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Los Mormones, 1º Parte: Historia y Libros

Las Sectas en Latinoamérica
10º Parte



P. Ignacio Garro, S.J.

Profesor del Seminario Arquidiocesano de Arequipa, ex profesor del Seminario de Trujillo.




2.- MORMONES.

(IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS)


1.- HISTORIA. LOS COMIENZOS


Joseph Smith (1805-1844) 56 Nació el 23 de diciembre de 1805 en Sharon, pequeña aldea del Estado de Vermont, USA, desde su ambiente familiar se vio rodeado de una atmósfera especialmente religiosa. Sus padres, José y Lucy, sencillos y honrados labradores, eran bastante supersticiosos en cuestiones religiosas, pertenecían a la Iglesia presbiterana a la que habían dado su nombre. Su abuelo materno pertenecía a un grupo de visionarios, llamados "buscadores", especie de exaltados religiosos, que fácilmente veían lo sobrenatural en las cosas más insignificantes. El pequeño José se vio inmerso muy pronto en medio de este ambiente religioso y mostró las mismas inclinaciones.

Por otra parte, era aquella una época de grande reavivamiento dentro de las Iglesias protestantes. Los Estados Unidos se veían sacudidos con las predicaciones encendidas de los diversos pastores de las diversas sectas, e invitaban a los oyentes a volver a las prácticas del cristianismo primitivo, provocando verdadero recelo respecto a las Iglesias establecidas. Metodistas, Cuáqueros, Bautistas, Presbiterianos, Bautistas, ofrecían con insistencia la mercancía de la predicación. Esta competencia entre los que se proclamaban seguidores auténticos de Jesucristo fue como la chispa que hizo explotar la vocación de José Smith. Para ese entonces sus padres se habían trasladado de Sharon a Palmyra, pequeña población en el Estado de Nueva York, y cuatro años más tarde se fueron a la aldea de Manchester en el mismo Estado. Veamos cómo lo cuenta él mismo:

"Durante el segundo año de nuestra residencia en Manchester surgió en la región, en que vivíamos, una agitación extraordinaria sobre el tema de la religión. Empezó entre los metodistas, pero pronto se generalizó entre todas las sectas de la comarca... y grandes multitudes se unían a los diferentes partidos religiosos, ocasionando no poca agitación y división entre la gente, pues, unos gritaban: "He aquí"; y otros: "He allí". Unos iban a favor de los metodistas; otros a favor de la fe presbiteriana y otros a favor de los bautistas.


Durante esos días de agitación invadieron mi mente una seria reflexión y una gran inquietud; pero, no obstante la intensidad de mis sentimientos que a menudo eran punzantes, me conservé apartado de estos grupos, aunque concurría a sus respectivas reuniones cada vez que la ocasión lo permitía. Con el transcurso del tiempo llegué a favorecer un tanto la secta metodista y sentí cierto deseo de unirme a ella, pero eran tan grandes la confusión y la lucha entre las distintas denominaciones (religiosas), que era imposible que una persona tan joven como yo, y sin ninguna experiencia en cuanto a los hombres y a las cosas, llegase a una determinación precisa sobre quién tendría razón y quién no.


En medio de esta guerra de palabras y tumulto de opiniones a menudo me decía a mí mismo: ¿qué se puede hacer? ¿Cuál de todos estos partidos tiene razón?, y ¿cuál está en el error? Si uno de ellos es verdadero, ¿cuál es y cómo saberlo? Agobiado bajo este peso de las graves dificultades que provocaba la lucha de todos estos partidos religiosos, un día estaba yo leyendo la Epístola de Santiago, 1,5, que dice: "Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche le será dada" 57

Pero la pregunta de a cuál iglesia se afiliaría continuaba martilleando su mente, hasta que un día, una mañana de primavera de 1820, se retiró a un bosque a orar, a pedir luz al cielo. Y dice en su biografía:

