CIRO, REY DE PERSIA |
P. Ignacio Garro, S.J.
SEMINARIO ARQUIDIOCESANO DE AREQUIPA
8. EL POST EXILIO (538 – 326)
8.1. DOMINIO PERSA
8.1.1. La Restauración de Israel. Regreso del Exilio en Babilonia
El Imperio babilonio sucumbe bajo los golpes de un nuevo y joven imperio, el de Persia. El año 539, Ciro rey de Persia, entra triunfante en Babilonia. Al año siguiente, 538, publica un edicto que permite a los judíos el regreso a su casa: "Así habla Ciro, Rey de Persia: "Yahvé, el Dios de los cielos, me ha dado todo los reinos de la tierra. El me ha encargado que le edifique una Casa en Jerusalén, en Judá. Quien de entre vosotros pertenezca a su pueblo, sea su Dios, vaya con El.... a todo el resto del pueblo, donde residan, que las gentes del lugar les ayuden proporcionándoles oro y plata”, Esdras, 1, 1,s.s.
Algunos israelitas, instalados ya en Babilonia prefieren quedarse, sólo un “resto de Israel” de los desterrados, que habían estado suspirando por la patria lejana, por el Templo y el culto a Yahvé, afrontan el riesgo del regreso a Jerusalén. A esta época se le llama de la “restauración de Jerusalén” porque fundamentalmente todo giró alrededor del Templo, el culto y el cumplimiento de la Ley. El regreso y la instalación en Judá está lleno de dificultades. Se comienza a reedificar el Templo de Jerusalén, trabajo que se continúa bajo Zorobabel, de la familia de David, que dirige un nuevo grupo de repatriados, y centra la esperanza de restauración nacional.
La Restauración de la Ciudad Santa Jerusalén y del Templo quedan narradas y exaltadas en: Is 40-48; Ez 36-37; Ageo l-2; Zacarías, 1-8. Salmos, 79; 80; 106; 126; 137. El profetismo exílico había intentado afianzar la esperanza entre los desterrados, invitándoles a confiar que Yahvé seguía guiándoles con mano segura y providente a pesar de las pruebas.
Las dificultades impiden la marcha de las obras y ahogan el entusiasmo popular, provocando nuevas crisis de fe. Hasta que años más tarde son recriminados y al mismo tiempo alentados por dos profetas Ageo, (año 520) y Zacarías (520-518), que les hablan del futuro glorioso de la casa de Yahvé que tan pobremente están edificando.
Esta época de dominio persa está muy poco documentada, se caracteriza por una gran devoción por la Ley, la reconstrucción del Templo de Jerusalén, donde se celebran grandes ceremonias bajo las órdenes de sacerdotes y levitas. Época en la que ya no hay rey, desaparece definitivamente la monarquía, toman importancia los sacerdotes y levitas. Toda la vida del pueblo de Israel gira alrededor del Templo y de la Ley y de la sinagoga.
8.1.2. Sentido de la restauración de Jerusalén
A pesar de las dificultades de la restauración que compromete la fe de Israel, los repatriados, releyendo las palabras de los profetas anteriores y escuchando la de los actuales, descubren que su empresa de reconstrucción empalma con la historia salvífica anterior. Ellos forman el "resto" predicho por los profetas, continuadores de la promesa de Yahvé sobre su pueblo, instrumento de salvación futura para él y para las naciones. El designio de Dios continúa en favor de su pueblo.
Yahvé asegura nuevamente su presencia en medio de la pequeña comunidad gracias a la reconstrucción de su casa, aunque pobre en sí, comparándola con el esplendor en tiempo del rey Salomón, no por eso va a ser menos gloriosa, porque ella va a ser también santificada por la presencia del Señor, Ez 43. Este es el sentido de la dedicación del Templo que la comunidad judía realiza.
Recuperación e importancia de la celebración de la Pascua, Esd 6, 16-22, con lo cual la comunidad de repatriados empalma directamente con la comunidad inicial de Israel, con la Pascua del Exodo. Las exigencias de esta nueva Pascua se van a traducir en una exigencias de amor al prójimo, continuando la esencia misma de la pertenencia mutua a Yahvé: "Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios", Zac 7-8.
