P. Fernando Martínez Galdeano, jesuita.
No parece ser éste un libro para leer, pero sirve como referencia para entender algo del esfuerzo tenaz de Israel por evitar la influencia agobiante de las culturas religiosas dominantes en Egipto y Canaán. El matrimonio entre hermanos era normal en Egipto. Las regulaciones y normas que aparecen en el Levítico sobre la maternidad y el nacimiento de los hijos pretendían frenar la perversión sexual, la prostitución sagrada y el sacrificio de los niños, tan propiciados por los cultos cananeos.
Las reglamentaciones sobre los alimentos puros e impuros tenían el propósito de aclarar y evitar la confusión de sus sacrificios a Yahvéh con los ritos idolátricos de los egipcios. La memoria y el recuerdo de la esclavitud padecida inspira las instrucciones en favor de los pobres en tiempo de recolección y cosecha, en proveer a quienes nada tienen, en honrar a los ancianos y en dar ejemplo de solidaridad, respeto y justicia en la relación con los demás. Las leyes morales iban así adquiriendo un valor de permanencia, pero muchas de las civiles y las más rituales fueron consideradas de hecho como temporales y ligadas a revisión y a un necesario cambio posterior.
Conforme a la concepción actual occidental lo puro-impuro está estrechamente relacionado con lo moral-inmoral. Para la mentalidad israelita se daba una diferencia sustancial. Puro-impuro se vinculaba más en particular con el abismal contraste de lo sagrado-profano. Y sagrado era lo que se pone en contacto con la santidad de Yahvéh. ¡Sólo Dios es santo! De ordinario, evitaban el pronunciar su nombre en señal de respeto. Lo sagrado en su esencia “pertenecía” a Dios. “No te acerques aquí; quítate las sandalias de tus pies, porque el lugar en que estás es tierra sagrada” (Ex 3,5).
SIENDO JUEZ NO HAGAS INJUSTICIA, NI POR FAVOR DEL POBRE, NI POR RESPETO AL GRANDE: CON JUSTICIA JUZGARÁS A TU PRÓJIMO. NO ANDES DIFAMANDO ENTRE LOS TUYOS; NO DEMANDES CONTRA LA VIDA DE TU PRÓJIMO. YO, YAHVÉH. NO ODIES EN TU CORAZÓN A TU HERMANO, PERO CORRIGE A TU PRÓJIMO, PARA QUE NO TE CARGUES CON PECADO POR SU CAUSA. NO TE VENGARÁS NI GUARDARÁS RENCOR CONTRA LOS HIJOS DE TU PUEBLO. AMARÁS A TU PRÓJIMO COMO A TÍ MISMO. YO, YAHVÉH. (Lv 19,15-18)
CUANDO UN FORASTERO RESIDA JUNTO A TÍ, EN VUESTRA TIERRA, NO LE MOLESTÉIS. AL FORASTERO QUE RESIDE JUNTO A VOSOTROS, LE MIRARÉIS COMO A UNO DE VUESTRO PUEBLO Y LO AMARÁS COMO A TÍ MISMO; PUES FORASTEROS FUISTEIS VOSOTROS EN LA TIERRA DE EGIPTO. YO, YAHVÉH, VUESTRO DIOS. (Lv 19,33-3*)
Guía del Libro del Levítico
(1,1-7,38)
• Leyes sobre los sacrificios. • Los holocaustos. • Las ofrendas. • Sacrificios pacíficos. • Sacrificios expiatorios. • Sacrificios de reparación. • Ritual de los sacrificios.
(8,1-10,20)
• La investidura de los sacerdotes. • Consagración. • Ofrenda de los sacrificios. • Entrada en funciones. • Falta de los hijos de Aarón. • Reglas complementarias.
(11,1-16,34)
• Pureza legal. • Animales puros e impuros. • Purificación de la mujer que da a luz. • La lepra y su purificación. • Impurezas sexuales. • El gran día de la expiación.
(17,1-25,55)
• La ley de santidad. • Sobre los sacrificios. • Sobre la honestidad matrimonial. • Deberes religiosos y sociales. • Sanciones. • Santidad del sacerdocio. • Acerca de los manjares sagrados. • Calendario de fiestas. • Prescripciones rituales complementarias. • Blasfemia y ley del Talión. • Años santos.
(26,1-27,34)
• Promesas y amenazas. • Reconciliación y salvación. • Apéndice: aranceles y tasaciones.
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Agradecemos al P. Fernando Martínez, S.J. por su colaboración.
Para acceder a las publicaciones anteriores acceder AQUÍ.
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