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Camino a Emaús


P. Adolfo Franco S.J.


Los apóstoles necesitaban la experiencia de Cristo resucitado. Ellos debían ser la antorcha que iba a iluminar con la fe este mundo que permanecía en la sombra. Y los mismos apóstoles en ese momento estaban completamente a oscuras. Por eso Jesús se acerca a sus amigos: esta aparición a los apóstoles es un gesto de amistad y también un paso más para el nacimiento de la Iglesia.

Al decir que esta aparición de Jesús a los apóstoles es un paso más en la fundación de la Iglesia, no se debe interpretar como si esta visita de Jesús a sus apóstoles fuera una especie de reunión de directorio, una sesión de trabajo; es una reunión de amistad, una confirmación de su Resurrección, necesaria como fundamento de la Iglesia que El estaba estableciendo. Jesús Resucitado necesitaba encontrarse con sus amigos, y sabía que sus amigos lo necesitaban, estaban en emergencia, había que confirmarlos en la fe, que ellos implantarían en la Iglesia. Y allá va el Señor para estar con ellos, para que recuperasen el ánimo; estaban tan por los suelos.

Por tanto quería establecer las bases ya concretas de la obra que El había venido a establecer: la Iglesia como ejecutora de la salvación que El había ya realizado. Así en esta aparición se consolidan los principales componentes de esta Iglesia. Y primero la fe en Cristo Resucitado. Por eso El se va a prodigar tantas veces: debe quedar bien asentado este hecho ¡Ha resucitado! ¡Es verdad!. Sin eso no hay Iglesia. La Iglesia es un conjunto de creyentes, que establecen su vida y la apoyan en esta afirmación contundente ¡Cristo ha resucitado! Sin eso no hay Iglesia. La Iglesia es el conjunto de los testigos de Cristo resucitado.

Y este Jesús amigo, Resucitado, les empieza a explicar las Escrituras, y les hace ver cómo hay que entenderlas desde la perspectiva de su muerte y resurrección. Es también muy importante esto para el ser de la Iglesia. La Iglesia será la que custodie e interprete las Escrituras. Cristo se las explica a los Apóstoles, para que las entiendan. Y solamente se podían explicar viendo en ellas el anuncio de la muerte y resurrección del Mesías. La Resurrección es el hecho clave para hacer una lectura correcta de las Escrituras. Sin esa perspectiva, la lectura de las Escrituras es incorrecta. Y Jesús se las explica a los apóstoles (la Jerarquía naciente), para que ellos después las puedan explicar y hacer entender de la misma manera.

De hecho los primeros discursos de los apóstoles en el libro de los Hechos, no contienen más que esto: que Jesús, es el Mesías, y que padeció, murió y resucitó según las Escrituras. Es prácticamente la lección que Cristo les da en esta aparición, y la misma que ha dado a los discípulos de Emaús a los que les iba explicando las Escrituras por el camino, y cómo todo había ocurrido según las Escrituras. Es también muy importante para nosotros saber tener la Resurrección como orientación de la lectura y comprensión de los libros sagrados.

Además, para el establecimiento de la Iglesia, Jesús les repite la misión que ellos tienen: anunciar la conversión y el perdón de los pecados, a todas las naciones. Los dones de la gracia, contenidos en los sacramentos (aquí se habla del perdón de los pecados, después se hablará de todos los demás sacramentos). La Iglesia, como el conjunto de personas que cumplen esta misión, de predicar y realizar el perdón de los pecados y de distribuir todas las gracias contenidas en los sacramentos.

Todo esto es el sentido de esta aparición de Jesús Resucitado. Y que se irá completando en otros encuentros de Jesús con los apóstoles, en los días previos a su Ascensión a los cielos. Jesús está aún en la tierra cuarenta días entre la Resurrección y la Ascensión, completando los últimos retoques de la formación de sus apóstoles. Y preparándolos así para la venida del Espíritu Santo, en que ya recibirán la fuerza de lo Alto, para ponerse en marcha.

Esto da también un sentido a todo el hecho de la Resurrección del Señor. El Señor ha vivido sus 33 años en la tierra, ha realizado la Obra de la Salvación encomendada por el Padre. Y ahora El se va, pero la Obra debe extenderse en el tiempo, y aplicarse a los hombres de todas las razas. El está entregando a sus apóstoles tres cofres llenos de riqueza: el primer cofre es la fe en Jesús Resucitado, el segundo cofre contiene un libro: las Sagradas Escrituras; y el tercer cofre lleno con los sacramentos, la gran riqueza de la gracia de Dios. Este es su trabajo final, como hombre antes de volver al Padre; pero seguirá caminando con nosotros hasta el final de los tiempos.
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Agradecemos al P. Franco SJ por su colaboración.

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