"Me arrodillé y empecé a elevar a Dios los deseos de mi corazón. Apenas lo hube hecho, se apoderó de mí una fuerza que me dominó completamente hasta quitarme la facultad de hablar. Una espesa niebla, que se formaba a mi alrededor, me dio por algún tiempo la impresión de que estaba destinado a una repentina destrucción ... Y vi sobre mi una columna de luz brillante que el sol hacía descender hasta mi alma ... y a dos personajes, cuyo brillo y gloria no admiten descripción. Entonces uno de ellos me habló llamándome por mi nombre y volviéndose al otro le dijo: "Este es mi hijo amado, escuchadle". Apenas recobré ánimos para hablar, pregunté al personaje cuál de las sectas era la verdadera y a cuál debía dar mi nombre. Se me contestó que a ninguna, porque todas estaban en el error y porque todas eran una abominación a sus ojos".

Smith cuenta que días después, al encontrarse con un pastor metodista, le contó la revelación que había tenido, a lo que el pastor le respondió que todo ello no era más que una sugestión del diablo. Probablemente todo esto le llevó a tomar la determinación que le lanzó a la creación de una nueva religión. Pero era demasiado joven, 15 años, para realizar nada serio. De los 15 a los 18 años estuvo sujeto a toda clase de tentaciones y juntándose con toda clase de personas, cometía muchas imprudencias y manifestaba las debilidades propias de su juventud, así es como lo expresa él mismo.

a.- La visión del ángel Moroni: Este fue un acontecimiento que, según él cuenta, cambió definitivamente el curso de su vida. Fue una visión que tuvo a la edad de 18 años, el 21 de septiembre de 1823, en la que el ángel Moroni, le indicó el lugar donde se encontraban unas tablas de oro y el misterio que encerraban. Se hallaba Smith en oración invocando a Dios, y manifestándole sus angustias, cuando una luz vivísima invadió la habitación y un misterioso personaje le visitó:

"Llevaba una túnica de una blancura exquisita que excedía cuanto yo he visto en la tierra ... Sus manos estaban descubiertas, así como sus brazos, igualmente sus pies ... Me llamó por mi nombre y me dijo que era un mensajero enviado por Dios y llamado Moroni. Añadió que Dios tenía una obra reservada para mí y que mi nombre se tendría para bien o para mal en todas las naciones, tribus, lenguas, ... Entonces me descubrió dónde se halla depositado un libro, escrito sobre planchas de oro, con la relación y la procedencia de los habitantes de este continente (América). También declaró que en él se encerraba la plenitud del Evangelio eterno que el Señor había entregado a los antiguos habitantes (de América) y que, junto a las planchas doradas, estaban depositadas dos piedras, en aros de plata, las cuales aseguradas a un pectoral formaban lo que se llamaba el Urim y el Tummin; que la posesión y uso de esas piedras era lo que constituía a los "videntes" de los días antiguos o anteriores, y que Dios las había preparado para la traducción del libro".


A continuación el ángel le recitó diversas profecías del Antiguo Testamento. Smith se dio prisa a buscar el tesoro de las planchas de oro. Sin dificultad lo halló en la colina de Cumorah, situada a unos 6 Km de Palmyra, en el camino de Manchester, Estado de Nueva York, pero el ángel le dijo que no había llegado la hora de dar a conocer el descubrimiento. Así ocurrió durante cuatro años, en que en la misma fecha hacía una visita al lugar del tesoro y encontraba al mismo ángel.


Entretanto se había casado con Emma, para ello había marchado a Harmony, Estado de Pensilvania, contratado por un Sr. Stowell, para que utilizara sus dotes de descubridor de minas de plata. Se hospedó en casa de Stowell y se enamoró de su hija Emma, el padre de la chica se negó a dar consentimiento para la boda y Smith se la llevó a casa de sus propios padres. El 22 de septiembre de 1827, se acercó a la colina de Cumorah y el ángel le permitió llevarse las planchas de oro para su traducción y publicación, pero se le advierte que sólo puede utilizarlas para el uso debido, que no se las enseñe a nadie y que, una vez terminada la traducción, el mismo ángel volvería a recogerlas para llevárselas otra vez.


