ESPECIAL DE CUARESMA


COMIENZA LA CUARESMA

Vivir de Cristo y con Cristo, eso es vivir la fe. Así lo hacemos presente y actuante en el mundo.
En estas semanas la Iglesia nos alienta a que oremos más, nos esforcemos más en corregir defectos y perfeccionar virtudes que nos son más necesarias en nuestra relación con Dios y los demás. Dios actúa en la Iglesia y nos ayudará con gracia más abundante.
Es tiempo de orar más y mejor, de esforzarse más en corregir los defectos que nos hacen más difícil la relación con los demás y con Dios.

Porque esto es lo único que queda, lo más importante. Acordémonos de que somos polvo y en polvo vamos a terminar; pero quedará lo que hayamos asimilado de Jesús.

P. José Ramón Martínez Galdeano, S.J.















Vía Crucis









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Jesús cura al leproso

El P. Adolfo Franco S.J. nos comparte su reflexión sobre el evenagelio del Domingo VI del TO. "El Señor se acercaba a los leprosos, a los pecadres y a todos, no discriminaba". Acceda AQUÍ.

Nuestra Señora de Lourdes


Fiesta litúrgica: 11 de febrero
Acceda AQUÍ.

La historia de las apariciones
El mensaje de la Virgen
Primeros milagros
Las apariciones de la Virgen y la Iglesia
Puntos de reflexión sobre las apariciones en Lourdes




Un día de la vida apostólica de Jesús

El P. Adolfo Franco, S.J. nos comparte su reflexión sobre el evangelio del Domingo V del T.O. "La enfermedad hizo que muchos buscaran a Jesús en el evangelio; también ahora la enfermedad puede ser un encuentro con Jesús". Acceda AQUÍ.

Sacerdotes polacos Michele Tomaszek y Zbigneo Strzalkowski mártires en Perú

¿Quiénes son los sacerdotes polacos mártires en el Perú? Este martes 3 de febrero el Papa Francisco aprobó el decreto que reconoce el martirio de los sacerdotes polacos de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales asesinados el 9 de agosto de 1991. Acceda AQUÍ.

Padre Alessandro Dordi, el mártir peruano venido de Italia

El Papa Francisco también reconoció el martirio del P. Alessandro Dordi, conjuntamente con los frailes polacos Michele Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski, quienes murieron asesinados por Sendero Luminoso en 1991. Acceda AQUÍ. 

Papa Francisco reconoce martirio de Mons. Oscar Romero

El Papa Francisco en audiencia privada con el Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, autorizó la promulgación del decreto que reconoce el martirio de Mons. Óscar Arnulfo Romero, Arzobispo de San Salvador, asesinado en 1980. Acceda AQUÍ.

San Juan de Brito, S.J.

Es el único jesuita portugués canonizado. Es notable por su inculturización entre los más pobres de la India. Recomendamos la lectura de su biografía con motivo de su fiesta, que se celebra el 4 de febrero, acceda AQUÍ.

La Iglesia - 37º Parte: La Universal vocación a la Santidad en la Iglesia - La vocación y misión laical

El P. Ignacio Garro, S.J. continúa brindándonos los temas sobre la vocación a la Santidad en la Iglesia, en esta entrega se tratan los temas de la vocación laical, la misión del laico en el mundo y la misión del laico en el mundo. Acceda AQUÍ.

Adoración Eucarística para la Santificación de los Sacerdotes y la maternidad espiritual - Santa Teresa de Lisieux

El testimonio de Santa Teresa de Lisieux nos muestra que vivió su vida de oración con una dedicación exclusiva pidiendo por la santidad de los sacerdotes. Acceda AQUÍ.

Mensaje del Santo Padre Francisco para la Cuaresma 2015

Próximo al inicio de la Cuaresma, compartimos el mensaje del Papa donde nos propone tres pasajes para reflexionar y renovar nuestro encuentro con Cristo y así combatir la globalización de la indiferencia, "su amor le impide ser indiferente a lo que nos sucede. Pero ocurre que cuando estamos bien y nos sentimos a gusto, nos olvidamos de los demás (algo que Dios Padre no hace jamás), no nos interesan sus problemas, ni sus sufrimientos, ni las injusticias que padecen... Entonces nuestro corazón cae en la indiferencia", señaló el Papa. Acceda AQUÍ.

