SEMINARIO ARQUIDIOCESANO DE AREQUIPA
2. Jesús llama a sus discípulos. La Vocación
Ser llamado por Cristo significa “seguirle” y esto es la vocación. Una
vocación para compartir su vida para poder compartir, después, su misión. Esto
es realmente original en Jesucristo. Al iniciar su vida pública apostólica,
Cristo reúne a su alrededor un grupo de discípulos. Rodearse de discípulos, vivir
con ellos, enseñarles a conocer e interpretar los Libros sagrados, era – en
tiempos de Jesús – un procedimiento habitual. Cualquier maestro de Israel tenía
un grupo de discípulos que recibían el nombre de “seguidores”. A nadie podía
extrañarle demasiado que Jesús hiciera lo mismo.
Sin embargo lo propio, lo característico del seguimiento de Jesús en el
radicalismo de su seguimiento, comparándolo con cualquier otro maestro de
Israel, es Cristo quien toma la iniciativa en el llamado, o vocación, es Jesús
el que elige y sale al encuentro de sus discípulos, Mt 4, 18-22;
Mc 1, 16-20; Lc 5, 1-11. Jn 1, 35-51. Jesús no espera que vengan sus discípulos
a él. El los llama. Esto era inaudito, totalmente, en tiempos de Cristo. Ningún
maestro elegía a sus discípulos. Eran los discípulos quienes elegían a su
maestro, siguiendo su propia inclinación o sus preferencias personales. En el
caso de Jesús es distinto. Es él quien llama. Y tiene especial interés en que todos lo adviertan sin que
quede posible lugar a la duda.
Jesús no admitió entre sus discípulos a ningún espontáneo, más bien les
dio evasivas o les puso dificultades, Mt 8, 18; Lc 9, 61. Quizá hacia esto para
que nunca tuvieran el secreto convencimiento de que el primer paso lo habrían
dado ellos, por su propia iniciativa. Por eso el seguimiento de Cristo antes de
ser una respuesta es una llamada, Cristo toma la iniciativa, elige, llama, el
discípulo, éste, libremente acepta o rechaza el llamado.
El seguimiento de Cristo antes de ser un quehacer humano, es un don
gratuito, una verdadera gracia divina:
“Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no le atrae”, Jn 6,
44. Y con más claridad les recordará: “No
me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros”, Jn
15, 16. En el NT. discípulo es el que, llamado por Jesús, Mt 4,18.s.s, sigue su
camino, Lc 9, 57-62; debe de observar la voluntad de Dios Mt 10, 29, e incluso
adhiriéndose sin reservas a la persona de Jesús, ir hasta la muerte y a la
entrega total de su vida por amor, Mt 16, 24. En Hechos de los Apóstoles todo
creyente bautizado, es considerado "discípulo", Hech 6, 1; 9, 19. Por lo tanto es Jesús quién
llama, o admite al seguimiento, porque quieren ser ciudadanos del Reino de
Dios.
2.1. El
Seguimiento a Cristo
“Si alguno quiere venir en pos
de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar
su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará”, Mt 16, 24-26. Mc 8, 34
“Si alguno quiere venir en pos
de mí, niéguese a sí mismo tome su cruz cada día, y sígame... pues, ¿de qué le
sirve al hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se pierde o se
arruina?”, Lc 9, 23-27.
2.2. Exigencias del seguimiento
Renuncia total: “El que ama a su
padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí. El que no toma su cruz y me
sigue detrás no es digno de mí. El que encuentre su vida, la perderá; y el que
pierda su vida por mí, la encontrará”, Mt 10, 37.
“Si alguno viene junto a mí y
no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus
hermanas, y hasta su propia vida, no puede ser discípulo mío. El que no lleva
su cruz y venga en pos de mí, no puede ser discípulo mío”, Lc 14, 26-27.
“Maestro te seguiré a donde
quiera que vayas ... las zorras tienen guaridas, las aves tiene nidos, el Hijo del hombre no tiene donde
reclinar la cabeza", Mt 8,
19-20.
“Señor, déjame ir primero a
enterrar a mi padre. Dícele Jesús: Sígueme, y deja que los muertos entierren a
los muertos”, Mt 8 21-22.
“También otro le dijo: “te
seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa” Jesús le dijo:
"Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el
reino de Dios”, Lc 9, 61-62.
“El que no está conmigo está
contra mí; el que conmigo no recoge desparrama”, Mt 12, 30.
