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Intención del Papa Francisco para el mes de Agosto: La Iglesia en camino

 



«Recemos por la Iglesia, para que reciba del Espíritu Santo la gracia y la fuerza para reformarse a la luz del Evangelio.»

Comentario del Papa Francisco a la intención del mes

26. Pablo VI invitó a ampliar el llamado a la renovación, para expresar con fuerza que no se dirige sólo a los individuos aislados, sino a la Iglesia entera. Recordemos este memorable texto que no ha perdido su fuerza interpelante: «La Iglesia debe profundizar en la conciencia de sí misma, debe meditar sobre el misterio que le es propio […] De esta iluminada y operante conciencia brota un espontáneo deseo de comparar la imagen ideal de la Iglesia —tal como Cristo la vio, la quiso y la amó como Esposa suya santa e inmaculada (cf. Ef 5,27)— y el rostro real que hoy la Iglesia presenta […] Brota, por lo tanto, un anhelo generoso y casi impaciente de renovación, es decir, de enmienda de los defectos que denuncia y refleja la conciencia, a modo de examen interior, frente al espejo del modelo que Cristo nos dejó de sí»[23].

El Concilio Vaticano II presentó la conversión eclesial como la apertura a una permanente reforma de sí por fidelidad a Jesucristo: «Toda la renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación […] Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad» [24].

Hay estructuras eclesiales que pueden llegar a condicionar un dinamismo evangelizador; igualmente las buenas estructuras sirven cuando hay una vida que las anima, las sostiene y las juzga. Sin vida nueva y auténtico espíritu evangélico, sin «fidelidad de la Iglesia a la propia vocación», cualquier estructura nueva se corrompe en poco tiempo.

27. Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación. La reforma de estructuras que exige la conversión pastoral sólo puede entenderse en este sentido: procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras, que la pastoral ordinaria en todas sus instancias sea más expansiva y abierta, que coloque a los agentes pastorales en constante actitud de salida y favorezca así la respuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesús convoca a su amistad. Como decía Juan Pablo II a los Obispos de Oceanía, «toda renovación en el seno de la Iglesia debe tender a la misión como objetivo para no caer presa de una especie de introversión eclesial» [25].


EXHORTACIÓN APOSTÓLICA EVANGELI I GAUDIUM

FRANCISCO

24 DE NOVIEMBRE DE 2013

Ver el texto completo:

http://w2.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20131124_evangeliigaudium.



Actitudes del mes para encarnar en nuestra vida

Las intenciones de oración del Papa nacen de la compasión por el mundo y, por lo tanto, expresan desafíos para la humanidad y para la misión de la Iglesia. Cuando Francisco nos confía sus intenciones de oración, nos ayuda a acercarnos al corazón de Cristo, a contemplar el mundo con sus propios ojos: «El corazón de Cristo es tan grande que desea acogernos a todos en la revolución de la ternura. La cercanía al Corazón del Señor insta a nuestro corazón a acercarse a nuestro hermano con amor, y nos ayuda a entrar en esta compasión por el mundo» Francisco.

Cada intención puede ser desplegada en actitudes concretas que ayudan a encarnarla en la propia vida. Estas actitudes constituyen “una bajada” a la vida concreta y por tanto orientan el diseño de contenidos en los diversos proyectos de la RMOP, las instancias de formación, oración y actividades apostólicas en las comunidades cuyo tema sea la intención de oración mensual. Las actitudes orientan el modo de concretar en la propia vida, la intención de oración.

La actitud que aparece en el centro es la actitud global mensual, la cual es desplegada en actitudes concretas a trabajar durante el mes.




PARA MEDITAR: HUMILDAD

Nacer de nuevo

Nacer a una realidad nueva supone morir a algo, toda transformación pide un proceso de muerte y crisis que abra a la novedad de un nuevo nacimiento. No hay vida sin muerte, no hay comienzo de algo nuevo sin que lo viejo llegue a su fin. Encuentros y despedidas, tareas que concluyen y otras que comienzan, aperturas y cierres.