Un día de la vida apostólica de Jesús

Jesús cura a la suegra de Pedro
P. Adolfo Franco, S.J.



TIEMPO ORDINARIO
DOMINGO V

Mc 1, 29-39

La enfermedad hizo que muchos buscaran a Jesús en el evangelio; también ahora la enfermedad puede ser un encuentro con Jesús.


Jesucristo comienza a actuar. Tendrá un tiempo muy breve de actuación pública: tres años. En esos tres años tiene una gran actividad, muy intensa y variada. Marcos nos narra el trabajo de un día de la vida apostólica de Jesús. Y en ese día pone como una síntesis de toda la variedad de actividades de Jesús, que después desarrollará en todo su Evangelio: predicación, curaciones, oración, peregrinaje.

Reflexionemos en la importancia que tienen las curaciones de enfermedades en el actuar de Jesús. Es tan importante esta parte de la actividad del Señor que era inclusive una de las señales fundamentales de la venida del Mesías; y así cuando Juan Bautista envía algunos discípulos a Jesús para que averigüen si es el Mesías, Jesús mismo les dará como señal: los cojos andan, los ciegos ven (o sea los enfermos son curados).

Así que las curaciones de enfermos fue una actividad muy importante del Mesías. Manifiestan, entre otras cosas, la bondad del Señor. Pero cuando los enfermos no son curados ¿es que entonces está lejos el Mesías? Y es necesario plantearnos esta cuestión, pues tenemos la tentación de pensar que cuando hay una enfermedad y no se cura, a pesar de nuestras oraciones, es que Dios se nos fue lejos. Y otras veces pensamos que si una persona tiene una grave enfermedad, es que esa persona ha cometido algo malo y por eso es castigado. Cuántas veces se piensa así. Ya en el Evangelio Cristo mismo tuvo que responder a sus propios apóstoles, cuando se le presentó un ciego de nacimiento y le preguntaron ¿quién pecó éste o sus padres, para que naciera ciego? Y Jesús claramente responderá que ni pecó el ciego ni sus padres; sino que esto servirá para que Dios se manifieste.

La verdad es que las curaciones en el Evangelio tienen mucha importancia para manifestar la bondad y el poder de Dios. Pero muchísimos enfermos no fueron curados entonces, ni lo son ahora. Y nosotros pedimos y pedimos curaciones de enfermedades, y parece que Dios no hace caso; simplemente pasan los días y no hay curación. ¿Qué es esto?

Hay un planteamiento equivocado con respecto a la enfermedad; simplemente la catalogamos como mal: es mejor estar sano que estar enfermo; esta afirmación parece obvia. Y sin embargo, no lo es tanto. Analicemos esto.

La enfermedad primero es un asunto intrínsecamente humano; de alguna forma se puede decir que constituye parte del plan de Dios sobre nuestra vida en la tierra. Es tan precario y milagroso el equilibrio de los diversos componentes corporales, que basta que un pequeño agente externo intervenga y el equilibrio se descompone. Basta que haya un poco más de alguna sustancia o un poco menos de otra y nuestro organismo se desmorona.

La enfermedad no es un castigo de Dios, sino la expresión de la fragilidad del ser humano.

Además muchas veces de una enfermedad resulta un extraordinario beneficio espiritual del que carecía el sujeto cuando estaba sano. Aunque tampoco hay que sacar la conclusión de que nos hace falta la enfermedad para ser buenos. Pero no hay duda de que la enfermedad es un período en el que muchísimos se sienten más cerca de Dios. ¿Podríamos calificar en este caso la enfermedad como una gracia de Dios? Muchas veces es un camino por el que Dios se hace presente a una persona.

