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"Desafíos para una renovada Pastoral Social en la perspectiva de la Misión Continental" 1º Parte


CONFERENCIA DE LA X SEMANA SOCIAL NACIONAL
Perú, Noviembre 11-14 de 2008.

Leonidas Ortiz Lozada, Pbro.
Director del Observatorio Pastoral del CELAM
Secretario Ejecutivo de la Comisión de la Misión Continental



INTRODUCCIÓN

La Conferencia Episcopal Peruana, a través de su Area de Pastoral Social, integrada por la Comisión Episcopal de Acción Social, Cáritas, Pastoral de Salud, Pastoral de la Movilidad Humana y la Campaña Compartir, han organizado este importante evento en un tiempo de esperanza para la Iglesia, ya que está disfrutando del nuevo aire de Aparecida. Se trata de la X Semana Social Nacional Peruana.

Y se ha escogido un tema celebrativo: "De Medellín a Aparecida: 40 años al servicio de la Evangelización y la Promoción Humana en el Perú”. No hay duda que la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, celebrada en Medellín, fue un acontecimiento fundamente para la vida de la Iglesia que peregrina en este Continente, porque dio la tónica, el estilo y el espíritu de la aplicación del Concilio Vaticano II. Más adelante, Puebla y Santo Domingo mantuvieron, en una u otra forma, la continuidad de este esfuerzo postconciliar. Y Aparecida ya se comienza a ver como una segunda recepción del Concilio.

El propósito de esta intervención es presentar, a partir de Medellín, lo que han sido los desafíos en clave de misión, para la pastoral social latinoamericana. Corresponde ya a los discípulos misioneros de esta bella tierra identificar los desafíos y encontrar los caminos pastorales para la vivencia de la vida nueva en Jesucristo.

1. Río de Janeiro (1955): la misión social de la Iglesia entendida como “Acción Social y Asistencia a los pobres”

1.1. Los desafíos de la época

En el campo socio-político

Al concluir la segunda guerra mundial los problemas sociales y políticos se agudizan en el mundo entero; también en nuestra región.

Aunque los únicos países latinoamericanos que participaron directamente en la guerra mundial, casi en forma simbólica, fueron México con el Escuadrón 201 en Filipinas y Brasil con la Fuerza Expedicionaria Brasileña en Italia, sin embargo, las consecuencias del conflicto se sienten en todas partes: pobreza en la mayor parte de la población, migraciones, enfermedades, levantamientos sociales…

En Perú, fue una época de enfrentamientos políticos, de escasez de productos básicos, de una inflación galopante, de conflictos laborales permanentes, que trajo consigo un deterioro general de la economía. Había sido elegido, por mayoría abrumadora, el abogado Luis Bustamante y Rivero, un liberal y jurista internacional, que recibió el apoyo del partido Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), el cual tenía mayorías en el Congreso y por primera vez formaba parte del gobierno. En 1948, el general Manuel Arturo Odría, Ministro de Gobierno y de Policía, da un golpe de estado y asume el poder.

En los otros países de la región la situación era no menos conflictiva. En Ecuador, en 1944, después de un levantamiento armado y una huelga general, fue derrocado Carlos Alberto Arroyo del Río y llega al poder José María Velasco Alvarado con el apoyo del movimiento obrero. En Bolivia, en el mismo año, el dictador Gualberto Villarroel es derrocado por Víctor Paz Estensoro del Movimiento Nacionalista Revolucionario. En Brasil, en 1945, Getulio Vargas, para hacer frente a la presión popular, liberó presos políticos, comenzó a desmontar el aparato represivo del régimen y convocó a elecciones generales. En Venezuela, en 1948, Marcos Pérez Jiménez lidera el golpe de estado contra el presidente socialdemócrata Rómulo Gallegos y forma parte de una Junta Militar hasta 1952, cuando encabeza otro golpe y asume la presidencia hasta 1958.

En Colombia, en 1953, se da el golpe militar de Gustavo Rojas Pinilla. En Paraguay, en 1954, el de Alfredo Stroessner. En República Dominicana gobierna el dictador Rafael Trujillo; y en Nicaragua Antonio Somoza.

Los años de la posguerra fueron muy difíciles para todos nuestros pueblos. Millones de personas migraron o fueron desplazadas y desarraigadas de su propio territorio.

