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Árbol de Navidad


Me
agradaría
preparar en estos días
un árbol de Navidad
muy especial
y colgar, en lugar de regalos
los nombres
de todos mis amigos. Los de cerca
y los de más lejos. Los de siempre y los que
tengo ahora.
Los que veo cada día, y los que encuentro de
vez en cuando.
Aquellos a los que siempre recuerdo y a los que a menudo olvido.
A los constantes y a los inconstantes. A los de las horas
alegres y a los de las horas difíciles. A los que sin querer herí
y a los que sin querer me hirieron. Aquellos a quienes conozco
profundamente, y aquellos a quienes sólo conozco por su
apariencia.
A los que me deben algo y a los que les debo mucho. A los amigos humildes
y a los amigos importantes. Por eso los nombro a todos, a todos los amigos que han
pasado por mi vida. A los que reciben este mensaje y a los que no lo recibirán.
Un árbol de raíces profundas, para que sus nombres no se puedan arrancar jamás.
Un árbol que, al florecer el año que viene, nos traiga ilusión, salud, amor y paz.
Un árbol bendecido por Dios, que nos recuerde que Jesús también quiere nacer en mi corazón y en el de aquellos cuyos nombres cuelgan en él.
Y me recuerde que con la gracia de Dios, podré decirle como nuestra Madre María, sí a su proyecto que tiene para mí.
Ojalá que por Navidad, nos podamos reencontrar compartiendo los mejores deseos
de esperanza
dando algo
de felicidad a aquellos
que lo han perdido todo.
¡FELIZ NAVIDAD!
...
Compartido por Enrique Hernández.

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