La enfermedad, como etapa del ser humano, nos desafía a nuestro orgullo, a nuestra tentación de todopoderosos. Ayuda a muchos a ser más reflexivos, especialmente los que siempre andan aturdidos por la distracción y por una vida superficial. Nos ayuda a todos a sentirnos necesitados y Dios tiene especial cuidado de los que claman a El en su necesidad.

De hecho Dios se hace presente en la enfermedad, para el que está atento. Y cuando esa enfermedad es grave, quiere hacerse compañero del enfermo mediante uno de los sacramentos, el de la Unción de los Enfermos, al cual le ha dado una extraordinaria capacidad curativa del espíritu. Y es que el Señor, quiere así decirnos que El está presente siempre en nuestra vida; y especialmente en la enfermedad, quiere decirnos que nunca nos abandona y más aún cuando sentimos la debilidad de nuestro frágil ser humano.


La enfermedad en conclusión, no es una situación tan negativa: puede ser una presencia privilegiada de Dios en nuestras vidas.


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Agradecemos al P. Adolfo Franco, S.J. por su colaboración.
Para acceder a otras reflexiones del P. Adolfo acceda AQUÍ.

Sacerdotes polacos Michele Tomaszek y Zbigneo Strzalkowski mártires en Perú

FUENTE: ACIPRENSA

*LIMA, 03 Feb. 15 / 03:38 pm (ACI).- Este martes 3 de febrero el Papa Francisco aprobó el decreto que reconoce el martirio de los sacerdotes polacos Michele Tomaszek (31) y Zbigneo Strzalkowski (33), de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales asesinados el 9 de agosto de 1991 por el grupo terrorista maoísta Sendero Luminoso que por esos años sembraba el terror en el Perú.
Ambos jóvenes franciscanos trabajaban pastoralmente en la localidad de Pariacoto, provincia de Huaraz en los Andes de Ancash (Perú), país donde vivían hacía once años y que por entonces intentaba salir de la profunda crisis económica en que se encontraba, mientras los terroristas de Sendero Luminoso seguían asesinando miles de civiles y autoridades en pueblos y ciudades incluyendo la capital, con el fin de instaurar un régimen comunista. En ese sentido, la labor evangelizadora que realizaban los dos sacerdotes con los pobres de Pariacoto –donde llevaban tres años– era considerada una amenaza por los terroristas, pues no dejaban que el odio se apoderara de los corazones de los fieles. Sin ese odio, Sendero no podía tener más miembros para su lucha armada.
Así, al ver que sus amenazas no afectaban el trabajo pastoral de los franciscanos, el 9 de agosto de 1991 los senderistas deciden llenar de pintas las paredes de los edificios de la plaza de Pariacoto. Al anochecer, armados y con los rostros cubiertos, arrestan al alcalde.
Paralelamente fray Zbigniew exponía en la iglesia el Santísimo Sacramento, mientras esperaba a su compañero para celebrar la Misa. Una vez concluida la Eucaristía, cierran el templo. Al rato aparecieron unos hombres encapuchados que tocaron la puerta y reclamaron la presencia de los sacerdotes “para hablar con ellos”.
Apenas los vieron, les ataron las manos y se los llevaron en la camioneta de la misión. Fueron trasladados junto con el alcalde a Pueblo Viejo. Durante el camino, los terroristas sometieron a los sacerdotes a un “interrogatorio”, acusándolos de “engañar a la gente” e “infectar a las personas mediante la distribución de alimentos de la imperialista Caritas". E incluso los acusaron de adormecer “el ímpetu revolucionario con la predicación de la paz”. Posteriormente, cuando llegaron a las inmediaciones del cementerio, los ejecutaron a todos.
La Conferencia Episcopal Peruana condenó el asesinato de ambos misioneros y señaló que “la Iglesia, una vez más comprometida en la creación de la Civilización del Amor en nuestro pueblo, rechaza enérgicamente esta ignominia sangrienta que no abre ningún camino de salvación en la situación crítica que afronta el Perú".
Asimismo, al enterarse de la noticia, San Juan Pablo II afirmó que ambos frailes “son los nuevos mártires del Perú”. En aquel momento estaba con el Papa un franciscano, el P. Jarek Wysoczanski, el "tercer compañero” de fray Michele y fray Zbigniew, que sobrevivió a la tragedia porque estaba en Polonia para asistir al matrimonio de su hermana.
Días después del asesinato, una religiosa que colaboraba en la misión dijo que lo ocurrido le parecía un sueño, “me impresiona una vez más en Miguel y Zbigniew su fidelidad al Señor y a este pueblo andino, y la voluntad de ser consecuentes con lo que predicaron. Recuerdo su entusiasmo por la vocación franciscana y misionera y su disponibilidad para el servicio, a pesar, tantas veces, del mucho cansancio”.
“Permanecieron allí hasta el final. Eso no se improvisa, es un don. Vi a Zbigniew unos días antes de su martirio, le pregunté si estaban amenazados, sonrió y dijo: ‘No podemos abandonar al pueblo. Nunca se sabe, pero si nos matan, que nos entierren aquí’. A Miguel lo vi un mes antes, vivía como si no pasara nada, abandonado en Dios. Ambos, hombres de Dios, tal vez vivían pensando que todavía no era su hora; sin embargo, fue la hora de Dios”, relató la religiosa.
El martirio de los dos sacerdotes polacos fue reconocido este martes por el Papa Francisco, junto al martirio del sacerdote italiano Alessandro Dordi, asesinado también por Sendero Luminoso 16 días después.





