P. Fernando Martínez Galdeano, S.J.
De la tradición a los escritos
Tal como se ha indicado en la publicación anterior, se
fue así formando “una rica tradición” sobre Jesús, trasmitida por testigos
autorizados en la Iglesia naciente, durante los primeros veinte a treinta años.
Y al mismo tiempo fueron surgiendo unos detallados escritos como los relatos de
la pasión y algunas colecciones de dichos y milagros (signos) del Señor Jesús.
Al parecer una de las primeras series de “dichos” fue
redactada en arameo y su datación corresponde a los años 45-55. La redacción
del evangelio según san Marcos ocurre, conforme a la hipótesis más probable,
entre los años 60-65. Y los evangelios según san Mateo y según san Lucas son
fecha posterior (a. 70-85) y su redacción última se hace teniendo en cuenta la
citada colección de “dichos”, el evangelio según san Marcos y otras fuentes
propias y personales de sus respectivos autores.
En esta elaboración de los evangelios tal como hoy los
conocemos, el más antiguo, el que se dice “según san Marcos” parece ser obra
escrita por Marcos, discípulo muy cercano al apóstol Pedro. Papías, que fue
obispo de Hierápolis en Asia Menor y vivió entre los años 70-160, afirma en un
fragmento de sus escritos: “Marcos, que fue el intérprete de Pedro, puso
cuidadosamente por escrito, aunque no con orden, cuanto recordaba de lo que el
Señor había dicho y hecho. Aunque él no había oído al Señor ni le había
acompañado, fue compañero de Pedro, como acabo de decir, y éste impartía sus
enseñanzas según las necesidades de la gente y no como alguien que cuida de un
orden en lo que ha de ser escrito. Por ello, Marcos en nada se equivocó al
redactar algunas cosas tal como las recordaba, pues se había preocupado en
transcribir cuanto había escuchado, tratado de evitar el engaño en lo más
mínimo, evitando el ser negligente ni descuidado.”
Es también evidente que los evangelios tanto el de Mateo
como el de Lucas, tienen relaciones innegables con el de Marcos. Y si los
ponemos los tres en columnas paralelas y comparamos sus pasajes similares y sus
diferencias obtendremos una visión de conjunto (sinopsis) que puede ayudar a su
mejor interpretación. Así estos tres evangelios reciben el calificativo de
“sinópticos”.
En resumen: los evangelistas escribieron los evangelios
en lugares, tiempos y situaciones diversas; ellos eligieron, ordenaron y
adaptaron el material que conocían de la “tradición” apostólica desde su origen
ocular hasta su aceptación como alimento nutritivo de vida cristiana en las
diversas comunidades. En todo este proceso, y en la redacción definitiva, la
experiencia atestiguada y recibida con fe en el resultado reconoce en tales
escritos la indudable inspiración del Espíritu Santo. Esta alienta, consuela y
se prolonga hoy hasta nosotros en el sentido de poder darnos vida plena y
permanente si la recibimos y le damos una acogida en nuestro corazón con
sencillez y con la humildad de aceptar algo que nos es dado y comunicado como
un don. Es un vital alimento para nuestro espíritu.
Historicidad de los Evangelios
“La Iglesia ha defendido siempre y en todas partes, con
firmeza y máxima constancia, que los cuatro Evangelio mencionados, cuya
historicidad afirma sin dudar, narran fielmente lo que Jesús, el Hijo de Dios,
viviendo entre los hombres, hizo y enseñó realmente para la eterna salvación de
los hombres hasta el día de la ascensión” (Vaticano II, DV 19). Con el término
“historicidad” no se está diciendo que los evangelios cuentan los hechos tal
como sucedieron en forma de crónica científica en todos sus detalles. Sus
autores se centraron más bien en el sentido profundo de la verdad de las cosas
que narraban; y ello desde la fe en la resurrección gloriosa de Jesús y bajo la
iluminación del Espíritu de esa verdad. Ese significado de “las cosas” lo
comunicaron manteniendo el carácter de predicación de acuerdo a las necesidades
diversas de las comunidades cristianas; y lo hicieron habiendo recogido los
testimonios de testigos oculares, las referencias comprobadas e incluso avivando
sus propios e inmediatos recuerdos. No pretendieron escribir “una historia” tal
cual, sino anunciar a Jesucristo como nuestro salvador y Señor. Este anuncio se
basa fielmente en hechos y dichos reales y no inventados.
El evangelio de Marcos tiene 678 versículos (16
capítulos). El evangelio de Mateo suma 1015 versículos (28 capítulos). Y el
evangelio de Lucas se extiende hasta los 1112 versículos (24 capítulos). En los
tres libros se cuentan hasta 330 versículos similares en lo esencial. Y cerca
de otros 200 versículos de Marcos resuenan en Mateo, y un centenar en Lucas.
Por otro lado más de 200 extraños a Marcos, son comunes a Mateo y Lucas. Los
estudiosos, no todos, tratan de explicar esta situación mediante la “teoría de
las dos fuentes”: Mateo y Lucas tendrían en cuenta el evangelio de Marcos y
también conocieron una segunda fuente común, la calificada como fuente “Q”. Al
mismo tiempo, cada uno de ellos tuvo y manejó sus propias fuentes. Esta
verosímil y probable hipótesis podría explicar tanto sus coincidencias como sus
variantes y diferencias. Estos tres primeros evangelios reciben así el
calificativo de “sinópticos” porque pueden presentarse en una visión
comparativa de conjunto (“sinopsis”). Es una clave para su interpretación y
captación de lo característico de cada evangelio.
La fuente "Q"
Los evangelios de Mateo y de Lucas coinciden en bastantes
dichos que no aparecen en Marcos, el más antiguo de los evangelios sinópticos.
Se supone así, que ambos escritores tienen a su vez en cuenta otra fuente de
inspiración pero común, que se suele identificar con la letra “Q” (inicial de
Quelle que en alemán significa “fuente”). Provendría ésta, de una supuesta
tradición oral que recogería palabras y dichos de Jesús. Hay interés por
investigar esta fuente “Q”, pues su mayor conocimiento podría acercarnos a los
planteamientos teológicos más antiguos de los primeros cristianos seguidores de
Jesús.
...
Agradecemos al P. Fernando Martínez, S.J. por su colaboración.
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no está demostrado el famoso documento Q. Además los escritores terminaron de escribir antes de 70 e.c, todos los evangelistas excepto juan.
ResponderEliminarQUE DIOS BENDIGA A TODOS QUIENES HACEN POSIBLE QUE ESTE CONOCIMIENTO SOBRE LOS EVANGÉLIOS PARA DISIPAR DUDAS Y FALSOS CRITÉRIOS
ResponderEliminarADELANTEN NO DESMAYEN SIEMPRE CON JESUS Y MARIA
CARLOS VALENZUELA
CUENCA ECUADOR