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Santísima Trinidad: 8° Parte - Cómo obra Dios, La Vida de Dios y Operaciones Inmanentes - Ciencia Divina




Por el P. Ignacio Garro, S.J.
SEMINARIO ARQUIDIOCESANO DE AREQUIPA


4. CÓMO OBRA DIOS (QUOMODO OPERETUR): LA ESENCIA FISICA DE DIOS: ATRIBUTOS DIVINOS OPERATIVOS

Una vez considerada la naturaleza divina en sí misma, como estática, es lógico estudiar esa misma naturaleza divina como operativa y dinámica, es decir, tenemos que ver las "operaciones divinas", cómo obra Dios dinámicamente. En Dios podemos distinguir dos clases de operaciones:

  1. Las operaciones inmanentes, es decir, la acción de Dios "ad intra", que permanecen en Dios que las ejecuta, por ejemplo, su entender y su querer.
  2. Las operaciones transeúntes, es decir, las operaciones "ad extra" que producen efectos extrínsecos a la divinidad, por ejemplo, el poder de Dios en la obra de la creación, de la Redención y de la inhabitación en la criatura humana. Así pues, en el presente apartado estudiaremos:


  • El principio radical de las operaciones divinas, que es la vida de Dios
  • Las operaciones inmanentes, tanto las intelectuales como las volitivas, y así mismo las operaciones del entendimiento en orden a la voluntad, como la providencia, la predestinación y la reprobación.
  • El principio de las operaciones divinas transeúntes, que es el poder de Dios.


Veamos, en esquema, estos temas que vamos tratar.





4.A. LA VIDA DE DIOS

TESIS 15ª.-  "Dios es un ser que verdadera y propiamente vive "

1. Explicación

En este tratado  de Dios Uno, la Vida de Dios la consideramos, sólo dentro de los límites a que puede llegarse sólo con la razón natural, aunque siempre nos apoyemos en los datos revelados propuestos por el Magisterio de la Iglesia. Sabemos, sin embargo, por esa misma revelación y por ese Magisterio que la Vida divina es mucho más rica: en la Vida divina existen procesiones inmanentes "ad intra", tanto del entendimiento como de la voluntad, procesiones que originan unas relaciones subsistentes, que se identifican con la substancia divina, pero que se distinguen entre sí.

2. Magisterio de la Iglesia

Concilio IV de Letrán, 1215: “Firmemente creemos y simplemente profesamos que uno solo es el verdadero Dios ... El Padre no viene de nadie, el Hijo del Padre solo, y el Espíritu Santo igualmente de uno y de otro como de un solo principio. El Padre que engendra, el Hijo que nace y el Espíritu Santo que procede ... Creador de todas las cosas” . Denz 800.

El primer documento del Conc. IV de Letrán, manifiesta las operaciones vitales “ad intra” de la Trinidad. El segundo documento del Conc. Vat. I,  afirma que en Dios se dan entendimiento y voluntad en grado infinito y, por tanto, capacidad ilimitada de operaciones vitales intelectivas y volitivas.

Conc. Vat. I : “La Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana cree y confiesa que hay un solo Dios verdadero y vivo, creador y señor del cielo y de la tierra, omnipotente, eterno, inmenso, incomprensible, infinito en su entendimiento y voluntad y en toda perfección; el cual siendo una sola sustancia espiritual, singular, absolutamente simple e incomunicable, debe ser predicado como distinto del mundo, real y esencialmente, felicísimo en sí y de sí, e inefablemente excelso por encima de todo lo que puede ser concebido”. Denz 3001

3. Adversarios

Sólo los que niegan la existencia de Dios. Todos los que admiten la existencia de Dios, reconocen que es un ser vivo.

4. Sagrada Escritura

Salm  42,3: "Mi alma está sedienta de Dios, del Dios vivo"
Salm  83,3: "Mi corazón y mi carne saltan de júbilo por el Dios vivo"
Jer  10,10: "Yahveh es el Dios verdadero; el Dios vivo y el Rey eterno"
Deut  32,39-40: "Yo doy la muerte y doy la vida... Yo alzo al cielo mi mano y digo: tan cierto como he de vivir eternamente".
Jn  1,4: " En El (Verbo) estaba la vida y la vida era la luz de los hombres"
Jn 14, 5b: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”.
Hech  17,25: " El mismo da a todos la vida, el aliento y todas las cosas."