Un acontecimiento que contribuyó a la búsqueda de nuevos caminos de paz para el mundo fue la creación de la Organización de las Naciones Unidas-ONU en 1945, cuando en la Conferencia de San Francisco se adopta la Carta de las Naciones Unidas y el Estatuto de la Corte Internacional de Justicia. Luego, el 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó y proclamó la Declaración Universal de Derechos Humanos, que ya está para cumplir su sexagésimo aniversario.

En el campo eclesial

Las grandes preocupaciones de la Iglesia en aquella época eran especialmente tres. En primer lugar, los problemas sociales, especialmente la situación de los trabajadores urbanos y rurales, el abandono de los indígenas y de los afrodescendientes y la multitud de migrantes y desplazados como consecuencia de la guerra, de la violencia partidista y de la miseria en los campos. En segundo lugar, la falta de una adecuada preparación social y una profunda instrucción religiosa de los fieles laicos, para lo cual se estaban promoviendo espacios de formación como la Acción Católica. Y en tercer lugar, la escasez de vocaciones sacerdotales y religiosas, por lo cual no se podía atender debidamente las necesidades y urgencias mencionadas. A esto se unía el desafío que representaba para la Iglesia católica el avance del protestantismo, la práctica extendida del espiritismo y la superstición y la actitud beligerante de la masonería.

1.2. La misión social de la Iglesia entendida como Acción Social y Asistencia a los pobres

Frente a esta situación, la misión social de la Iglesia se orienta a la Acción social y la Asistencia a los pobres. Pío XII plantea la urgencia de construir un mundo mejor y defiende el derecho de la migración, proponiendo 56 normas pastorales de asistencia a los migrantes.

En América Latina la Iglesia se promueve en 1945 la realización del Primer Congreso Interamericano de Educación Católica en Bogotá; en 1952 el Congreso Coordinador de Obras Católicas de Colombia, motivado por el Nuncio Apostólico Antonio Samoré y el auditor en la Nunciatura Monseñor Michel Buro, quienes estarían muy presentes en la creación y funcionamiento del CELAM; y en 1953, el Segundo Congreso Latinoamericano de Vida Rural, con la participación de delegados de 16 países, entre ellos 2 arzobispos y 20 obispos.

En Río de Janeiro (1955) encontramos una honda preocupación por los problemas sociales que se viven en América Latina, por la situación angustiosa de los trabajadores del campo y de la ciudad y por el abandono a que se tienen sometidos a los “indios y gente de color”.

En la Conferencia de Río se trataron diversos temas en el campo social. Monseñor José Medeiros Delgado, Arzobispo de San Luis de Maranhao, Brasil, hizo una presentación global de “Los problemas sociales de la América Latina”. Monseñor Miguel Darío Miranda, Obispo de Tulancingo, México, presentó una panorámica de las “Actividades sociales de la Iglesia”. Monseñor Manuel Larraín Errázuriz, Obispo de Talca, Chile, habló sobre “La colaboración en la Acción Católica y en la Acción Social”; y Monseñor Ramón Bogarín, Obispo Auxiliar de Asunción, presentó la íntima relación entre “La Acción Católica, el apostolado social y la responsabilidad del cristiano en la vida cívico-política”.

En el texto conclusivo de Río se tratan temas relacionados con los indígenas, los negros, los campesinos, los migrantes y la gente de mar. Se pide la fundación de escuelas normales rurales, de artes y oficios, agrícolas y de labores domésticas; la creación de obras de asistencia social (hospitales, asilos, sanatorios, dispensarios); y se pide la eliminación de todo uso o costumbre que pueda aparecer como discriminación racial.

De igual manera, se urge a los católicos para que colaboren con empeño para buscar, a la luz de la doctrina de la Iglesia, una justa solución, encauzando las iniciativas hacia la raíz misma de los males. Y en el perfil de los seglares católicos que trabajan en lo social se les pide, no solo seguridad de su doctrina, sino sobre todo, espíritu desinteresado de su acción y perfección de sus conocimientos y del trabajo que realizan. Sobre el problema específico de los migrantes y desplazados, los Obispos exhortan a abrir puertas a la inmigración, como un deber de caridad cristiana, de justicia social y de solidaridad humana.

Como resultado de esta preocupación social de la Iglesia latinoamericana, expresada en la Conferencia de Río, se crea en el CELAM el Subsecretariado de Acción Social (1956) con el propósito de difundir el conocimiento de la doctrina social de la Iglesia y de responder con obras concretas a las múltiples necesidades sociales del continente. De igual forma se crea la Cáritas para América Latina (1958), que tan óptimos resultados ha dado en la región.
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Continuará
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Agradecemos a Roberto Tarazona por compartir esta Conferencia

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