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Doctrina Social de la Iglesia - 39. El Mercado I


 

P. Ignacio Garro, jesuita †

7. EL MERCADO


Mercado, del latín: “mercatus” = mercado, feria, comercio, tráfico de mercancías, negocios, lugar donde se hacen las transacciones de compra y venta. Hoy al hablar de mercado, no nos referimos necesariamente a un lugar físico, sino a un ámbito de actuación comercial donde concurren sujetos para comprar y vender cosas o servicios. Así se habla del mercado nacional de automóviles, del mercado mundial del cobre, mercado de capitales financieros, etc.

Los tipos de  mercado son muy variados: además de los anteriormente citados están los mercados de créditos, donde se venden o compran acciones, préstamos o cesiones de dinero a cambio del derecho de recuperarlo. Mercado de la vivienda. Mercado de bienes industriales, maquinaria industrial, agraria, o mercado de bienes y servicios, como servicios o asesorías legales, laborales, servicios de dirección y organización de empresas, etc.

Conviene distinguir entre mercado en sí mismo y economía de mercado. El mercado se configura como una realidad básica de la actividad económica en la que se intercambian todo tipo de bienes y servicios. Su existencia se remonta a muchos siglos atrás. Para nosotros el interés estará centrado sobre todo, en la economía de mercado, cuyos componentes se fundamentan en el mercado, pero exige que funcione en condiciones de libertad empresarial, de precios, y con la adecuada libertad de iniciativa corporativa, gremial y privada.

 

7.1.- La actividad económica y mercado

En el origen de toda actividad económica encontramos a alguna persona emprendedora, o empresario que descubre la posibilidad de ofrecer un producto que puede satisfacer los deseos o necesidades de un grupo de personas y que éstas tienen posibilidad de comprarlo.

También se originan actividades económicas productivas por las demandas de un bien, o un servicio que existe en la sociedad concreta. Para ofrecer este producto, el empresario deberá de obtenerlo en el mercado (comercio mayorista) o producirlo él mismo, aplicando para ello ciertos recursos (industria). El empresario emprendedor puede realizar estas actividades por sí mismo o contando con la colaboración de otras personas que aporten su trabajo, su colaboración o su capital de inversión, creando así una empresa.

Cuando se llega a un acuerdo entre potenciales vendedores y compradores, se formaliza un “contrato”, verbal o escrito, y posteriormente se realiza el intercambio entre lo ofrecido y lo demandado por un determinado precio.

La venta de una cantidad determinada de un producto al precio convenido da lugar a unos ingresos. La diferencia entre los ingresos obtenidos y los costoso originados (materia prima, mano de obra, producción, comercialización, costos financieros, etc) para poder suministrar el producto, genera un excedente de ganancia llamado “beneficio”

Si el precio y el beneficio que se pueden obtener son suficientemente atractivos, otras personas emprendedoras también se animarán a ofrecer el mismo producto. Y para lograr ser elegidos por los compradores, tenderán a rebajar el precio, u ofrecer mejor calidad, o procurarán por medio de la propaganda convencer el comprador de que su producto por el mismo precio que el competidor tiene más ventajas o mejor calidad. De este modo se establece la libre competencia de mercado o competencia comercial.


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Damos gracias a Dios por la vida del P. Ignacio Garro, SJ † quien, como parte del blog, participó con mucho entusiasmo en este servicio pastoral, seguiremos publicando los materiales que nos compartió.


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