2.3. Recompensas en el seguimiento
“Pedro, tomando la palabra
dijo: “ya ves que lo hemos dejado todo y te hemos seguido: ¿qué recibiremos,
pues? Jesús dijo: “Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido, en la
regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os
sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de
Israel. Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre,
hijos o campos por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará la vida
eterna”, Mt 19, 27-29: Mc 10, 28-31, Lc
18, 28-30
2.4. Dinámica del Seguimiento de Jesucristo
a. Llamamiento:
Mt 4, 18-20: “..
vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés .. y les dice:
Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres ..”, Mt 4, 18-20.
“...vio a
otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan ... y los llamó. Y
ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron”, Mt 4, 21-22.
b. Seguimiento:
Mt 16, 24-26: “Si
alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.
Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por
mí, la encontrará”.
c. Imitación:
Mt 11, 28-30: “Tomad
sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y
hallaréis descanso en vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga
ligera”.
Filp. 2, 5: “Tened entre vosotros los mismos
sentimientos que Cristo”.
d. Identificación:
Gal 2, 19b -20: “...con Cristo estoy crucificado; y ya nos soy yo, sino que Cristo vive
en mí. Esta vida en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se
entregó a sí mismo por mí”.
Filp. 1, 21: “pues para mí la vida es Cristo”.
e. Misión:
Jn 17, 18: “Como
tú me has enviado, yo también los he enviado al mundo”.
Lc 9, 1-2: “Convocando
a los Doce, les dio autoridad y poder sobre todos los demonios, y para curar
enfermedades, y les envió a proclamar el reino de Dios y a curar”.
Mc 3, 13-14: “Subió
al monte y llamó a los que él quiso; y vinieron junto a él. Instituyó Doce,
para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar”.
Mt 10, 1, s.s: “Y llamando a sus doce discípulos, les dio el poder sobre los espíritus
inmundos para expulsarlos, y para curar toda enfermedad y toda dolencia”.
2.5. Vocación de los Doce
Apóstoles
Uno de los sucesos más importantes y trascendentes de la vida pública de
Jesús es el acto de elegir a los Doce Apóstoles. Mc 3, 13-l9; Mt 10, 1-4. En la vocación de los Doce, Jesús continúa lo empezado
en el llamado de los primeros discípulos. Parece ser que de 72 discípulos, Mt
10, 1, Jesús eligió los Doce, por lo tanto la elección de los Doce fue
iniciativa de Jesús y de la importancia de la elección nos habla cuando subraya
el evangelista que Jesús se preparó toda la noche en oración con su Padre, Mc
6, 12-16: "Y eligió a los que quiso,
y vinieron donde El. Instituyó a los Doce, para que estuvieran con El y para
enviarlos a predicar". Mc 3, 13-14. Podemos aclarar esta elección de
esta manera:
1.- “Eligió a los que quiso”,
(iniciativa divina)
2.- “Vinieron donde él”,
(formaron comunidad apostólica)
3.- “Instituyó a los Doce”,
(colegio apostólico)
4.- “Para que estuvieran con él”,
(convivencia fraterna)
5.- “Para enviarlos a predicar”,
(participación de su misión apostólica y salvífica).
La vocación se hace de acuerdo a la voluntad del Padre y por encargo
suyo; era el cumplimiento del decreto de la eterna economía salvífica de Dios.
La elección no era capricho o pura casualidad sino disposición de Dios. Este
pequeño círculo de discípulos fielmente entregados, que acompañan a Jesús
continuamente, será iniciado en los misterios del Reino de Dios, Mc 4, 10 y
educado en la escuela de Jesús para el apostolado.
Son los verdaderos parientes de Jesús, Mc 3, 34, y junto con un pequeño
número de creyentes forman el "resto santo de Israel" que encuentra
la salvación, y por ser este resto son también el núcleo de la Iglesia
posterior y los portadores de su misión salvífica universal. Igualmente las
profecías de la Pasión y las enseñanzas sobre el verdadero concepto del
discipulado estuvieron reservadas a ellos, Mc 8, 31; 9, 30; 10, 32; Mt 10,
5-33. Sólo ellos pudieron celebrar con el Señor la Ultima Cena, Mc 14, 17.
Finalmente fue el Espíritu Santo quien les abrió los ojos para ver la obra de
Cristo y entender todas sus palabras.