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A continuación la noticia sobre la aprobación del decreto:



VATICAN INFORMATION SERVICE 
AÑO XXV - N° 024
FECHA 03-02-2015


Sumario:
- Reconocido el martirio del arzobispo Oscar Romero, de los frailes Michal Tomaszek, Zbigniew Strazalkowski y del sacerdote Alessandro Dordi


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Reconocido el martirio del arzobispo Oscar Romero, de los frailes Michal Tomaszek, Zbigniew Strazalkowski y del sacerdote Alessandro Dordi

Ciudad del Vaticano, 3 de febrero 2015 (VIS).- El Santo Padre ha recibido esta mañana en audiencia al cardenal Angelo Amato S.D.B, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y ha autorizado a ese dicasterio a promulgar los decretos relativos a:

-MARTIRIO
-Siervo de Dios Oscar Arnulfo Romero y Galdámez, (El Salvador, 1917-1980) arzobispo de San Salvador (El Salvador) asesinado por odio a la fe el 24 de marzo de 1980.
-Siervos de Dios Michal Tomaszek (Polonia, 1960) y Zbigniew Strazalkowski,(Polonia, 1958) sacerdotes profesos de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales, así como de Alessandro Dordi (Italia 1931) sacerdote diocesano, asesinados por odio a la fe el 9 y el 25 de agosto de 1991 en Pariacoto y Rinconada (Perú).
-VIRTUDES HEROICAS
-Siervo de Dios Giovanni Bacile (Italia 1880-1941), arcipreste decano de Bisacquino (Italia)



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*Tomado de:
www.aciprensa.com


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Padre Alessandro Dordi, el mártir peruano venido de Italia

