Las Sectas en
Latinoamérica
27º Parte
P. Ignacio Garro, S.J.
Profesor del Seminario Arquidiocesano de Arequipa, ex profesor del Seminario de Trujillo.
El nombre de Cuáquero, (del inglés "Quaker"), según unos autores proviene del apodo que las gentes del S. XVI dieron a un grupo de hombres que "temblaban" al oir en los tribunales el nombre de Dios, según otros es debido a los "temblores" y "desmayos" que experimentaban los fieles en las funciones relgiosas. Su fundador, George Fox (1624-1691), dijo a uno de los jueces que le perseguían: "Tiembla, oh juez, ante la palabra de Dios" ("Quake at the Word of God"). Eran conocidos por los "tembladores" o los "que temblaban".
La secta de los cuáqueros comienza en Inglaterra en el S. XVI y forma un eslabón bien definido en la gran cadena de reacciones que hubo contra la Iglesia Anglicana. Iglesia oficial en las Islas Británicas. En aquel entonces sectas del más variado matiz pululaban por todas las partes: anabaptistas, familistas, hermanos del libre espíritu, bohemistas, mennonitas etc, todas ellas rechazaban el ritualismo frío del anglicanismo, y abogaban por una religión del espíritu verdadera y "libre de toda traba". Unos acometían contra el anglicanismo por no ser lo suficiente protestante, otros se rebelaban contra los puritanos por no haber llevado la reforma "hasta sus últimas consecuencias", el punto capital era la Biblia y la interpretación de la Biblia. Thomas Edwards, en 1646 enumeraba hasta 199 grupos heréticos de esta clase. Por extraño que parezca, en el protestantismo el recurso constante a la autoridad de la Biblia como último recurso para todo, y que había sido uno de los triunfos de la reforma en contra de la Iglesia Católica, se convertía para los mismos protestantes en motivo de verdadero disgusto:
"El dogma de la infalibilidad bíblica, señaló el fracaso rotundo de la misma Reforma protestante. Esta, surgida, dice que para restablecer el cristianismo como religión del espíritu, terminó por hacerse esclava de la letra de las Escrituras como guía para llevarnos a Dios y a Cristo. Una vez más en la historia, aquella Iglesia que lo había arriegado todo por su seguridad, quedaba de nuevo arrastrada hacia su perdición". 121
Entre los muchos grupos de espirituales estaban los "buscadores" que confiaban que el cielo les enviase al hombre "revestido de gloria y de espíritu" capaz de probar a todos las señales que le acreditasen como "el gran reformador de los nuevos tiempos". Esto apreció en la persona de George Fox (1624-1691) nacido en Laicestershire, Inglaterra. Fox, durante los años de su juventud se había dedicado principalmente a los oficios de tejedor de telas, y a zapatero. Dotado de fuerzas físicas extraordinarias, y muy dado a la introspección, Fox, sentía en toda su magnitud el problema de la religión, la necesidad de llegarnos hacia Dios, de entablar un íntimo contacto con El y de hacer de esta "experiencia sentida" la base de nuestra vida relgiosa. A los 19 años G. Fox pasó por una fuerte crisis de depresión causada en parte por la vida poco edificante del clero puritano, en parte tambien por las crueldades de la guerra civil inglesa (1645-1660). Esta tristeza quedaba agravada en él por el pesimismo de la teología calvinistas en que había crecido. En 1643 se sintió llamado a abandonar los lazos de la familia para dedicarse a recorrer a pie el país en busca de la verdad. La búsqueda duró 3 años pero terminó con el hallazgo de la luz. Fox, escribía en su diario:
"Cuando vinieron a desfallecer todas las esperanzas puestas en los hombres hasta el punto de no contar ya con ayuda externa alguna, sentí dentro de mí una voz que me decía: "Hay uno solo que puede hablar a tu espíritu, y ese es Cristo". A aquellas palabras, mi corazón saltó de alegría". 122.
Confortado por la "iluminación divina", Fox creyó solucionado uno de los problemas que más atormatenba su alma. El "contacto directo con Dios" era ya una realidad en su vida. Y este contacto con Dios se había conseguido sin necesidad de leer la Biblia, ni recurrir a los libros sagrados ni a la liturgia, como lo proclamaban los anglicanos y los puritanos. Y declaró públicamente:
"Declaro a todos los hombres que no llegué al conocimiento de la Vida Eterna ni por medio de la lectura de la Sagrada Escritura, ni oyendo a algún hombre hablarme en nombre de Dios. Al contrario, vine a conocer las Escrituras y la Paz Eterna por inspiración del Espíritu de Jesucristo".
Aquella experiencia religiosa profunda le bastó para separarse de la iglesia anglicana. En 1648 salió a predicar a los mercados, en los campos y hasta en los pórticos de las iglesias protestantes. Su tema era la conversión profunda a Dios y vivir la vida en Cristo. Poco a poco fueron adhiriéndose a su doctrina gentes y más gentes, tuvo muchas calumnias y persecuciones.
Al igual que otras sectas protestantes, el cuaquerismo brotó en Inglaterra, pero echó sus raíces y se desarrolló fuertemente en las nuevas tierras recién descubiertas: Estados Unidos. Y es allí donde su obra y sus ideales alcanzaron mayor popularidad. Se puede decir que el cuáquero lleva consigo todo lo que puede gustar al americano medio: un gran amor a la libertad individual, y la buena fama de haber sufrido por haberla defendido; poco apego a los dogmas y un gran sentido de fraternidad y la beneficiencia hacia los más necesitados.
A la muerte de G. Fox había en todo el mundo unos 60.000 cuáqueros. En la actualidad serán unos 300.000. Su expansión ha sido débil comparada con otras sectas protestantes. Unos lo atribuyen a su excesiva severidad, a la expulsión de sus miembros, y a las continuas divisiones que sufrieron. La primera de ellas fue en 1827 por Elías Hicks, que acusaba a sus correligionarios de haberse vuelto a la ortodoxia protestante. Fundó su propia iglesia llamada "La Sociedad Religiosa de los Amigos". A los pocos decenios ocurrió una segunda ruptura en protesta contra el predicador inglés J. Gurney, que vino a introducir entre los cuáqueros el ministerio pastoral, una mayor afección a las Sagradas Escrituras y la adopción de un Credo Universal y la prática del Bautismo. Muchos norteamericanos se rebelaron contra aquella "imposición" y dirigidos por John Wilbur fundaron el grupo de los "Amigos Conservadores", en 1861 surgieron los "Amigos primitivos", en 1887 los "Amigos de Iowa" y en 1904 los "Amigos de Virginia". Se dice que los cuáqueros han llevado el radicalismo protestante a sus últimas consecuencias.
Referencias
121 Knox, Op. Cit. Pag. 32
122 George Fox. "Journal", Pag. 11.
...
Agradecemos al P. Ignacio Garro, S.J. por su colaboración.
...
muy buen aporte... en lo personal he leido el diario de Jorge FOX ud deja un aporte claro y sin prejuicios. exelente.
ResponderEliminarShalom