Smith para realizar el trabajo de traducción se valió de la ayuda del Urim y del Tummim, se ocultaba en su casa tras una cortina con el fin de que nadie viera las planchas de oro. Le ayudaron en la traducción, haciendo de amanuenses, primero Martin Harris, quien posteriormente le ayudó económicamente para hacer la primera impresión del libro; luego, su mujer Emma; posteriormente Oliver Cowdery, herrero de oficio, y más tarde maestro y, por fin, David Whitmer. Las planchas de oro estaban escritas, según Smith, en la lengua "egipcio reformado". Martin Harris, que era muy curioso, como no podía ver el libro, pidió a Smith que al menos le copiase algunos de los caracteres de las planchas de oro. Smith terminó por acceder a la petición de Harris, el cual con la copia en la mano se fue a Nueva York, a la casa de un famoso orientalista, el Profesor Anthon, según éste el papel que Smith escribió a Harris era: "unos singulares garabatos, toda suerte de caracteres extravagantes que habrían sido escritos por alguien que tenía delante diversos alfabetos. Había una mezcla de letras griegas, hebreas, entremezcladas con cruces, letras romanas, colocado todo ello de distinto modo". El ignorante de M. Harris sólo se quedó con una cosa, que se trataba de una escritura con caracteres antiguos y que, por lo tanto, no los podía haber inventado J. Smith.


En aquel medio ambiente rural muy poca gente sabía que existía la escritura jeroglífica egipcia. Pero curiosamente en 1822, el famoso erudito francés J. Francisco Champollion, arqueólogo y lingüista, tras penosos esfuerzos, llegó a descifrar la escritura jeroglífica gracias al descubrimiento de la piedra de Rosetta, y no encontró nada referente al "egipcio reformado". Más tarde cuando el sabio alemán Luis Stern (1847-1922) que vivió en Estados Unidos publicó su gramática en lengua copta (que es la lengua egipcia moderna), y también el egiptólogo alemán L. Erman (1854-1937), se pudo conocer la evolución de la lengua egipcia desde los jeroglíficos de los Faraones Egipcios hasta el egipcio copto más reciente, y nadie habla nada del "egipcio reformado", lengua de la que habla Joseph Smith, en la que fueron escritas las placas de oro. Se puede sospechar que Smith "inventó" lo del "egipcio reformado", en medio de aquel ambiente poco culto en que vivía y todos le creyeron, pero no hay base científica ni lingüística alguna para hablar del "egipcio reformado", al menos hasta hoy día, nadie sabe nada.


Smith, como es obvio desconocía la lengua del "egipcio reformado", entonces ¿cómo pudo descifrar aquella lengua tan desconocida? Pero, ¿qué necesidad tenía de conocerla? pues, junto al libro sagrado de las placas de oro encontró dos cristales milagrosos, denominados "Urim y Tummin" que adaptados a sus ojos le permitían no solo ver los verdaderos caracteres del jeroglífico egipcio reformado sino también entenderlos plenamente y de esta manera pudo dictar la traducción de lo que más tarde vino a constituirse en el "Libro Mormón". Libro que apareciera publicado en inglés en 1830, y que los mormones lo tengan como libro revelado y lo usan no solo a la par que la Biblia, sino que de hecho, lo sustituyen por la Biblia.