FUENTE: ACIPRENSA


*LIMA, 03 Feb. 15 / 05:23 pm (ACI).- Hoy 3 de febrero la Iglesia en Perú recibió la noticia de que tendrá tres mártires, uno de ellos es el P. Alessandro Dordi, sacerdote venido de Italia y cuya evangelización de los pobres le costó la vida a manos de Sendero Luminoso, el sanguinario grupo terrorista maoísta que días antes había asesinado a los frailes polacos Michele Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski.
Conocido también como Padre Sandro, Dordi llegó a Perú en 1980, año en que Sendero Luminoso –guiado por Abimael Guzmán-, inició su escalada terroristas para intentar imponer un régimen comunista, asesinando miles de campesinos, civiles y autoridades en ciudades y pueblos. Por ese entonces, el país también enfrentaba una cada vez más aguda crisis económica.
El sacerdote nacido en 1931 y ordenado a los 23 años en Bérgamo (Italia), se hizo muy cercano a los fieles en la región del Santa, en Ancash (Perú), a quienes ayudó pastoralmente, con cursos de alfabetización, revalorización de la mujer,catequesis, así como con la construcción de capillas y casas parroquiales. Una labor que no era bien vista por el grupo terrorista, pues no le permitía sembrar su “odio de clases” entre los pobladores.
Sin embargo, llega agosto de 1991 y el P. Dordi se entera del asesinato de los frailes polacos, también en Ancash. En una carta a un amigo sacerdote, el futuro beato escribió: “En estos días estamos particularmente angustiados y preocupados. Seguramente han sabido como el 9 de agosto Sendero Luminoso ha matado a dos sacerdotes de la Diócesis de Chimbote. Son dos franciscanos polacos que trabajaban en un valle como el mío".
“Puedes imaginar la situación de ansiedad en que vivimos, hay amenazas de próximos asesinatos. Sendero Luminoso, que con el terror quiere llegar al poder, ha puesto su mira en la Iglesia... La situación del Perú es angustiosa. Cada día nos preguntamos: ¿a quién le tocará hoy?”. El P. Dordi –que rechazaba dejar el pueblo-, intuía que era el siguiente. “Adiós, ahora regreso ahí y me matarán”, escribió.
Así, llegó el 25 de agosto. El sacerdote iba con dos seminaristas en una camioneta, camino de Vinzos a Santa para celebrar una Misa. En el camino un grupo de encapuchados de Sendero Luminoso rodea el vehículo y obliga a los dos jóvenes a salir. "Nos dijeron que bajáramos y nos llevaron lejos. Mientras caminábamos oímos los disparos", relataron los seminaristas. El P. Dordi había sido asesinado de tres balazos.
Hoy, el Obispo de Bérgamo, Mons. Francesco Beschi, agradeció el reconocimiento del Papa Francisco, pues el P. Dordi “dio el testimonio supremo: aquella de la sangre, muriendo mártir”.

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A continuación la noticia sobre la aprobación del decreto:



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AÑO XXV - N° 024
FECHA 03-02-2015


Sumario:
- Reconocido el martirio del arzobispo Oscar Romero, de los frailes Michal Tomaszek, Zbigniew Strazalkowski y del sacerdote Alessandro Dordi


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Reconocido el martirio del arzobispo Oscar Romero, de los frailes Michal Tomaszek, Zbigniew Strazalkowski y del sacerdote Alessandro Dordi

Ciudad del Vaticano, 3 de febrero 2015 (VIS).- El Santo Padre ha recibido esta mañana en audiencia al cardenal Angelo Amato S.D.B, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y ha autorizado a ese dicasterio a promulgar los decretos relativos a:

-MARTIRIO
-Siervo de Dios Oscar Arnulfo Romero y Galdámez, (El Salvador, 1917-1980) arzobispo de San Salvador (El Salvador) asesinado por odio a la fe el 24 de marzo de 1980.
-Siervos de Dios Michal Tomaszek (Polonia, 1960) y Zbigniew Strazalkowski, (Polonia, 1958) sacerdotes profesos de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales, así como de Alessandro Dordi (Italia 1931) sacerdote diocesano, asesinados por odio a la fe el 9 y el 25 de agosto de 1991 en Pariacoto y Rinconada (Perú).
-VIRTUDES HEROICAS
-Siervo de Dios Giovanni Bacile (Italia 1880-1941), arcipreste decano de Bisacquino (Italia)



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*Tomado de:
www.aciprensa.com


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Papa Francisco reconoce martirio de Mons. Oscar Romero

FUENTE: ACIPRENSA



VATICANO, 03 Feb. 15 / 11:42 am (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Francisco ha autorizado en la mañana de este martes la promulgación del decreto que reconoce el martirio de Mons. Óscar Arnulfo Romero Galdámez, Arzobispo de San Salvador, asesinado en 1980; así como de tres sacerdotes –dos polacos y uno italiano-, asesinados en Perú en 1991 por el grupo terrorista Sendero Luminoso.

La autorización la ha dado en audiencia privada con el Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.