El misterio de la Encarnación y el Nacimiento de Jesús, como expresión plena de este ciclo, fue posible por la muerte – renuncia de José y de María a sus proyectos personales, a su modo de pensar el curso de sus vidas. La renuncia se hizo nacimiento y novedad de Dios, por ella entró la Salvación al mundo, y en la cruz alcanzó la máxima expresión de amor. Toda muerte es crisis, pues pone en jaque las propias seguridades; pero es al mismo tiempo oportunidad de alcanzar una transformación, un cambio. Por eso cuando el Papa nos habla de la reforma de la Iglesia, somos invitados a entrar en la lógica de morir a los impedimentos que bloquean la transformación del corazón y de la vida comunitaria bajo la acción del Espíritu del Señor.

¿A qué debemos morir para nacer a la novedad del Señor?
Debemos morir a una mentalidad que impide la transformación del propio corazón y la renovación de la experiencia de una fe misionera. Hemos de acoger nuevos modos de vivir el Evangelio, con una fe en salida, poniendo a Jesús en el centro de nuestra experiencia espiritual, sin aferrarnos a formas externas que no responden al hoy. No hemos alcanzado una comprensión acabada de la vida que brota del Evangelio; el Espíritu del Señor nos sigue inspirando nuevas maneras, pues la vida es movimiento y cambio. Debemos unir la historia de gracia y tesoro espiritual que nos confía y, lo que la novedad del Espíritu inspira para colaborar con Jesús en su misión de compasión; audaces para probar nuevos caminos y libres de formas históricas que ya no responden a este tiempo.

En este mes puedo preguntarme ¿Cuál es mi experiencia espiritual que centra mi fe en Jesús? ¿Cómo renovarme hacia una fe apostólica, en salida hacia el encuentro con los demás? Acompañemos al Papa Francisco este mes con la ofrenda de nuestra propia conversión personal “recemos por la Iglesia, para que reciba del Espíritu Santo la gracia y la fuerza para reformarse a la luz del Evangelio”.

BETTINA RAED
DIRECTORA REGIONAL
RED DE ORACIÓN DEL PAPA
ARGENTINA - URUGUAY



PARA MEDITAR: VÍNCULOS

¿Cómo anda vecino?

Una experiencia común en las salidas misioneras a los barrios populares o a las zonas rurales es la gracia de reconocer que esos ecos del reino de Dios que vamos a transmitir, nos son transmitido en los modos de vincularse de la gente sencilla y humilde. Su hospitalidad con el que viene de afuera, su ser vecino con los de ahí.

Francisco nos dice que “en algunos barrios populares, todavía se vive el espíritu del «vecindario», donde cada uno siente espontáneamente el deber de acompañar y ayudar al vecino. En estos lugares que conservan esos valores comunitarios, se viven las relaciones de cercanía con notas de gratuidad, solidaridad y reciprocidad, a partir del sentido de un «nosotros» barrial” (FT 152).

A mí, que viví la mayor parte de mi vida en una ciudad grande, al mudarme a una ciudad del interior lo primero que me interpeló fue “cómo soy vecino”. Cómo me relaciono con los que viven en mi barrio, en mi ciudad, y cómo me vinculo con los primeros vecinos, esos otros que no soy yo, más cercanos, que son los que viven en mi misma casa. Preguntándome cómo vivo “el valor del amor al vecino, primer ejercicio indispensable para lograr una sana integración universal” (FT 151).

En el Evangelio, Jesús pregunta “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?” (Mc 3, 33) Los que estudian la biblia dicen que para los judíos de la época “hermano” significaba los de su lugar, los de su barrio. Que, como suele pasar todavía hoy en los pueblos chicos, algo de parentesco tienen.

Pero hace la pregunta para ampliarnos la mirada “El que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre” (Mc 3, 35). Ese ejercicio de movimiento me moviliza nuevamente a salir de mi mismo, a la misión, para ver cómo aquellos que, siendo hermanos, me muestran el reino de Dios; me invita a abrir el corazón para reconocer en el vecino un hermano; y me impulsa a hacerme vecino, cercano, prójimo (cfr. FT 80), con quienes Dios, hoy en particular, me está llamando a estar.

