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Santísima Trinidad: 4° Parte - La existencia de Dios a la luz de la fe sobrenatural



Por el P. Ignacio Garro, S.J.
SEMINARIO ARQUIDIOCESANO DE AREQUIPA


C. POSIBILIDAD DE CONOCER LA EXISTENCIA DE DIOS SOBRENATURALMENTE, ES DECIR, COMO OBJETO DE FE

TESIS 3°. "La existencia de Dios es conocida también a la luz de la fe sobrenatural"

1. Explicación

La existencia de Dios no sólo es objeto del conocimiento de la razón natural, como hemos mostrado en las dos tesis precedentes, sino que también es objeto de la fe sobrenatural. Decimos: la inteligencia humana, a partir de las cosas creadas, llega al conocimiento de que existe un Ser supremo llamado Dios, que es el principio y fin de todo lo creado. Por otra parte, la misma inteligencia humana tiene conocimiento de que Dios se ha revelado, es decir, se ha dado a conocer, se ha comunicado con el hombre para transmitirle verdades vinculantes, muchas de ellas al alcance de las fuerzas de la razón natural, otras verdades superiores a la capacidad de la razón humana. Entre el grupo de verdades, que ese Ser supremo ha revelado, se encuentra la de su propia existencia. El hombre, pues, que por la razón natural "sabe" que Dios existe y que, por los motivos de credibilidad "acepta" que Dios se nos ha revelado, "cree" todo lo que Dios le revela y, por lo que ahora nos afecta, cree que Dios existe.

El acto o hábito por el que una persona "conoce" la existencia de Dios es de orden natural. El acto o hábito por el que esa misma persona "cree" que existe Dios es de un orden ontológico distinto, es el orden de la gracia.


2. Magisterio de la Iglesia

Símbolo de Nicea: (325) "Creemos en un solo Dios Padre... creador de todas las cosas, visibles e invisibles". Denz 125.

Concilio de Constantinopla I (381): "Creemos en un solo Dios... creador del cielo y de la tierra, de todas las cosas visibles y de las invisibles". Denz 150

Concilio de Trento: "Creo en un solo Dios... creador del cielo y de la tierra...". Denz 1862

Vaticano I: “La santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana cree y afirma que hay un solo Dios verdadero y vivo, creador y Señor del cielo y de la tierra....; sin embargo, plugo a su sabiduría y bondad revelar al género humano por otro camino,  y éste sobrenatural, a sí mismo y los decretos eternos de su voluntad”. Denz 3004

“A esta divina revelación ha de atribuirse ciertamente que aquello que en las cosas divinas no es inaccesible de suyo a la razón humana, pueda ser conocido por todos, aun en la condición presente del género humano, de modo fácil, con firme certeza y sin mezcla de error alguno”. Denz 3005


3. Sagrada Escritura

Hebreos 11.6: "Ahora bien, sin fe es imposible agradar a Dios, pues el que se acerca a Dios ha de creer que existe y que recompensa a los que le buscan".

Según el autor de esta carta, la fe es necesaria para salvarse; esta fe tiene un doble objeto:

  • La existencia de un solo Dios personal, de naturaleza invisible Jn 1,18: “A Dios nadie lo ha visto Jamás. El Hijo Unigénito que está en el seno del Padre, él lo ha contado”.
  • Su Providencia remuneradora que dará una recompensa justa, de acuerdo con el mérito de cada uno, en la vida eterna. Mt  25,31-46: “Vengan, benditos de mi Padre porque tuve hambre y me dieron de comer ... en verdad les digo que cuanto hicieron con uno de estos mis pequeños a mi me lo hicieron”.


4. Argumento teológico

La existencia de Dios, aceptada como objeto de fe en virtud de la revelación sobrenatural, tiene como resultado, según el Conc. Vat. I, el hecho de que todos los hombres pueden llegar al conocimiento de la existencia de Dios con facilidad, con firme certeza y sin mezcla de error. Esta enseñanza del Magisterio solemne de la Iglesia arguye que: “Sin embargo, no por ello ha de decirse que la revelación sea absolutamente necesaria, sino porque Dios, por su infinita bondad, ordenó al hombre a un fin sobrenatural, es decir, a participar de bienes divinos que sobrepujan totalmente la inteligencia de la mente humana; pues a la verdad ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni ha probado el corazón del hombre lo que Dios ha preparado para los que le aman”. Denz 3005.


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Agradecemos al P. Ignacio Garro, S.J. por su colaboración.
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