Smith, cuidó muy bien, que al comienzo del Libro de Mormón, apareciese en las primeras páginas un testimonio de tres amigos suyos que juran haber visto junto con él, las placas de oro, pero que éstas las vieron en una visión sobrenatural colectiva, y que el ángel Moroni se las había llevado definitivamente al cielo. El testimonio de los tres amigos dice así: "El ángel de Dios bajó del cielo y trajo y puso las planchas ante nuestros ojos de manera que las vimos". Los testigos llamados Oliver Cowdery, David Whitmer y Martin Harris, dieron fe de que habían visto las planchas de oro, más tarde abandonaron la Iglesia mormona, porque realmente no creían nada de lo que habían atestiguado. Entonces, Smith, dijo de ellos que eran unos mentirosos y embusteros. Como estos tres primeros testigos le abandonaron, luego dijo que había ocho testigos más, a saber: Cristian Whitmer, Jacob Whitmer, Pedro Whitmer (hijo), Juan Whitmer, Hiram Page, Joseph Smith (padre), Hyrutm Smith, Samuel Smith. Estos también dice, que vieron las planchas de oro y dicen que no mienten, pues, Dios es su testigo. En las ediciones actuales del Libro de Mormón describen cómo fue este proceso.


Después de la publicación del Libro de Mormón, Smith fue organizando la nueva Iglesia que Dios le había mandado fundar. En esta época también tuvo muchas visiones. Así Smith y sus primeros asociados pretendían que Juan el Bautista se les había aparecido y, actuando bajo la dirección de los Apóstoles Pedro, Santiago y Juan, los había ordenado con el sacerdocio de Aarón, que tiene las llaves del ministerio de los ángeles y del evangelio del arrepentimiento y del bautismo de inmersión para la remisión de los pecados"58. Al poco tiempo J. Smith proclamó, ante los primeros seguidores, que quedaba fundada la Iglesia de Jesucristo de los Últimos Días, y que esto era por voluntad de Dios. Dios mismo proclamaba a Smith: "llamado de Dios, y ordenado Apóstol de Jesucristo, para ser el primer anciano de la nueva iglesia".




2.- LOS LIBROS SAGRADOS DE LOS MORMONES


Para los mormones hay 4 libros sagrados:

a.- La Biblia, conforme al canon protestante
b.- El Libro Mormón
c.- La Perla de Gran Precio
d.- Las Doctrinas y Convenios

a.- La Biblia, según el canon protestante. La leen muy poco. Dicen que creen en la Biblia y acotan diciendo: "siempre que sea correctamente traducida". Saben que es libro revelado pero no lo usan en su vida práctica. Para ellos lo que vale es el Libro de Mormón y los otros escritos.

b.- El Libro de Mormón. Para los mormones este libro "está divinamente inspirado, escrito por los profetas de los antiguos pueblos que habitaron el continente americano durante los siglos que precedieron y siguieron al tiempo de Cristo".59 Su contenido es el siguiente: Antes del descubrimiento de América por Cristóbal Colón hubo muchas emigraciones de colonias israelitas al continente americano. Por los años de la Torre de Babel, Jared y sus hermanos suplicaron al Señor que les guardase de la dispersión que les amenazaba. El Señor les escuchó y les prometió enviarles al mejor país del mundo. En ocho barcos y después de 344 días de navegación, llegaron a las costas americanas, entre California y Panamá. Estos se llamaban "jaraditas", y después de varias vicisitudes desaparecieron en el año 550 antes de Cristo.


Por aquel entonces llegó otra expedición procedente de Palestina y se estableció en Chile. Eran los "nefitas", de la tribu de Manasés. Estos, se dividieron en dos pueblos hostiles: Nefitas y Lamanitas. Los nefitas se convirtieron en los magníficos colonizadores de los actuales Estados Unidos de América. Los segundos, los lamanitas, en razón de sus muchos pecados, se hicieron nómadas, y cambiaron de color de piel y son los actuales pieles rojas de América y todas las demás razas indias. Nefitas y Lamanitas guerrearon entre sí, siendo los nefitas totalmente exterminados. La última batalla se dio en la colina de Cumorah, en el Estado de Nueva York, precisamente en el mismo lugar donde Smith descubrió las planchas de oro, unos 400 años después de Cristo. Este libro, de unas 600 páginas, contiene los libros sagrados de los nefitas, en parte compilados y en parte escritos por Mormón, el penúltimo representante de la raza nefita. Su hijo Moroni añadió algunas páginas y las enterró en el lugar donde 14 siglos después lo halló Smith.