“Entonces, ya no digo que tengo «prójimos» a quienes debo ayudar, sino que me siento llamado a volverme yo un prójimo de los otros” (FT 81) de los que están sufriendo, de los pobres, los oprimidos, aquellos que nadie quiere ver. Reconociendo que “el bien, como también el amor, la justicia y la solidaridad, no se alcanzan de una vez para siempre; han de ser conquistados cada día” (FT 11). Salgo confiando en que todas las mañanas Jesús vuelve a caminar, sentir y mirar conmigo, acercándose, haciéndose vecino.

MARTÍN ALGORTA NSJ
NOVICIO JESUITA – PROVINCIA ARU



PARA MEDITAR: ORACIÓN

¿Ayudan las crisis?

Las transformaciones profundas, producto de procesos hondos de cambio, llegan después de una crisis, de una ruptura. Es una tempestad que acecha nuestra barca desenmascarando vulnerabilidades y falsas seguridades. Las personas, las instituciones, los grupos y comunidades viven y van afirmándose en hábitos, rituales, estructuras, esquemas de funcionamiento sobre los que construyen sus relaciones. En la medida que esas formas externas se alimenten de los valores y deseos originarios, las personas y grupos se adaptarán a los cambios de contexto, y permanecerán dando fruto.

Sin embargo, pueden caer en la tentación de vaciar sus formas externas, y acabar siendo formas rígidas vacías de contenido desconectadas de su tesoro original. ¡Bienvenida sea la crisis en estos momentos! Pues permite zarandear las seguridades como al trigo, y resquebrajar esas duras paredes de formas, que aíslan. La ruptura permitirá que caigan los muros, que se fracturen las rigideces y que se inicie el proceso de transformación. ¿En qué consiste este proceso? En volver a conectar con los deseos y con el tesoro de su origen. Volver a las primeras motivaciones que dieron origen a las relaciones, a la vida de los grupos a las decisiones estructurales de la persona.

Es un tiempo de ponerse a la escucha de la voz del Señor, del Espíritu Santo que conduce y fecunda la vida. Transformarse es acercarse nuevamente al ser, a su razón de ser, que lo hace ser quien es y no otra cosa o persona; y dejar caer lo accesorio y accidental, las formas que son adaptaciones a circunstancias variables. La sabiduría en estos procesos reside en aprender a distinguir lo accesorio o accidental del tesoro original, para encontrar caminos que lo sostengan en vida permitiendo nuevas formas más ajustadas a los tiempos actuales para seguir dando frutos que permanezcan.

MARÍA BETTINA RAED
DIRECTORA REGIONAL
RED DE ORACIÓN DEL PAPA ARGENTINA - URUGUAY



FUENTE:
REVISTA DIGITAL - RED MUNDIAL DE ORACIÓN DEL PAPA - AGOSTO 2021 - N°57





FORMACIÓN PASTORAL: INICIANDO UNA FORMACIÓN PASTORAL

 

UNA MANERA DIFERENTE DE LEER NUESTRO BLOG
Para una Formación Pastoral para Laicos


INICIANDO
UNA FORMACIÓN PASTORAL


Los temas seleccionados para esta fase inicial, tratan de mostrar las bases doctrinales de nuestra religión, respondiendo a las preguntas que nos planteamos frecuentemente.
Cada título es un enlace a nuestras publicaciones sobre dicho tema.











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FORMACIÓN PASTORAL: PROFUNDIZANDO EN NUESTRA FORMACIÓN PASTORAL

 

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PROFUNDIZANDO
EN NUESTRA FORMACIÓN PASTORAL


Los temas seleccionados para esta tercera fase, nos permitirán profundizar y continuar en nuestra formación pastoral iniciada en las fases anteriores con respecto a Dios (Tratados de DeoUno y DeoTrino), Jesucristo (Tratados de Cristología), la Virgen María (Tratado de Mariología), la Iglesia (Tratado de Eclesiología), como también en temas espirituales como Espiritualidad Matrimonial y los Ejercicios Espirituales según San Ignacio de Loyola.
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FORMACIÓN PASTORAL: CONTINUANDO CON NUESTRA FORMACIÓN PASTORAL

 


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CONTINUANDO
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Los temas seleccionados para esta segunda fase, nos permitirán adquirir conocimientos doctrinales que complementarán nuestra formación inicial.
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Domingo XVII Tiempo Ordinario. Ciclo B – La multiplicación de los panes




 P. Adolfo Franco, jesuita.

Lectura del santo evangelio según san Juan (6,1-15):

En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos.

Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: «¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?» Lo decía para tentarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer.

Felipe contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo.»

Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?»

Jesús dijo: «Decid a la gente que se siente en el suelo.»

Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado.

Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie.»

Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido.

La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: «Éste sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo.»

Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.

Palabra del Señor


Jesús, EL SEÑOR, nos enseña cómo se debe gobernar.

Tenemos narrado en estos versículos del Evangelio de San Juan el milagro de la multiplicación de los panes y de los peces. Y hay dos cosas que podríamos resaltar: el interés de Jesús por los problemas de la gente, por el problema del hambre, y su huida al monte El sólo cuando pretenden hacerlo rey.

El no quiere sacar provecho de la situación, y en particular no quiere sacar provecho político, porque El únicamente ha respondido a la necesidad de sus seguidores y sólo porque es una necesidad humana, y no está pensando en absoluto en el prestigio que puede sacar. Jesús no hace el bien para buscar prestigio personal; en ninguna situación Jesús buscará el beneficio propio.

Estas dos cosas que resalta el Evangelio de hoy, el interés sincero por preocuparse de los problemas humanos, y su rechazo al poder y al oportunismo, tienen mucho que decirnos en la actualidad, como lecciones de vida y como orientación a los que detentan el poder.

Estamos celebrando en estos días las Fiestas Patrias, y esta lección del Evangelio de este domingo nos viene muy a propósito. ¿Cuál es la razón por la que nos preocupamos por los demás? Jesucristo no quiso sacar provecho de la situación. El es muy diferente de algunos personajes que buscan obtener una porción del poder político, y por eso nos dicen que se van a preocupar de los niños, o de los ancianitos, o de las carreteras, que van a construir un coliseo, si es que les conceden sus votos. Si estos aspirantes a políticos hubieran estado en la multiplicación de los panes, hubieran querido que los cargaran en hombros y que los hicieran rey. El simple desinterés de hacer el bien porque el otro es un hermano necesitado no produce beneficios políticos, eso sólo lo hacen los buenos, los que aceptan seguir siendo “ingenuos”.

Pero sigamos con nuestra meditación sobre esta multiplicación de los panes, como lección de comportamiento. Jesucristo ¿pidió un porcentaje de cada uno de los panes repartidos? Realmente es una pregunta tonta y fuera de lugar. Jesús no tenía mucha idea de lo que es el “reino de este mundo”. Totalmente legítimo (dicen los inescrupulosos) que si uno hace un bien, si se logra un buen contrato derivado de los buenos oficios que yo interpongo, merezco ganarme un porcentaje suculento. Si no, no se puede vivir. 

De la misma forma a alguno se le podría ocurrir que si hubiera ocurrido este hecho en los tiempos actuales, habría pelea por conseguir que Jesús pidiera los panes de una panadería o de la otra; los apóstoles habrían estado recibiendo ofertas, para que aceptasen los panes que yo les ofrezco, con tal de que después me asegurasen una buena propaganda. El estar cerca de los poderosos, para conseguir contratos, esto es parte de la llamada estrategia de una buena empresa, aunque para ganar esos contratos se tenga que recurrir a artimañas (es decir, a malas mañas).

Otra cosa que observamos en este milagro es que Jesús no quiere hacerlo todo, hay un reparto de responsabilidades: uno es el que tiene los panes (un muchacho), otro es el que informa a Jesús, Jesús es el que hace la bendición milagrosa sobre estos panes y peces, los apóstoles son los que reparten el pan. Jesús no pretende acaparar el poder, lo importante es que la gente tenga que comer, y no importa si esto se lo pueden atribuir a El o a todos los demás que intervienen. Un “astuto político” habría repartido personalmente los panes, y hubiera “aprovechado” el hambre de la gente para sacar dividendos políticos.

