnidad:









ESPECIAL SANTÍSIMA TRINIDAD



Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello.
Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir.
El me dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros.
Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho: Recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros.
Juan 16:12-15

En la solemnidad de la Santísima Trinidad compartimos nuestras publicaciones dedicadas a este misterio insondable de Dios:














Domingo de la Santísima Trinidad - A


 DOMINGO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD (ciclo A)

El misterio de la Santísima Trinidad, misterio de la vida íntima de Dios.

Compartimos la reflexión del P. Adolfo Franco, jesuita.

ACCEDA AQUÍ





Homilía: Santísima Trinidad (A)


La Santísima Trinidad: Un misterio para orar y gustar

Homilía del P. José Ramón Martínez Galdeano SJ 

 Compartimos la homilía por nuestro Director fundador para esta importante fiesta.
Acceda  AQUÍ



Ofrecimiento Diario - Orando con el Papa Francisco en el mes de JUNIO 2023: Por la abolición de la tortura

   

 



RED MUNDIAL DE ORACIÓN DEL PAPA
APOSTOLADO DE LA ORACIÓN

INTENCIONES DEL PAPA PARA EL MES DE JUNIO




OFRECIMIENTO DIARIO

Padre Bueno, sé que estás conmigo.
Aquí estoy en este nuevo día.
Pon una vez más mi corazón
junto al Corazón de tu Hijo Jesús,
que se entrega por mí y que viene a mí en la Eucaristía.
Que tu Espíritu Santo me haga su amigo y apóstol, 
disponible a su misión de compasión.
Pongo en tus manos mis alegrías y esperanzas,
mis trabajos y sufrimientos, todo lo que soy y tengo,
en comunión con mis hermanos y hermanas de esta red mundial de oración.
Con María te ofrezco mi jornada por la misión de la Iglesia y por la intención de Oración del Papa para este mes:

«Oremos para que la comunidad internacional se comprometa concretamente en la abolición de la tortura, garantizando el apoyo a las víctimas y sus familias.»
AMÉN




ORACIÓN

Padre misericordioso, que nos invitas a la compasión con todos los hermanos y hermanas independientemente del curso que tomen sus vidas, danos entrañas de misericordia ante la fragilidad para que, como familia humana, erradiquemos para siempre la tortura. Que comprendamos desde el corazón y las ideas que ninguna persona o estado puede tolerar ni absolutamente nada, justificar tal aberración que es pura maldad, que nos deshumaniza. Ayúdanos a encontrar caminos de humanización en la construcción espacios seguros de convivencia; respetando la dignidad humana, y mirando el mundo con los ojos de tu Hijo Jesucristo. Que nuestras palabras, acciones y deseos estén siempre inspirados por la Vida en abundancia que el Espíritu Santo nos invita a vivir y compartir. Amén.


Padre Nuestro…

Ave María...

Gloria...

Amén




VIDEO DEL PAPA






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Revista virtual RED MUNDIAL DE ORACIÓN DEL PAPA, JUNIO 2023, Nº80.
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INTENCIÓN DEL MES

El Papa: “¡Paremos este horror de la tortura!”

El nuevo Video del Papa hace un enérgico llamamiento a la abolición de la tortura: “Es imprescindible poner la dignidad de la persona por encima de todo”, señala Francisco, que denuncia no solo las formas más violentas de tortura, sino también aquellas “más sofisticadas, como el trato degradante, la anulación de los sentidos o las detenciones masivas en condiciones inhumanas”.

“¿Cómo es posible que la capacidad humana para la crueldad sea tan grande?”, se pregunta con horror el Papa Francisco al comienzo de este Video del Papa. La nueva intención de oración del Santo Padre, que se confía a toda la Iglesia Católica a través de la Red Mundial de Oración del Papa, trata este mes de junio sobre un reclamo a la abolición de la tortura, en todas sus formas y en todo el mundo.
Historia de ayer, historia de hoy

“La tortura no es una historia de ayer”, explica Francisco en el video. “Desgraciadamente, es parte de nuestra historia de hoy”. Y lo subraya en las palabras que acompañan a su intención de oración: además de “formas muy violentas de tortura”, existen en el mundo actual “otras más sofisticadas, como el trato degradante, la anulación de los sentidos o las detenciones masivas en condiciones que no son humanas, que quitan la dignidad de la persona”.

El momento de la denuncia, y de la propia intención de la oración, no es casual: el próximo 26 de junio se conmemorará el Día Internacional de las Naciones Unidas en Apoyo de las Víctimas de la Tortura, debido a la fecha de 1987 cuando entró en vigencia la Convención de la ONU contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes (convención ratificada por 162 países) que se aprobó en 1984.

Ecce homo (He aquí el hombre)
Imágenes de presos en condiciones inhumanas —amarrados a una silla, encapuchados, con las manos atadas— abren el Video del Papa de este mes, que reconstruye lugares y prácticas de tortura vigentes en diversas partes del mundo. Cubos de agua con trapos, cuerdas, baterías eléctricas, alicates, martillos, machetes… Este inquietante inventario de una hipotética sala de tortura acompaña las palabras de Francisco, y subraya que quien intenta reducir al hombre a una “cosa” pierde, ante todo, su humanidad. Es lo que les ocurrió también a los torturadores de Jesús, cuando lo flagelaron, le pegaron y se burlaron de él. Jesús experimentó la tortura durante su Pasión y murió llevando sus señales: las heridas de las espinas y los látigos, los moretones por los golpes, las muñecas hinchadas por las cuerdas. Los detalles del Ecce homo del santuario homónimo de Mesoraca, en la provincia de Crotone (Italia), impresionantes por su realismo, dan cuenta de ello en el video.