5. Argumento teológico

Todo el mundo acepta que la vida es una perfección pura y que es mejor vivir que no vivir. Si Dios tiene todas las perfecciones puras por ser infinitamente perfecto, ha de tener la perfección de la vida y, por tanto, Dios es un ser que verdaderamente y propiamente vive.

Admitido esto, la mayoría de los teólogos, siguiendo a Sto. Tomás sostienen que Dios no solamente vive, sino que es la misma Vida subsistente. Al afirmar esto, los teólogos tienen en cuenta expresiones de la Sagrada Escritura en que Dios se define como la vida misma, Jn.14,6. Sto. Tomás también dice: “Lo mismo que Dios se identifica con su ser y con su entender, así también con su vivir”.

Sto. Tomás razona diciendo: "Hemos dicho que el vivir de Dios es su mismo entender. Pero como en Dios se identifican el entendimiento, el acto de entender y el objeto entendido, dedúcese que cuanto hay en Dios a título de entendido, es su misma vida y su mismo vivir. Por consiguiente, como todas las cosas que Dios hace, están en El como entendidas, todas son en El la misma vida divina". Naturalmente, estas palabras de Sto. Tomás hay que entenderlas en cuanto que Dios es causa eficiente primera de todos los seres, y no causa formal, pues Dios no puede entrar en composición con ningún ser para constituir con él otro ser distinto.


4.B. OPERACIONES INMANENTES

4.B.1. EL CONOCIMIENTO O CIENCIA DIVINA

TESIS 16. "Dios es infinitamente inteligente"

1. Explicación

Este apartado que trata de las operaciones divinas inmanentes, tanto la inteligencia como la voluntad de Dios, es de la máxima importancia ya que repercute en temas teológicos tan  fundamentales como la creación y el gobierno del Universo, etc.

Digamos que la inteligencia o entendimiento divino suele llamarse "ciencia" por los teólogos, por ser la palabra  con que se expresa el conocimiento humano más perfecto. En efecto, la ciencia, es el conocimiento de las cosas por sus causas. La ciencia en cuanto tal, es una perfección pura que, de suyo, no implica imperfección y como tal puede y debe predicarse formalmente de Dios. Como es lógico, la ciencia, así entendida, corresponde a Dios en grado sumo e infinito, por cuanto el conocimiento o inteligencia divina abarca las razones íntimas de las cosas y sus mutuas relaciones.

2. Magisterio de la Iglesia

Conc. Vat. I : “La Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana cree y confiesa que hay un solo Dios verdadero y vivo, creador y señor del cielo y de la tierra, omnipotente, eterno, inmenso, incomprensible, infinito en su entendimiento y voluntad y en toda perfección; el cual siendo una sola sustancia espiritual, singular, absolutamente simple e incomunicable, debe ser predicado como distinto del mundo, real y esencialmente, felicísimo en sí y de sí, e inefablemente excelso por encima de todo lo que puede ser concebido”. Denz 3001

3. Adversarios

Panteístas y evolucionistas: que enseñan que Dios se va conociendo a Sí mismo y a los demás seres al ir El mismo evolucionando, con lo cual niegan la perfección infinita del conocimiento divino.

4. Sagrada Escritura

1 Reyes,  2,3: "Dios de sabiduría es Yahveh".
Salm  135. 4: "Hizo los cielos con sabiduría".
Rom  11,33: " ¡Oh profundidad de la riqueza, de la sabiduría y ciencia de Dios!....".
Jn  14,6: " Yo soy la Verdad".

5. Argumento teológico

Sto. Tomás se pregunta si en Dios hay ciencia,  y responde afirmativamente diciendo que Dios está en la cúspide del conocimiento. La razón que da es porque Dios está en el vértice de la inmaterialidad, y la inmaterialidad de una cosa es la razón de que ésta tenga capacidad de conocer, y según el modo de la inmaterialidad es el modo de conocimiento. He aquí sus palabras:

"Es indudable que la inmaterialidad de un ser es la razón de que tenga conocimiento, y tanto más y mejor conoce cuanto más inmaterial sea. Por eso las plantas no conocen puesto que son puramente materiales. Los sentidos corporales son ya aptos para conocer, porque reciben la impresión de las cosas sin la materia de esas cosas. El entendimiento, en fin, conoce mucho mejor y más ampliamente que los sentidos, porque  está más alejado de la materia y no se mezcla con ella. Ahora bien, como Dios, según ya hemos visto, está en la cúspide de la inmaterialidad, puesto que es espíritu purísimo, síguese que está también en la cumbre suprema del conocimiento. Luego Dios es infinitamente inteligente y conoce todas las cosas en grado sumo de perfección". Además de este dogma de la infinitud de la inteligencia divina, la teología católica, siguiendo a Sto. Tomás, sostiene una serie de verdades acerca del conocimiento de Dios.