Además, Dios siempre quiere la colaboración del hombre. El podría hacerlo todo, pero no quiere hacer nada sin la participación de nosotros los hombres. El nos ayuda, pero no nos exime de nuestra responsabilidad y exige que pongamos lo que está de nuestra parte.

Cuántas lecciones nos da el Señor en este milagro, y que oportunas. Que tengamos siempre una vida cristiana digna.



Voz de audio: José Alberto Torres Jiménez.
Ministerio de Liturgia de la Parroquia San Pedro, Lima. 
Agradecemos a José Alberto por su colaboración.

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Agradecemos al P. Adolfo Franco, S.J. por su colaboración.

Para otras reflexiones del P. Adolfo acceda AQUÍ.





Textos claves del Nuevo Testamento - 16. "...una buena noticia..."

 


P. Fernando Martínez Galdeano, jesuita

En la lengua griega, la palabra “evangelio” significa “buena noticia”. Esta buena nueva para los cristianos es el mensaje de salvación de Jesús: “Convertíos y creed en el mensaje de salvación” (Me 1,15); “No tengáis miedo, porque vengo a traeros una buena noticia para todos” (Lc 2,10). Su misma persona junto a su vida entregada y su mensaje ofrecen vida verdadera: “Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que dé su vida por mi causa y por la causa de mi mensaje de salvación, ése la salvará” (Mc 8,35). El “evangelio” como la “buena noticia” está centrado en la muerte y resurrección de Jesucristo: “Y si Cristo no ha resucitado, vuestra fe carece de sentido y seguís aún hundidos en el pecado. Y por supuesto también habremos de dar por perdidos a los que ya han muerto en Cristo. Si nuestra esperanza en ese Cristo no va más allá de esta vida, somos los más miserables de todos los hombres” (ICor 15,17-19).

El “evangelio” es fuerza salvadora de Dios para el que cree con humildad de corazón: “Porque si proclamas con tu boca que Jesús es el Señor y crees con tu corazón que Dios le ha resucitado de entre los muertos, te salvarás. En efecto, creyendo con el corazón actúa la fuerza salvadora de Dios y proclamándolo con la boca se alcanza la salvación” (Rm 10,9-10).



Agradecemos al P. Fernando Martínez SJ por su colaboración.

Para acceder a los otros temas AQUÍ.


Teología fundamental. 45. Historia de la Iglesia - Antigüedad cristiana


 


P. Ignacio Garro, jesuita †


6.2 DIVISION DE LA HISTORIA DE LA IGLESIA 

Continuación

6.2.3. ANTIGÜEDAD CRISTIANA

6.2.3.1. La predicación apostólica 

El día de Pentecostés los Apóstoles recibieron el Espíritu Santo, y comenzaron a predicar en diversas lenguas. Ese mismo día, San Pedro predicó a muchos y se convirtieron cerca de tres mil oyentes. Unos días después, con ocasión de la curación del cojo de nacimiento (cfr. Hechos 3, 11), el mismo Apóstol habló de nuevo a la muchedumbre y a los creyentes se sumaron otros cinco mil. 

Los Apóstoles movidos por el Espíritu Santo se dispersaron para evangelizar el mundo conocido. San Pedro se dirigió a Antioquía y de ahí pasó a Roma para establecerse definitivamente en esa ciudad en el año 44. El mundo se llenó de cristianos en poco tiempo. Pocos hombres, llenos de fe, hicieron de fermento en la gran masa del mundo. 

El testimonio de Tertuliano escrito hacia el año 200 es elocuente: "Somos de ayer y hemos llenado todo lo vuestro: ciudades, islas, campamentos, el palacio imperial, el senado, elforo; sólo os hemos dejado los templos vacíos". 

La fe se extendió en lo que actualmente es Italia, Grecia, España, Francia, el norte de Africa y Asia. 

