¿Qué es la Oración?





«Para mí, la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como en la alegría (Santa Teresa del Niño Jesús, Manuscrit C, 25r: Manuscrists autohiographiques [Paris 1992] p. 389-390).


La oración como don de Dios

“La oración es la elevación del alma a Dios o la petición a Dios de bienes convenientes”(San Juan Damasceno, Expositio fidei, 68 [De fide orthodoxa 3, 24]). ¿Desde dónde hablamos cuando oramos? ¿Desde la altura de nuestro orgullo y de nuestra propia voluntad, o desde “lo más profundo” (Sal 130, 1) de un corazón humilde y contrito? El que se humilla es ensalzado (cf Lc 18, 9-14). La humildad es la base de la oración. “Nosotros no sabemos pedir como conviene” (Rm 8, 26). La humildad es una disposición necesaria para recibir gratuitamente el don de la oración: el hombre es un mendigo de Dios (San Agustín, Sermo 56, 6, 9). (CC 2559)

“Si conocieras el don de Dios”(Jn 4, 10). La maravilla de la oración se revela precisamente allí, junto al pozo donde vamos a buscar nuestra agua: allí Cristo va al encuentro de todo ser humano, es el primero en buscarnos y el que nos pide de beber. Jesús tiene sed, su petición llega desde las profundidades de Dios que nos desea. La oración, sepámoslo o no, es el encuentro de la sed de Dios y de la sed del hombre. Dios tiene sed de que el hombre tenga sed de Él (San Agustín, De diversis quaestionibus octoginta tribus 64, 4). (CIC 2560)

“Tú le habrías rogado a él, y él te habría dado agua viva” (Jn 4, 10). Nuestra oración de petición es paradójicamente una respuesta. Respuesta a la queja del Dios vivo: “A mí me dejaron, manantial de aguas vivas, para hacerse cisternas, cisternas agrietadas” (Jr 2, 13), respuesta de fe a la promesa gratuita de salvación (cf Jn 7, 37-39; Is 12, 3; 51, 1), respuesta de amor a la sed del Hijo único (cf Jn 19, 28; Za 12, 10; 13, 1). (CIC 2561)


Pero... ¿qué es orar?*

Antes de seguir leyendo esta nota, respóndete tú mismo la pregunta:

  • ORAR es escuchar a Dios que te habla  (SI) (NO)
  • Es agradecer a Dios los beneficios recibidos  (SI) (NO)
  • Es pedir perdón a Dios por los pecados  (SI) (NO)
  • Es dirigirle peticiones a Dios  (SI) (NO)
  • Es alabar a Dios por sus maravillas  (SI) (NO)
  • Es rezar una oración en la Iglesia  (SI) (NO)
  • Es repetir fórmulas de oración  (SI) (NO)
  • Es todo lo anterior  (SI) (NO)
  • Es...

Si observas las definiciones acerca de la oración, caes en la cuenta que todas tienen como sujeto de la oración a la persona que la realiza. Aunque allí aparecen varias modalidades de oración, falta explicitar el fundamento de ella. El sujeto de la oración cristiana no eres TÚ, sino el ESPÍRITU de Jesús que ora en ti al Padre. Él es quien transforma eficazmente tu corazón.

Además el Espíritu nos viene a socorrer en nuestra debilidad; porque no sabemos qué pedir ni cómo pedir en nuestras oraciones. Pero el propio Espíritu ruega por nosotros con gemidos y súplicas que no se pueden expresar. Y Dios que penetra los secretos del corazón, escucha los anhelos del Espíritu porque cuando el Espíritu ruega por los santos, lo hace según la manera de Dios. Rom 8, 26-27

En la medida en que abres tu corazón a la gracia de Dios, aparece un cambio interior: "ves y oyes" distinto, sientes y juzgas diferente, tu voluntad y tu entendimiento tratan de acomodarse a la voluntad de Dios, tu Padre.


La oración como Alianza

El corazón es la morada donde yo estoy, o donde yo habito (según la expresión semítica o bíblica: donde yo “me adentro”). Es nuestro centro escondido, inaprensible, ni por nuestra razón ni por la de nadie; sólo el Espíritu de Dios puede sondearlo y conocerlo. Es el lugar de la decisión, en lo más profundo de nuestras tendencias psíquicas. Es el lugar de la verdad, allí donde elegimos entre la vida y la muerte. Es el lugar del encuentro, ya que a imagen de Dios, vivimos en relación: es el lugar de la Alianza. (CIC 2563)

La oración cristiana es una relación de Alianza entre Dios y el hombre en Cristo. Es acción de Dios y del hombre; brota del Espíritu Santo y de nosotros, dirigida por completo al Padre, en unión con la voluntad humana del Hijo de Dios hecho hombre. (CIC 2564)


La oración como comunión

En la nueva Alianza, la oración es la relación viva de los hijos de Dios con su Padre infinitamente bueno, con su Hijo Jesucristo y con el Espíritu Santo. La gracia del Reino es “la unión de la Santísima Trinidad toda entera con el espíritu todo entero” (San Gregorio Nacianceno, Oratio 16, 9). Así, la vida de oración es estar habitualmente en presencia de Dios, tres veces Santo, y en comunión con Él. Esta comunión de vida es posible siempre porque, mediante el Bautismo, nos hemos convertido en un mismo ser con Cristo (cf Rm 6, 5). La oración es cristiana en tanto en cuanto es comunión con Cristo y se extiende por la Iglesia que es su Cuerpo. Sus dimensiones son las del Amor de Cristo (cf Ef 3, 18-21). (CIC 2565)


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Bibliografía:
Extractos del Catecismo de la Iglesia Católica
*El Arte de Orar, P. Julio Jiménez, S.J.

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