1º. El conocimiento divino es “subsistente”

La ciencia divina no es algo accidental que sobreviene a la esencia de Dios, sino que se identifica con ella, y, por tanto, es subsistente. Dios propiamente no tiene actividad cognoscitiva, si no que es su mismo conocer: “el entender de Dios es su substancia”.

Efectivamente si el conocimiento divino no fuera subsistente, “sería preciso que fuese acto y perfección de la substancia de Dios alguna otra cosa, respecto a la cual la substancia divina sería como la potencia respecto al acto (cosa que es imposible), ya que entender es acto y perfección del que entiende”.

Advirtamos una vez más que hablamos analógicamente del conocimiento divino, aplicándole conceptos del conocimiento humano. Ahora bien, según señala Sto. Tomás, el hombre tiene diversos modos de conocer de acuerdo con los diversos objetos conocidos. Así, en cuanto que conoce los principios o premisas, se dice que tiene “inteligencia”; en cuanto que conoce las conclusiones que tiene, “ciencia”; en cuanto que conoce las causas o razones más profundas ,“sabiduría”; y en cuanto que conoce lo que procede hacer en cada caso, se dice que tiene “prudencia.      

Todas estas expresiones pueden referirse analógicamente a Dios, aunque, hemos hecho notar al principio de la tesis, los teólogos suelen llamar ciencia del entendimiento divino, por considerar que es el término que expresa el conocimiento humano más perfecto.

2º.- El conocimiento divino no es discursivo, sino mediante un único acto simplicísimo

El conocimiento de Dios es tal que no precisa pasar de unos conceptos a otros, ni de los principios extraer las conclusiones. La razón de este perfección del conocimiento divino es, según Sto. Tomás que en esto sigue a S. Agustín, porque Dios lo conoce y ve todo simultáneamente y no en las cosas mismas, sino en Sí mismo, que es absolutamente uno. El pensamiento de S. Agustín, en que se apoya Sto. Tomás, es éste. “Dios no va viendo las cosas una por una, como si su mirada fuera pasando de unas a otras, sino que las ve todas a la vez”

En la raíz más profunda de esta argumentación está la realidad misma de Dios, que es acto puro, es decir, sin ninguna potencialidad, y por eso en su conocimiento no puede haber paso de la potencia al acto, ni de lo conocido a lo desconocido.

3º.- El conocimiento divino es exhaustivo

Si Dios es infinitamente inteligente, penetra todo profundísimamente e se incluso conoce a Sí mismo. Sto. Tomás razona así: “la capacidad de Dios para conocer se corresponde con la infinitud de su ser ... de donde queda claro que se conoce a Sí mismo tanto cuanto puede ser conocido. Y, por eso, se comprende (comprehensivamente) a sí mismo”.

4º.- El conocimiento de Dios es inmutable

El conocimiento divino no varía, ni cambia porque no adquiere conocimientos nuevos, ni pierde u olvida los que ya tiene, sino que siempre es el mismo, sin aumento ni disminución. La razón de esta invariabilidad esta en que el conocimiento de Dios se identifica con la esencia divina y ésta es absolutamente inmutable”.

5º.- El conocimiento de Dios, es independiente de las cosas creadas

Sto. Tomás afirma que: “en Dios el entendimiento que conoce y lo conocido, la especie inteligible y el mismo conocer son todo una misma cosa”. Quiere esto decir que el entendimiento divino, al conocer las realidades distintas de Dios, no ha sido estimulado por esas mismas realidades extradivinas, sino por su propia esencia divina. La razón es que las criaturas no pueden ser causa determinante del conocimiento divino, sino sólo término del mismo; por otra parte, Dios no puede conocer las criaturas mediante especies inteligibles o imágenes impresas desde fuera, porque esto implicaría que Dios guardara con tales especies o imágenes, distintas de Sí mismo  la proporción de potencia a acto, y esto no cabe en Dios, que es acto purísimo. Dios, por tanto, conoce las criaturas en su propia esencia divina, causa ejemplar y eficiente de las realidades existentes, y causa ejemplar de las meramente posibles.


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Agradecemos al P. Ignacio Garro, S.J. por su colaboración.
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