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Doctrina Social de la Iglesia - 1. Introducción


 

P. Ignacio Garro, jesuita †


La finalidad de este Curso de Doctrina Social de la Iglesia no es otra sino la de llevar a cabo aquella tarea que el Papa Juan XXIII deseó en la Encíclica “Mater et Magistra”, del 15 de mayo de 1961. En la última parte de la encíclica Juan XXIII desea que estas enseñanzas sociales no se queden en meras teorías sino que pasen del saber teórico a la realidad práctica de la vida normal del cristiano, valiéndose de una enseñanza adecuada en los Colegios, Catequesis, Seminarios Diocesanos, grupos apostólicos de universitarios, obreros, etc.; veamos qué decía la encíclica al respecto.

Perenne eficacia de la Doctrina Social de la Iglesia. Nº 218-221

“La Iglesia Católica enseña y proclama una doctrina de la sociedad y de la convivencia humana que posee indudablemente una perenne eficacia. El principio capital, sin duda alguna, de esta doctrina afirma que el hombre es necesariamente fundamento, causa y fin de todas las instituciones sociales; el hombre, repetimos, en cuanto es sociable por naturaleza y ha sido elevado a un orden sobrenatural. De este trascendental principio, que afirma y defiende la sagrada dignidad de la persona, la santa Iglesia, con la colaboración de los sacerdotes y seglares competentes, ha deducido, principalmente en el último siglo, una luminosa doctrina social para ordenar las mutuas relaciones humanas de acuerdo a  criterios generales, que responden tanto a las exigencias de la naturaleza y a las distintas condiciones de la convivencia humana como el carácter específico de le época actual, criterios que precisamente por esto pueden ser aceptados por todos. Sin embargo, hoy más que nunca es necesario que esta doctrina social sea no solamente conocida y estudiada, sino además llevada a la práctica en la forma y en la medida que en las circunstancias de tiempo y lugar lo permitan o reclamen. Misión ciertamente ardua, pero excelsa, a cuyo cumplimiento exhortamos no solo a nuestros hermanos e hijos de todo el mundo, sino también a todos los hombres sensatos”.

Instrucción social católica. Nº 222- 225

“Ante todo, confirmamos la tesis de que la doctrina social profesada por la Iglesia Católica es algo inseparable de la doctrina que la misma enseña sobre la vida humana. Por eso deseamos intensamente que se estudie cada vez más esta doctrina, exhortamos, en primer lugar, a que se enseñe como disciplina obligatoria en los colegios católicos de todo grado, y principalmente en los Seminarios, aunque sabemos que en algunos centros de este género se está dando dicha enseñanza acertadamente desde hace tiempo. Deseamos, además, que esta doctrina social se incluya en el programa de enseñanza religiosa de las parroquias y de las asociaciones de apostolado de seglares y se divulgue también por todos los procedimientos modernos de difusión, esto es, ediciones de diarios y revistas, publicación de libros doctrinales, tanto para los entendidos como para el pueblo, y por último, emisiones de radio y televisión”. 

“Ahora bien, para la mayor difusión de esta doctrina social de la Iglesia católica, juzgamos que pueden prestar valiosa colaboración los católicos seglares, si la aprenden y la practican personalmente y, además, procuran con empeño que los demás se convenzan también de su eficacia. Los católicos seglares han de estar convencidos de que la mejor manera de demostrar la bondad y eficacia de esta doctrina es probar que puede resolver los problemas sociales del momento. Porque por este camino lograrán atraer hacia ella la atención quienes la combaten por pura ignorancia. Más aún, quizá consigan también que estos hombres saquen con el tiempo alguna orientación de la luz de esta doctrina”.

Educación social católica. Nº 226 230

“Pero una doctrina social no debe ser materia de mera exposición. Ha de ser, además objeto de aplicación práctica. Esta norma tiene validez sobre todo cuando se trata de la doctrina social de la Iglesia, cuya luz es la verdad, cuyo fin es la justicia y cuyo impulso primordial es el amor. Es, por tanto, de suma importancia que nuestros hijos, además de instruirse en la doctrina social, se eduquen sobre todo para practicarla. La educación cristiana, para que pueda calificarse de completa, ha de extenderse  a toda clase de deberes. Por consiguiente, es necesario que los cristianos, movidos por ella, ajusten también a la doctrina de la Iglesia sus actividades de carácter económico y social”. 

“El paso de la teoría a la práctica resulta siempre difícil por naturaleza; pero la dificultad sube de punto cuando se trata de poner en práctica una doctrina social como la de la Iglesia católica. Y esto principalmente por varias razones: primera, por el desordenado amor propio que anida profundamente en el hombre; segunda, por el materialismo que actualmente se infiltra en gran escala en la sociedad moderna, y tercera, por la dificultad de determinar a veces las exigencias de la justicia en cada caso concreto. Por ello no basta que la educación cristiana, en armonía con la doctrina social de la Iglesia, enseñe al hombre la obligación que le incumbe de actuar cristianamente en el campo económico y social, sino que, al mismo tiempo, debe enseñarle la manera práctica de cumplir convenientemente esta obligación”.

Más recientemente y en la misma línea de doctrina y de pensamiento el Papa Juan Pablo II en su discurso a la III Asamblea General del CELAM, en Puebla, México, el 28 de enero de 1978, decía:

Defensores y promotores de la dignidad de la persona humana. Nº 85 – 88.