Crítica del Libro de Mormón: Para el autor, Mariano Aboín, especialista en el tema, encuentra en el Libro de Mormón los siguientes anacronismos: hay citas del autor inglés Shakespeare, alusiones al caballo, animal desconocido en todo el continente americano hasta la época del descubrimiento. Habla del uso de la cimitarra, arma usada por los árabes y desconocida por los judíos. Que las costas del Mar Rojo fueran la desembocadura de ríos inmensos y que fuera el país de la abundancia por sus frutos. Hay luego, una dificultad insalvable, a saber, un libro tan extenso, pues contiene 275.000 palabras, estuviera contenido en unas planchas de oro, gruesas como la hojalata formando un volumen de unas seis pulgadas y no mucha longitud y anchura, pues, el mismo Smith las manejaba con facilidad. Hay detalles de la vida de Jesucristo, que están escritos 600 años antes de su encarnación, y que tienen claras influencias del los Evangelios y de S. Pablo.


Para G. H. Busquet60, otro especialista en la materia, la génesis del Libro de Mormón puede explicarse por las consideraciones psicológicas y sociológicas siguientes:

"El conocimiento de la Biblia, sobre todo el Antiguo Testamento, estaba muy extendido entre los protestantes, incluso entre la gente sencilla, que aceptaba el texto sin espíritu crítico y, por ello, no es de extrañar que un sencillo granjero de Vermont (J. Smith) se crea elegido para publicar el Libro de Mormón, todo él, lleno de fraseología bíblica, lo mismo que un árabe (Mahoma) se sintió elegido para escribir el Corán ... El problema histórico del Libro de Mormón no está suficientemente resuelto".

Charles Brütsch, en su libro: "Les Mormons ou Saints des dernièrs jours", Paris, 1960, dice:

"Parece verosímil que (el Libro de Mormón) sea debido a Smith. No es que se trate de una superchería consciente. Se puede perfectamente ser creador de mitos y creer en los mitos que uno mismo se ha creado. Como dice muy bien F. Blanke: "El creía estar leyendo las placas. En realidad él las leía en su foro interno. Lo que vivía en su subconsciente se verosimilizaba y cristalizaba en visiones, en revelaciones que, dice Smith, Dios le hacía".

c.- La Perla de gran precio: Es una obra que contiene 5 libros inconexos:
1.- La autobiografía de J. Smith
2.- El Libro de Moisés
3.- El Libro de Abrahán
4.- Ensayo de traducción de la Biblia por el mismo Smith, que quedó inconcluso.

d.- Las Doctrinas y Convenios: Este libro contiene los textos revelados a Smith, que servirían de guía a la comunidad naciente. Se trata de una obra verdaderamente importante para el Mormón. Es interesante constatar que casi todas las revelaciones responden a la primera etapa en la predicación de Smith, cuando su autoridad era totalmente indiscutida. Luego, los altos dignatarios de la iglesia fueron asumiendo con el tiempo un control cada vez más estrecho, el cual continúa hasta el momento presente. Hoy día, el jefe de la iglesia mormona puede recibir una revelación de Dios, pero ésta no es vinculante para la comunidad mormona hasta que haya sido aprobada por el Consejo de los Doce Apóstoles.



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Referencias:


56 Cfr.- "La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días", Mormones, de Julián García Hernando. Págs., 319 y s.s. en "Pluralismo Religioso". Tomo II. Edit. Atenas, Madrid, 2ª Edic, 1993.
57 "El testimonio de José Smith" de José Smith, Edición en castellano, Salt Lake, 1936, 1-2.
58 Tomado del libro mormón: "Doctrina y Pactos", 20, 1-4.
59 "Articles of Faith of Mormonism". de J. E. Edit. Salt Lake. Utah. 1925
60 "Les Mormons" G.H. Busquet, Paris, 1967, Pags: 17-18.


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Continuará...

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Agradecemos al P. Ignacio Garro S.J. por su colaboración


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