El Arzobispo Óscar Romero nació el 15 de agosto de 1917 en Ciudad Barrios (El Salvador) y fue asesinado por odio a la fe el 24 de marzo de 1980 en San Salvador.
Asimismo, ha sido reconocido el martirio de los Siervos de Dios Michele Tomaszek y Zbigneo Strzalkowski, sacerdotes profesos de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales, así como de Alessandro Dordi, sacerdote diocesano. Los tres fueron asesinados por odio a la fe el 9 y el 25 de agosto de 1991 en Pariacoto en la localidad de Rinconada, en la ciudad de Santa (Perú). También han sido reconocidas las virtudes heroicas del Siervo de Dios Giovanni Bacile, arcipreste decano de Bisacquino, que nació en la misma ciudad de Italia el 12 de agosto de 1880 y murió el 20 de agosto de 1941.

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A continuación la noticia sobre la aprobación del decreto:



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FECHA 03-02-2015


Sumario:
- Reconocido el martirio del arzobispo Oscar Romero, de los frailes Michal Tomaszek, Zbigniew Strazalkowski y del sacerdote Alessandro Dordi


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Reconocido el martirio del arzobispo Oscar Romero, de los frailes Michal Tomaszek, Zbigniew Strazalkowski y del sacerdote Alessandro Dordi

Ciudad del Vaticano, 3 de febrero 2015 (VIS).- El Santo Padre ha recibido esta mañana en audiencia al cardenal Angelo Amato S.D.B, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y ha autorizado a ese dicasterio a promulgar los decretos relativos a:

-MARTIRIO
-Siervo de Dios Oscar Arnulfo Romero y Galdámez, (El Salvador, 1917-1980) arzobispo de San Salvador (El Salvador) asesinado por odio a la fe el 24 de marzo de 1980.
-Siervos de Dios Michal Tomaszek (Polonia, 1960) y Zbigniew Strazalkowski,(Polonia, 1958) sacerdotes profesos de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales, así como de Alessandro Dordi (Italia 1931) sacerdote diocesano, asesinados por odio a la fe el 9 y el 25 de agosto de 1991 en Pariacoto y Rinconada (Perú).
-VIRTUDES HEROICAS
-Siervo de Dios Giovanni Bacile (Italia 1880-1941), arcipreste decano de Bisacquino (Italia)



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*Tomado de:
www.aciprensa.com

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La Iglesia - 37º Parte: La Universal vocación a la Santidad en la Iglesia - La vocación y misión laical

P. Ignacio Garro, S.J.

SEMINARIO ARQUIDIOCESANO DE AREQUIPA



30.2.2. La Vocación Laical
      
El Concilio Vaticano II, en Lumen Gentium, Nº 31, dice acerca de los laicos: “Con el nombre de laicos se designan aquí todos los fieles cristianos, a excepción de los miembros del orden sagrado y los del estado religioso aprobado por la Iglesia. Es decir, los fieles, que, en cuanto incorporados a Cristo por el bautismo, integrados al pueblo de Dios y hechos partícipes, a su modo, de la función sacerdotal, profética y real de Cristo, ejercen en la Iglesia y en el mundo la misión de todo el pueblo cristiano en la parte que a ellos  les corresponde”.
         
El carácter peculiar del laico es  vivir y trabajar en medio del mundo secular y dice en L.G. nº 31: "Viven en el siglo, es decir, en todas y cada una de las actividades y profesiones del mundo, y en las condiciones ordinarias de la vida familiar y social, con las que su existencia está entretejida. Allí están llamados por Dios para que, cumpliendo su propio cometido, guia­dos por el espíritu evangélico, contribuyan desde dentro a la santifi­cación del mundo a manera de fermento, y de este modo manifiesten a Cristo a los demás, brillando ante todo con el testimonio de su vida, de su fe, esperanza y caridad".    
         