8.1.3. La Reforma de Nehemías y Esdras
Con la muerte de Zorobabel y las dificultades posteriores de la comunidad de repatriados se esfuma la esperanza de una restauración nacional de Israel. El antiguo orden se había venido abajo definitivamente la Dinastía real, la Ciudad Santa y el Templo de Jerusalén. Pero todavía no se sabía cuál debía ser la nueva orientación de aquel "resto de Israel". Nehemías y Esdras trazan con su reforma las líneas maestras de este nuevo orden.
NEHEMÍAS |
Nehemías, significa = “Dios consuela”, nombre propio del postexilio. Este nombre lo llevó el hijo de Jakalya, judío y copero del rey de Persia. Nehemías fue uno de los más enérgicos reorganizadores de la comunidad judía postexílica. En el año 20 del reinado de Artajerjes (445 a.d.C.) se dirigió a Jerusalén, con la autorización de la corte persa, para reedificar los muros de la ciudad. Llega a Jerusalén como gobernador, (445-443), reconstruye la muralla de la ciudad de Jerusalén para defender la vida de los repatriados de los ataques externos. A pesar de la enorme oposición que encuentra dentro y fuera de la ciudad, (Neh 4, 13-23), logra su propósito. Al propio tiempo lleva a cabo una obra de reforma religiosa profunda rigorista. En apoyo de esta reforma y encargado sobre todo de la parte religiosa de la misma, llega Esdras, "sacerdote escriba", (año, 428). Con él viene un nuevo contingente de repatriados.
8.3.1.2. Esdras
Considerado como el padre espiritual del judaísmo, era sacerdote, Esdr 7, 12, cuya genealogía se remontaba hasta el propio Aarón, (Esdras 7, 1-5). Comisionado por Artajerjes, quien le entregó un escrito, cuyo texto se conserva aún en la tradición aramáica, (Esdras 7, 12-16), en él se autoriza regresar al país a sus antepasados, en orden a analizar la situación religiosa y jurídica de la comunidad israelita, (Esdras 7,14). Con permiso del rey persa, da a los judíos la Ley del Dios altísimo, como su estatuto jurídico, Esdras 7, 12-14: “Artajerjes, rey de reyes, al sacerdote Esdras, secretario de la Ley del Dios del cielo, paz perfecta, etc ... “Éstas son mis órdenes: Todo aquel que en mi reino pertenezca al pueblo de Israel, o a sus sacerdotes, o sus levitas, y quiera volver a Jerusalén, puede partir contigo, ya que el rey y sus siete consejeros te envían para inspeccionar a Judá y Jerusalén en lo referente a la Ley de tu Dios que está en tus manos.”
Su reforma no estuvo exenta de dificultades, seguían existiendo los abusos que tanto habían desagradado a Nehemías, sobre todo en lo relacionado a los matrimonios mixtos, pues muchos de los ciudadanos judíos estaban implicados en tal aberración, (Esdras 10, 18). Reunidos los más ancianos de la comunidad se acordó en asamblea pública respetar las sagradas costumbres de los mayores consiguiendo en el curso de pocas semanas, (Neh 9, 1), que el pueblo se comprometiera cumplir lo pactado y preceptuado por la Ley, (Neh 10, 30-39). Puestos tales precedentes, Esdras se entrego con ahínco a reorganizar la comunidad judía, convenciéndoles que sólo la observancia plena de la Ley les abriría el camino hacia el futuro salvífico.
Y así llegó a la conclusión de que el distintivo judaico no sería en adelante su nacionalidad sociopolítica, ni su idiosincrasia étnica, sino su adhesión a la Ley mosaica. El cumplimiento de lo prescrito en la "Torah", se convirtió en un signo indeleble de pertenencia al pueblo elegido. La intervención de Esdras supuso una renovación de la alianza sinaítica, reactivándose así la llama del "yahvismo", casi apagada a causa de las dificultades surgidas con motivo del retorno.
Podemos concluir que la reforma de Nehemías y de Esdras implantó la hegemonía de la LEY, la "Torah". Ésta fijaría, en adelante, los criterios de fidelidad a Yahvé y en consecuencia los criterios de santificación.
Centro de esta comunidad religiosa van a ser el sacerdocio y el culto en el Templo. En el culto, la comunidad vive su propia esencia, sintiéndose la "asamblea santa", (la qâhal o iglesia), que realiza la esperanza del pueblo sacerdotal, presagiado de alguna manera en la primera Alianza Ex 19, 6.
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Agradecemos al P. Ignacio Garro, S.J. por su colaboración.
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DIOS lo siga iluminando gracias
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