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Oración por la Unidad de los Cristianos

SEMANA de Oración por la UNIDAD de los cristianos

"Unidos en la enseñanza de los apóstoles, la comunión fraterna, la fracción del pan y la oración" (Hch. 2,42)


Compartimos los textos de la Semana de Oración por la Unidad de los cristianos, celebrada del 18 al 25 de enero 2011, con la finalidad de que orar por la Unidad sea una práctica frecuente en nuestra vida de oración uniéndonos a la oración de Jesucristo:


“Padre, que todos sean uno”. Desde esta oración pronunciada por Jesús, los cristianos no han cesado de orar de varias maneras para que la unidad se realice. Esta oración es especialmente intensa durante la “semana de Oración por la Unidad de los Cristianos”, pero no debe limitarse a este tiempo, sino penetrar en nuestra vida diaria. Tenemos conciencia que la unidad querida por Jesús es, ante todo, obra del Espíritu Santo, pero requiere de nosotros un corazón dispuesto a acogerla.

  • La iniciativa de orar para que se haga realidad el querer de Jesús empezó en Inglaterra, 1908, obra del sacerdote anglicano, P. Paul Watson, que la llamó: “Octavario de oración por la unidad de la iglesia”.
  • El Abad Couturier (1935) propuso como objetivo: promover la unidad que Cristo quiere, por los medios que Él quiera.
  • En el año 1966 se creó un grupo mixto entre la Iglesia Católica y el Consejo Mundial de las Iglesias Protestantes, para la preparación de los textos para la semana de oración.
  • A lo largo de estos cien años la iniciativa ha ido creciendo y fortaleciéndose, de modo que en la actualidad, la colaboración entre las Iglesias, las parroquias y las comunidades anglicanas, católicas, ortodoxas y protestantes en la preparación y la celebración de la Semana de oración por la unidad es una práctica ya familiar, lo que es prueba tangible de la eficacia de la oración.

No se trata de plantear discusiones doctrinales, sino simplemente encontrarnos para orar, a a fin de que se haga realidad el querer de Jesús: “¡QUE TODOS SEAN UNO, PARA QUE EL MUNDO CREA!” Jn 17,21. Cada comunidad de seguidores y seguidoras de Jesús, ore por este motivo; juntos, oremos para que la unidad querida por Jesús se haga realidad, como don del Espíritu, como y cuando el Señor quiera, y más allá de nuestras limitaciones.

Soñamos con que esta iniciativa de oración, que en la mayoría de los países del mundo es ya praxis normal entre los cristianos de diversas confesiones, se convierta en grata experiencia de oración y fraternidad también en el Perú.

En un mundo tan fraccionado por la violencia y el odio, que los seguidores de Jesús podamos dar creciente testimonio de diálogo y fraternidad.


DÍA PRIMERO

La Iglesia de Jerusalén


Joel 2, 21-22.28-29 Derramaré mi Espíritu sobre todo ser humano.

Salmo 46 Dios está en medio de la ciudad.

Hechos 2, 1-2 Al llegar el día de Pentecostés.

Juan 14, 15-21 El Espíritu de la Verdad

Este año, el planteamiento de la Semana de oración por la unidad de los cristianos es propuesto por los cristianos de Jerusalén, remarcando el día de Pentecostés, es decir, el momento en que la Iglesia inicia su misión en la tierra.

El tema del Octavario es: “Unidos en la enseñanza de los apóstoles, la comunión fraterna, la fracción del pan y la oración”. “Ellos” designa la Iglesia primitiva de Jerusalén, nacida el día de Pentecostés en que el Paráclito, el Espíritu de Verdad, descendió sobre los primeros creyentes, como Dios lo había prometido a través del profeta Joel, y por el Señor Jesús en la noche anterior a su pasión y a su muerte. Todos los cristianos, a partir de Pentecostés, viven unidos en la Iglesia primitiva de Jerusalén, con su responsable, Santiago. Esta Iglesia es nuestra Iglesia madre. Nos da la imagen o el modelo de la unidad de los cristianos por la cual rogamos en esta semana.

Según una tradición oriental antigua, la sucesión eclesial se realiza en la continuidad con la primera comunidad cristiana de Jerusalén. La Iglesia apostólica de Jerusalén es reflejo de la Jerusalén celestial que, a su vez, es el modelo de todas las Iglesias cristianas. En señal de su unión con la Iglesia de Jerusalén, todas las Iglesias deben conservar las “características” de la primera comunidad cristiana por su constancia “a la enseñanza de los apóstoles, la comunión fraterna, la fracción del pan y la oración”.

La Iglesia actual de Jerusalén vive especialmente su continuidad con la Iglesia apostólica a través del costoso testimonio que ellas da de la verdad. Su testimonio dado por el Evangelio y su lucha contra las desigualdades e injusticias nos recuerdan que la oración por la unidad de los cristianos es inseparable de la oración por la paz y la justicia.


Oración

Dios todopoderoso y misericordioso, que con gran poder has reunido a los primeros cristianos de Jerusalén por el don del Espíritu Santo, desafiando así el poder humano del Imperio romano, haz que, como la primera Iglesia de Jerusalén, podamos reunirnos en la dignidad de predicar y vivir la buena noticia de la reconciliación y de la paz, por todas partes donde existen desigualdades e injusticias. Te lo pedimos en nombre de Jesucristo que nos libera de los vínculos del pecado y de la muerte. Amén.


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Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.

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