P. Adolfo Franco, S.J:
Lucas 22, 14 - 23, 56
La Pasión de Cristo el abismo insondable del amor de Dios; más allá de toda comprensión.
El domingo de Ramos inicia la Semana Santa , una
semana de una enorme densidad religiosa. Nuestros espíritus entienden que están
llegando a lo “esencial” de nuestra fe cristiana. Por eso este domingo especial
siempre tiene como lectura evangélica, nada menos que la narración de la Pasión según alguno de los
evangelios. En este caso, este año,
tenemos la lectura de la
Pasión en la versión de San Lucas.
Puede ser interesante señalar las
particularidades que tiene San Lucas en su narración, y que no tienen los otros
evangelistas. No voy a recorrer todas las particularidades, sino las más
saltantes.
Sólo él narra en el momento de la oración del
huerto la presencia de un ángel que viene a confortarlo. ¿Tendrá esto alguna
relación con el ángel que anuncia a María la Encarnación ? (también
esta narración es sólo de San Lucas). ¿Será la Anunciación de la Obra Salvadora ,
para confortar a Jesús orante? Pero además sólo él indica que en esa oración
tan dramática, llegó Jesús a sudar gotas de sangre: es el comienzo del
derramamiento total de la sangre salvadora. El también es el único que indica
en el momento de la captura de Jesús, que después de que le cortaron la oreja
al siervo del sumo sacerdote, Jesús que está acorralado por sus captores, se la
curó. Algunos ven en éste y en otros detalles al médico observador que era San
Lucas.
En el juicio a Jesús, él narra (no lo hacen
los demás) el juicio de Herodes, ante el cuál Jesús guarda un silencio
significativo. Es considerado como loco por no querer ser un espectáculo que
hace milagros a pedido. Pero este hecho sirve para la reconciliación de dos que
eran enemigos, Herodes y Pilatos: la reconciliación de dos enemigos ¿fruto de la Pasión ?
Mientras Jesús carga la cruz camino del Calvario,
Lucas nos narra el encuentro de Jesús con las piadosas mujeres, que quieren
ofrecerle un consuelo sentimental, y que Jesús convierte en un mensaje de
llamada a la conversión.
Al llegar a la crucifixión. Cristo está entre
dos ladrones, y Lucas introduce el diálogo entre el buen ladrón y Jesús,
anunciando a éste su inminente salvación: “hoy estarás conmigo en el paraíso”.
Son varios los detalles narrados en particular por San Lucas, que nos adelantan
el fruto de la Redención.
Y finalmente para San Lucas, lo último que dice Jesús antes
de morir es “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu”.
Todas estas particularidades de San Lucas,
señalan algunos aspectos de la meditación de este evangelista, sobre el drama
de la Pasión :
Jesús está manifestando su bondad especial en ese momento decisivo de su vida.
Ahora se muestra especialmente como Salvador: por eso cura al enemigo herido en
la oreja; quiere hacer recapacitar a Herodes con un silencio majestuoso; y
también como Salvador hace reflexionar a las buenas mujeres sobre la verdadera
compasión. Concede la salvación
inesperada a uno de los criminales que comparten con El el suplicio de la Cruz. Esto por la parte
de Jesús: El está muriendo por nuestra salvación, pues para eso va a morir, y
manifiesta con esas acciones, la realidad de esta salvación, que nos llega a
todos nosotros, y que va dirigida a todos los aspectos de nuestra vida que
necesitan salvación.
Y por la parte del Padre, cuya voluntad está
cumpliendo Jesús, se expresa el amor infinito que existe entre Padre e Hijo. La Pasión es el plan de Dios,
pero no es un suplicio, sino un acto de amor: “tanto amó Dios al mundo, que le
entregó a su único Hijo”. Y en esos momentos le manda el consuelo a su Hijo, en
la desolación de la oración del Huerto, enviando al ángel consolador, y recibe
a su Hijo, al morir, recogiendo con ternura su espíritu, cuando todo el drama y
el sufrimiento se ha consumado.
Esos son los aspectos a meditar en esta
narración de San Lucas: la bondad y misericordia de Jesús, que quiere curar
nuestras enfermedades, nuestras equivocaciones para darnos finalmente la
salvación. Y además se quiere dejar bien establecido que el Padre ama al Hijo,
que lo ama sin límites, incluso cuando Cristo parecería abandonado; y con El
nos ama a todos nosotros, y por eso hace que se realice la Redención de esta forma
tan maravillosa. La Pasión
tiene así este mensaje: Dios nos ama, y Jesús nos salva, subrayando así el amor
de Dios.
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Agradecemos al P. Adolfo Franco, S.J. por su colaboración.
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