Una práctica prohibida que sigue vigente en la sombra del derecho internacional
La tortura es una práctica que data desde la antigüedad. En los siglos XVIII y XIX, los países occidentales abolieron el uso oficial de la tortura en el sistema judicial y hoy su uso está totalmente prohibido por el derecho internacional. Sin embargo, es una realidad que sigue teniendo lugar en muchos países. El Fondo de Contribuciones Voluntarias de las Naciones Unidas para las Víctimas de la Tortura ha ayudado cada año, desde 1981, a una media de 50.000 víctimas de la tortura en países de todas las regiones del mundo. Esto suele ocurrir, naturalmente, en zonas de conflicto, como la agresión rusa contra Ucrania, donde ha habido informes sobre actos de tortura perpetrados por soldados rusos contra militares y civiles ucranianos. Pero también, y en parte tras la aparición de las nuevas tecnologías, ha aumentado el uso de prácticas de tortura no cruentas, como las psicológicas. El agravante, además, es que existe una brecha persistente en la rendición de cuentas por tortura y malos tratos en todo el mundo, causada en parte por la negación sistémica, la obstrucción y la evasión deliberada de la responsabilidad por parte de las autoridades públicas; este escenario dificulta contabilizar y llevar un registro de las víctimas.

El llamamiento de Francisco
He aquí, pues, el llamamiento del Papa a toda la comunidad internacional, “para que se comprometa concretamente en la abolición de la tortura, garantizando el apoyo a las víctimas y a sus familias”. Ya en un discurso del 2014, Francisco había señalado que “estos abusos se podrán detener únicamente con el firme compromiso de la comunidad internacional en reconocer [...] la dignidad de la persona humana sobre todas las cosas”.

Jesucristo, torturado y crucificado
El P. Frédéric Fornos S.J., Director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa, comentó acerca de esta intención: “Cualesquiera que sean las razones, no se puede legitimar la tortura. Francisco lo dijo muchas veces con claridad, por ejemplo: ‘¡Torturar a las personas es un pecado mortal! Que las comunidades cristianas se comprometan a sostener a las víctimas de la tortura’ (Tweet del 26 de junio 2018). Jesucristo, el rostro de Dios para los cristianos, se ha hecho cercano a todos los torturados a lo largo de la historia en su Pasión. Por eso, como nos dice Francisco en Fratelli Tutti: ‘Cada violencia cometida contra un ser humano es una herida en la carne de la humanidad’ (FT 227). Este mes de oración y acción por la abolición de toda forma de tortura, sea de los detenidos, prisioneros o secuestrados, es también un llamado a garantizar ‘el apoyo a las víctimas y sus familias’”.


Tomado de:
https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2023-05/el-papa-paremos-este-horror-de-la-tortura-video-papa.html


ACTITUDES PARA LA VIDA COTIDIANA


Dignidad de la persona.

  “También hoy, hoy se tortura a la gente; tantos presos son torturados, inmediatamente, para hacerlos hablar. Es terrible. Hoy, hombres y mujeres están en las cárceles superpobladas; viven ‘perdonadme’ como animales. Hoy se da esta crueldad” (Papa Francisco).
  Conoce e interiorízate sobre la pastoral carcelaria de tu zona y procura apoyarla en la medida de tus posibilidades.


Acoger el rostro del otro. “Sufre tanta gente: los enfermos, los que están en guerra, los sin techo, los hambrientos, los que dudan de la vida, que no sienten la felicidad, la salvación, o que sienten el peso del propio pecado” (Papa Francisco). 
En las conversaciones procurar mirar a los ojos con ternura y calidez. 


Mirar con otros ojos.

  “Todos somos pecadores. Pero él nos ama, nos ama. Y obramos, como pecadores, pero como hijos de Dios, hijos de su Padre. Recemos todos juntos una oración por esta gente que hoy sufre en el mundo tantas cosas feas, tantas maldades” (Papa Francisco).
Cuando te hieran o te incomoden pregúntate: ¿Cómo miraría el Señor esta situación?


 Nombrar el nombre del otro. “Y recemos por tantos hombres y mujeres que hoy son torturados en muchos países del mundo; por los encarcelados hacinados allí, como si fueran animales” (Papa Francisco). 
Nombra a las personas por las que ores, y escribe sus nombres en tu cuaderno espiritual o agenda para recordarlas este mes. 


Escuchar su voz.

  “Pedimos por todos los Jesús que hoy existen en el mundo: los hambrientos, los sedientos, los dudosos, los enfermos, los que están solos, los que sienten el peso de tantas dudas y culpas. Sufren mucho. Recemos por tantos niños enfermos, inocentes, que llevan la cruz desde pequeños” (Papa Francisco).
  Presta oído y escucha con amor y atención a quienes te lo requieran.


Fuente: ClickToPray




RECURSOS EN LA RED

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