“Cuanto hemos recordado antes constituye un rico y complejo patrimonio, que la “Evangelii Nuntiandi”, denomina, Doctrina Social de la Iglesia, o, Enseñanza Social de la Iglesia. Esta nace a la luz de la palabra de Dios y del Magisterio auténtico, de la presencia de los cristianos en el seno de las situaciones cambiantes del mundo, en contacto con los desafíos que de ésta provienen, tal doctrina social comporta, por lo tanto, principios de reflexión, pero también normas de juicio y directrices de acción. Confiar responsablemente en esta Doctrina Social, aunque algunos traten de sembrar dudas y desconfianzas sobre ella, estudiarla, enseñarla con seriedad, procurar aplicarla, enseñarla, ser fiel a ella es, en un hijo de la Iglesia, garantía de la autenticidad de su compromiso en las delicadas y exigentes tareas sociales, y de sus esfuerzos a favor de la liberación o de la promoción de sus hermanos. Permitid, pues, que recomiende a vuestra especial atención pastoral la urgencia de sensibilizar a vuestros fieles acerca de la Doctrina Social de la Iglesia”. 

“Hay que poner particular cuidado en la formación de una conciencia social a todos los niveles y en todos los sectores. Cuando arrecian las injusticias y crece dolorosamente las distancia entre pobres y ricos, la Doctrina Social, en forma creativa y abierta a los amplios campos de la presencia de la Iglesia, debe ser precioso instrumento de formación y de acción. Esto vale particularmente  en relación con los laicos: “compete a los laicos, propiamente, aunque no exclusivamente, las tareas y dinamismos seculares”, Gaudium et Spes, nº 43. Es necesario evitar suplantaciones y estudiar seriamente cuándo ciertas formas de suplencia mantienen su razón de ser. ¿No son los laicos los llamados, en virtud de su vocación en la Iglesia, a dar su aporte en las dimensiones políticas, económicas, y a estar eficazmente presentes en la tutela y promoción de los derechos humanos”.


CURSO DE DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

INTRODUCCION GENERAL

Por Doctrina Social de la Iglesia, (a partir de ahora usaremos "DSI"), se puede entender: "el conjunto de verdaderos principios, valores y directivas de acción, fundados en el Derecho Natural y en la Revelación, expuestos y desarrollados por el Magisterio de la Iglesia, con la colaboración del Pueblo de Dios, atendiendo a la evolución de la vida social, con la finalidad de que la sociedad humana se estructure de acuerdo al Plan divino de Salvación".

Sistemáticamente podemos decir que: "La DSI es el conjunto de principios, juicios y normas teóricas y prácticas que sirven para orientar, regular e iluminar  la actividad social de los hombres y para resolver los problemas sociales y humanos conflictivos; estos principios y normas los deduce de la razón de la naturaleza del hombre y de la sociedad, y los confirma con los datos de la Revelación". La exposición auténtica de esta DSI la hace el Magisterio de la Iglesia.

Esto significa:

A. Que esta DSI esta constituida por "principios" del Derecho Natural, el Dogma y la Moral cristianas. Es aplicable a las diversas situaciones históricas. Esta doctrina esta basada en:

1.- La afirmación irrenunciable de la "dignidad de la persona humana".

2.- La igualdad fundamental entre todas las personas (todos somos hijos de Dios).

3.- La defensa de los derechos de la persona humana y el cumplimiento de sus deberes.

B. Que está compuesta por juicios morales dictados sobre los hechos, las acciones colectivas y las realidades sociales. Por ejemplo: la conveniencia de que haya organizaciones gremiales, como sindicatos, etc. Sobre la no aceptación de los principios filosóficos e históricos del comunismo; sobre las injusticias y desigualdades que origina el capitalismo liberal, etc.

C. Que comprende las "normas morales" que se deducen de los principios naturales, por ejemplo, las obligaciones sociales de la propiedad privada, el salario mínimo, la prestación de servicios al obrero en su salud y vejez, etc.

¿La Iglesia tiene derecho a intervenir en cuestiones  sociales?

Sí, tiene derecho, pues ha recibido "autoridad plena" de enseñar y dar a conocer a todos los pueblos el Evangelio y su Ley Moral e interpretarlo, y exigir su observancia plena. Las leyes sociales y  económicas se fundan en la naturaleza de las cosas; por ello están estrechamente ligadas a la ley moral. La actividad social y económica no es solamente un juego de fuerzas ajenas a la voluntad y el destino del hombre, sino que dicha actividad económica está realizada por la inteligencia y voluntad del hombre concreto, a saber: a producir bienes y riqueza buscando una ganancia lícita y poniéndola al servicio de los demás; realizar un reparto equitativo de lo producido, etc. 

Todo esto lo realiza, dirige y crea la persona humana. Por lo tanto, como son actos humanos, los cuales pueden ser buenos o malos, están sujetos a normas morales, y la Iglesia está encargada por Dios para ayudar a que esas normas se cumplan y se respeten.

La Iglesia, con respecto al aspecto técnico o sistemático de la economía no tiene una palabra concreta que decir, pues no es ámbito de su competencia, pero sí tiene algo que decir en la "cuestión social", ya que la influencia de lo económico en la vida personal y social de la persona humana le interesa, la implicación de la materia en la materia social o económica están sujetos a las leyes morales, y para evitar que éstas sean violadas, enseña y predica la doctrina correcta para que se cumpla y se viva en justicia y en verdad. 

La encíclica "Quadragessimo Anno", recuerda que: "es un error afirmar que el orden económico y el social están separados y son tan ajenos que aquél no depende de éste". Afirma que la Iglesia tiene el derecho de intervenir en las cuestiones sociales y económicas, pues: "Dios nos confió el depósito de la verdad y el gravísimo encargo de publicar toda la ley moral, enseñarla y todo esto oportuna e inoportunamente". Q.A. Nº 41.



Damos gracias a Dios por la vida del P. Ignacio Garro, SJ † quien, como parte del blog, participó con mucho entusiasmo en este servicio pastoral, seguiremos publicando los materiales que nos compartió.

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