Los cristianos llevaban una vida que conmovía profundamente a los paganos. El mismo Tertuliano dice que los gentiles admirados exclamaban refiriéndose a los cristianos: "Mirad cómo se aman, y cómo están prontos a morir los unos por los otros". 


6.2.3.2. Las persecuciones 

El Estado Romano consideraba a los primeros cristianos como un peligro para su seguridad y como impíos ateos, por lo que les aplicó la pena capital,

Fue Nerón el primer emperador romano que persiguió a los cristianos. El motivo o quizá pretexto de la persecución fue el incendio de la ciudad de Roma (en la noche del 18 al 19 de julio de 64), en donde se culpó a los cristianos. La persecución dio como resultado una gran multitud de mártires; entre ellos se cuentan San Pedro y San Pablo. 

De las persecuciones sobresalen las realizadas en tiempo de los siguientes emperadores: Domiciano (81-96);Trajano (98-117); Septimo Severo (193-211); Decio (249-251); Valeriano (253-260) y Diocleciano (284-305).


6.2.3.3. Los mártires 

Mártir es una palabra griega que quiere decir testigo. A los mártires se les tributa una veneración especial por haber sellado con su propia sangre la fe de Cristo. Buen ejemplo para que sepamos hasta qué punto debemos estar dispuestos a defender nuestra fe. 


6.2.3.4. El Edicto de Milán 

A principio del año 313, Constantino y Licinio emperadores, firmaron el Edicto de Milán por el que se concedía libertad de culto a los cristianos y la restitución de los bienes de la Iglesia. El cristianismo se equiparaba a la religión pagana y compartía con ella sus privilegios y derechos. 


6.2.3.5. Las herejías 

No todos recibieron íntegramente las verdades de nuestra fe. Pronto, surgieron las primeras herejías que fueron un peligro mucho mayor para la Iglesia, aún más que las mismas persecuciones, pues el enemigo que está dentro es mucho más peligroso. 

Las herejías, sin embargo, han ayudado a precisar la expresión de las verdades de nuestra fe, pues la Iglesia se ha visto en la necesidad de dar definiciones y puntualizar verdades que pacíficamente se venían creyendo.

Pueden distinguirse a grandes rasgos las siguientes herejías: 

a) Judaizantes: pretendían que los cristianos debían observar la ley judía; 

b) Trinitarias: negaban la trinidad de personas en Dios, afirmando que son tres nombres o modos de una misma persona. Hay que incluir aquí a los modalistas, monarquianos y patripasianos. 

c) Arrio: no quiso reconocer la divinidad de Jesucristo incurriendo también en una herejia trinitaria (cfr. 8.1.2). 

d) Nestorio: negó la Maternidad divina de María por afirmar que en Cristo había dos personas (cfr. 8.1.2). 

e) Pelagio: atacó la necesidad de la gracia y el dogma del pecado original. 


6.2.3.6. Padres de la Iglesia 

Papel importante en la lucha contra las herejías jugaron los Padres de la Iglesia que son: a) escritores que sobresalen por la ortodoxia de su doctrina; b) santidad de vida; c) antigüedad, y d) aprobación de la Iglesia. Estos hombres explicaron la doctrina de la Iglesia de una manera sistemática e hicieron más inteligible la verdad revelada con el empleo de la razón natural. 

Entre los Padres de la Iglesia griega destacan: San Atanasio (sobresale por su defensa contra el arrianismo); San Gregorio Nazianceno, San Basilio y San Juan Crisástomo (el "pico de oro" por su excelente manera de hablar de las verdades de nuestra fe). 

Entre los Padres latinos sobresalen: San Ambrosio, San Agustín, San Jerónimo (la versión de la Sagrada Escritura elaborada por él es su obra por excelencia) y San Gregorio Magno. 




Damos gracias a Dios por la vida del P. Ignacio Garro, S.J. quien nos brindó toda su colaboración. Seguiremos publicando los materiales que nos compartió para dicho fin.

Para acceder a las publicaciones anteriores acceder AQUÍ.




Domingo XVI Tiempo Ordinario. Ciclo B – El descanso luego de luego de la tarea cumplida


Escuchar AUDIO o descargar en MP3

P. Adolfo Franco, jesuita.

Lectura del santo evangelio según san Marcos (6, 30 - 34)

En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.