Acerca del número de 12 tiene un simbolismo muy especial. Para los
israelitas era especialmente santo por los 12 patriarcas y las 12 tribus que
componen el pueblo elegido de Israel. Del tiempo mesiánico se esperaba
justamente la restauración de las 12 tribus de Israel. Cuando Jesucristo elige
a los doce implícitamente está diciendo que ha llegado el tiempo de nacer un
Nuevo Pueblo, no según la carne, sino según el espíritu universal salvífico, el
nuevo Israel, la Iglesia. Esto fue profetizado por Isaías y Jeremías. Así el
nuevo pueblo nace del antiguo Israel y crece sobre él y lo trasciende; así
resulta que en el Reino de Dios, los Doce se sentarán en 12 tronos para juzgar
a las 12 tribus de Israel, Mt 19, 28.
2.6. Misión de los Doce Apóstoles
Hemos visto que la elección de los discípulos y la institución del grupo
de los Doce Apóstoles son dos grados de creación del nuevo Pueblo de Dios.
Apóstoles y discípulos son los seguidores de Cristo, y son en embrión la base
de la que surgirá la Iglesia. Un grado más es la misión específica de los Doce
por Jesús. Hemos visto en Mc 3, 13-14, que: "los
llamó para que estuvieran con El", aspecto existencial y comunitario
y "para enviarlos a predicar",
aspecto apostólico de colaboradores directos en la proclamación de la Buena
Nueva, Mt 10, 5, s.s. Tienen poderes especiales y específicos. Instrucciones
concretas. Actitudes fraternales y apostólicas. Los instruye acerca de su
comportamiento. Les advierte de los peligros. Les predice peligro y
persecuciones. Les exhorta a que hablen en público y sin temor y que serán
señal de contradicción, Mt 10, 5 s.s.
Los Doce Apóstoles fueron elegidos por Cristo para que le acompañaran y
para enviarles a predicar la Buena Nueva del Reino. Por lo tanto tenían la
misión de representar a Cristo como el enviado del Padre. Cristo por ser el
Enviado del Padre, tiene poder para confiar a los apóstoles una misión
independiente y responsable, sin que por eso dejen de estar unidos a El. Según
el principio semita oriental de que el enviado de una persona es como la
persona misma a quien representa, Cristo envía a sus discípulos asegurándoles: "El que a vosotros os recibe, a Mí me
recibe, y el que me recibe a Mí, recibe al que me envió", Mt 10, 40.
S. Lucas dice en 10, 16: "Al que a
vosotros oye, a mí me oye, y el que a vosotros rechaza, a Mí me rechaza, y el
que me rechaza a mí rechaza al que me envió". Aquí vemos que la
representación concedida a los apóstoles está puesta en estrecha relación con
la representación de Dios Padre concedida a su Hijo Jesucristo.
A los apóstoles les es concedida por las palabras de Cristo una
autorización extraordinaria que viene del cielo y se orienta hacia el cielo.
Basados en la propia autoridad del mismo Cristo son a su vez transmisores
encargados y autorizados del Padre celestial. Por eso rechazar a un apóstol
significa rechazar a Dios mismo. La relación entre mandante (enviado) y
mandatario (el que envía) aparece clara, cuando Cristo dice: "No es el siervo mayor que su Señor,
ni el enviado mayor que el que envía", Mt 10, 24; Jn 13, 16. Así pues,
Cristo transmitió a sus enviados, a sus apóstoles, el poder único y pleno que
El mismo tenía en cuanto enviado del Padre. Esto implicaba la autorización y
obligación de proclamar el Reino de Dios y de vencer a los enemigos del Reino
(demonios, enfermedades y muerte). Los apóstoles obran por autorización del
mismo Cristo. Quien no está autorizado por El no puede pretender
representarle.
...
Agradecemos al P. Ignacio Garro, S.J. por su colaboración.
...
Jesús de Nazaret - 1º Parte: El Misterio de Cristo
Jesús de Nazaret - 2º Parte: El Misterio de la Encarnación
Jesús de Nazaret - 3º Parte: Nuestra comunión
en los Misterios de Jesús
Jesús de Nazarte - 4ºParte: Los Misterios de la Vida Pública de Jesús
Buen día, mi nombre es Oscar Escobar, y soy pastor cristiano evangélico. Quiero externarles mi admiración por este artículo, muy bien explicado, detallado y totalmente Cristo-céntrico. Me ha sido muy útil. Bendiciones.
ResponderEliminarbuen trabajo me gusto la pagina
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