Él les dijo: «Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.»

Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.

Palabra del Señor


El Señor recomienda en esta escena PAZ Y SILENCIO; y qué necesarios son.

Los apóstoles han terminado su primera actividad apostólica, y al volver cuentan todo lo que cada uno ha hecho. Regresan felices. Ellos mismos han quedado admirados de todo lo que fueron capaces de hacer por la fuerza comunicada por Cristo. Al terminar de escuchar sus experiencias Jesús les invita a irse a un lugar solitario para descansar. Y por eso suben a la barca para buscar un sitio tranquilo.

La vida del hombre es trabajo, pero debe tener espacios solitarios de recuperación, de descanso. Este mensaje del evangelio de hoy parece necesario como nunca, para nosotros, hijos de una civilización que se mueve en forma vertiginosa. Vivimos a la carrera, con tanta prisa que ni nos damos cuenta de que estamos viviendo. La velocidad de los acontecimientos es tan grande que no nos permite distinguir los hechos, vivirlos, gozar la vida, detenernos, profundizar, tener reposo. Como cuando una película se dispara en el proyector, entonces sus imágenes van tan aprisa que no percibimos lo que el filme nos quiere decir. La vida a veces la vivimos en forma tan agitada que no la llegamos a profundizar.

Será, seguramente, que necesitamos un poco de reposo, una pausa. Y esto no siempre es fácil, porque la prisa termina siendo una droga que nos envicia. Y necesitamos más y más prisa para sentir que seguimos vivos. Vivimos acelerados, y tenemos que aquietarnos. Pero la velocidad, como todas las drogas, tiene esas dos características de la tolerancia y de la dependencia. Cuando nos acostumbramos a vivir a una cierta velocidad, sentimos la necesidad de imprimir más velocidad (si no ya no se produce eso que muchos llaman “adrenalina”). Y cuando se nos para en seco (se nos quita la droga de la velocidad) nos viene el aburrimiento, parecería que nos cuesta vivir.

Pero el vértigo produce varios efectos nocivos a la calidad del ser humano. El primero es la superficialidad. No se tienen experiencias profundas, no se medita en las raíces, no hay espacio para la quietud de la contemplación. La meditación, los espacios de reflexión, no caben en una vida llena de velocidad (por eso es frecuente que la gente diga que no tiene tiempo, o que no le alcanza el tiempo). Se tienen tantas informaciones que no hay tiempo para asimilarlas, perdemos la capacidad de reflexión sobre los acontecimientos; y sobre todo no tenemos el suficiente sosiego para darnos un espacio a nosotros mismos. Somos hombres devoradores de noticias. Las amenas tertulias en familia o con amigos son tan escasas, porque nos cuesta estar quietos un rato sin estar urgidos por el reloj; enseguida surge: “disculpen tengo que irme, porque se me hace tarde”; y la tertulia se deshace, porque la prisa por irse contagia a todos los presentes. Hacemos demasiadas cosas pero no tenemos tiempo para la filosofía, para la contemplación, para la oración.

Pero no menos problema que la superficialidad es la provisionalidad. Todo se vuelve provisional, todo es “usar y tirar”. La comida es al paso, las relaciones son al paso. Hoy digo que sí, mañana no sé qué pensaré. No hay principios estables, no hay compromisos duraderos. La velocidad con que todo cambia, no nos permite darnos cuenta de lo duradero, y de lo perenne. Parecería que solo hay velocidad, sin nada de esencial. Como si lo único verdadero fuera el fluir, el correr. No hay valores estables en la vida: también se piensa que los valores se sujetan con imperdibles, para poderlos cambiar, cuando no estén de moda. Y lo mismo pasa con las instituciones, y con una de las más sagradas, el matrimonio y la familia. Los compromisos duran unos cuantos años, hasta que encuentre un “nuevo producto” que me guste más que el que ya me aburre de tanto verlo, y lo cambio por uno nuevo. El hombre de hoy puede tener el peligro de no saber comprometerse.

Por eso es tan importante el consejo del Evangelio: vamos a un lugar apartado, para descansar un poco. Y si esto vale para la vida natural, mucho más vale sobre todo para nuestra vida sobrenatural. Para darle cabida a la fe, a entrar en el espacio de la contemplación, donde se produce el encuentro con el Rostro Amado; para eso es necesario un tiempo y un espacio en soledad, tranquilo. Para entrar en nuestro mundo interior, profundizar en él, para ver nuestra realidad y purificarla. Para entrar en la paz de una oración quieta, que nos llene de savia vigorizante, nos hace falta quietud. Cumplamos, pues, la invitación que nos hace Jesús, de ir a un lugar solitario para descansar un poco.



Voz de audio: José Alberto Torres Jiménez.
Ministerio de Liturgia de la Parroquia San Pedro, Lima. 
Agradecemos a José Alberto por su colaboración.
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Agradecemos al P. Adolfo Franco, S.J. por su colaboración.

Para otras reflexiones del P. Adolfo acceda AQUÍ.


 

Textos claves del Nuevo Testamento - 15. "...el Espíritu da vida..."



P. Fernando Martínez Galdeano, jesuita

Desde su concepción en el seno de María, el Espíritu Santo hace de Jesús hombre el Hijo de Dios: “El Espíritu Santo vendrá sobre tí y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra” (Lc 1,35); “José, hijo de David, no tengas reparo en recibir a María como esposa tuya, pues el hijo que espera viene del Espíritu Santo” (Mt 1,20).

En la vida y misterios de Jesús de Nazaret se manifiesta de forma permanente el Espíritu Santo: “Cuando habla aquel a quien Dios ha enviado, es Dios mismo quien habla, ya que Dios le ha comunicado plenamente su Espíritu” (Jn 3,34). Y ausente Jesús de esta vida temporal nos envía su Espíritu: “Porque si no me voy, el Paráclito no vendrá a vosotros, pero si me voy, os lo enviaré” (Jn 16,7).

El Espíritu Santo transformará a los apóstoles en sus testigos: “Cuando venga el Paráclito, el Espíritu de la verdad, que yo os enviaré y que procede del Padre, él dará testimonio favorable sobre mí. Vosotros mismos seréis mis testigos” (Jn 15,26-27). Este mismo Espíritu les iluminará para comprender los dichos y hechos del Señor: “Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, hará que recordéis lo que yo os he enseñado y os lo explicará todo” (Jn 14,26).

Es también el Espíritu Santo quien da vida verdadera a la Iglesia: “Porque todos nosotros, judíos o griegos, esclavos o libres, hemos recibido un mismo Espíritu en el bautismo, a fin de formar un solo cuerpo; y todos también, hemos bebido del mismo Espíritu. Por su parte, el cuerpo no es un único miembro, sino muchos ” (1Cor 12,13-14). El Espíritu Santo es fuente de vida: “Dios nos ha capacitado para ser servidores de una alianza nueva, basada no en la letra de la ley, sino en la fuerza del Espíritu; porque la letra mata, mientras que el Espíritu da vida” (2Cor 3,6).



Agradecemos al P. Fernando Martínez SJ por su colaboración.

Para acceder a los otros temas AQUÍ.



 



MÚSICA CRISTIANA CATÓLICA EN YOUTUBE


La música ofrecida a Dios es muy importante en la vida cristiana, nos permite orar para alabar, dar gracias, pedir perdón, ofrecer nuestro servicio y nuestra vida a Dios, nos ayuda a acercarnos al Señor, personalmente y en comunidad.

Compartimos enlaces a los CANALES DE YOUTUBE de intérpretes y cantautores de música cristiana católica contemporánea.


P. CRISTÓBAL FONES, JESUITA

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ENRIQUE ASCOY - LOS ASCOY

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HNA. GLENDA

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MARTÍN VALVERDE

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ATHENAS

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SIERVAS

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DANIEL POLI

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JESED

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JESÚS CABELLO

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YULI Y JOSH

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ROMINA GONZALES

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MIGUEL NAVARRETE

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CORO LITÚRGICO CANTARÉ

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