Laico viene del griego: "Laos" que designa al pueblo, a la masa del pue­blo, en oposición a la clase dirigente. Es un término desconocido en la Biblia. Clemente Romano es el primer escritor eclesiástico en el que aparece en este sentido: "Al gran sacerdote han sido conferidas funciones especiales; a los presbíteros se les han asignado lugares particulares; los laicos están ligados por preceptos propios de los laicos". l Clemente 40,5.
         
En el S. III es corriente el uso de los términos clero, laico para sig­nificar la diferencia jerárquica dentro de la Iglesia. El laico es aquel miembro del Pueblo de Dios que no participa de los poderes jerárquicos. La historia de los términos de laico justifica la definición dada por la Constitución Lumen Gentium. El laico se define por­:
         
  • Por el sacerdocio común, por ser un miembro de la Iglesia, del Pueblo de Dios.
  • Por su misión específica dentro de este pueblo de Dios. Como miembro del pueblo de Dios, tiene la misión común a todo el Cuerpo Místico de Cristo en orden a su propia santificación y en or­den al testimonio cristianos ante las gentes. Como miembro laico tiene la misión específica de realizar esa misión en contacto con el mundo y en relación directa con lo profano.
  • Esta misión particular, dentro de lo común, le di­ferencia tanto del clero, cuya misión directa y específica es la trans­misión de la palabra de Dios, y de la vida sacramental, como del religioso, cuya misión particular es dar testimonio de la trascendencia por medio de la oblación y renuncia al mundo.



30.2.3. La misión del  Laico en el mundo
         
Acerca de la misión de los laicos en la misión de la Iglesia, L.G. nº 33 dice: “Ahora bien, el apostolado de los laicos es participación en la misma misión salvífica de la Iglesia, apostolado al que todos están destinados por el Señor mismo, en virtud del bautismo y de la confirmación”. “Los laicos están especialmente llamados a hacer presente y operante a la Iglesia en aquellos lugares y circunstancias en que sólo puede llegar a ser sal de la tierra a través de ellos. Así, todo laico, en virtud de los dones que le han sido otorgados, se convierte en testigo y simultáneamente en vivo instrumento de la misión de la misma Iglesia en la medida del don de Cristo”.
         
Lo propio y específico del laico es la secularidad, que el Concilio considera desde tres ángulos distintos, pero complementarios­.
         
  • a. La acción en los asuntos temporales.
  • b. La convivencia con el mundo.
  • c. La acción de fermento para la santidad del mundo desde dentro.

        
30.2.3.1. La acción en los asuntos temporales
         
Estamos asistiendo a una progresiva y total desacralización del mundo. Pero, bien entendida esa desacralización, ello no significa otra cosa sino que la civili­zación tiende a emanciparse, tiende a su madurez y a recuperar su propia autonomía. Porque lo profano, en oposición a lo sagrado, no significa otra cosa sino que conserva la realidad concreta de sus fines propios y la consistencia de su naturaleza, sin ser apartado, segregado o consagrado para fines religiosos. Así, el mundo, las realidades terrestres, el bien social de los pueblos, el desarrollo eco­nómico, cultural, científico tienen su propio fin inmanente. También, sin duda, un fin sometido al fin supremo y sobrenatural del hombre, pero tienen en sí un valor de fin intramundano y no solamente de me­dio. Cualquier civilización humana, por muy impregnada que esté de ­principios cristianos, permanecerá autónoma en su orden, porque la gracia no ha venido a suprimir la naturaleza, sino a perfeccionarla.
         
Pero si el mundo se ha desacralizado, la actividad terrena del hombre cristiano no deja de ser profana. Pues bien, en esa actividad profa­na es donde el seglar cristiano, el laico, encuentra su actividad es­pecífica de su quehacer "temporal".'
         
Cristo ha venido a recapitular todas las cosas en El y a salvar al hombre todo entero en su concreta existencia humana. Para ello ha instituido a su Iglesia, compuesta por hombres, ciudadanos de la ciu­dad terrestre. Dentro de esta Iglesia hay hombres liberados, testigos de Cristo y ministros de sus misterios, que prestan a la humanidad el gran servicio de transmitir la palabra y el mensaje de Cristo. Estos hombres son la jerarquía de la Iglesia en su triple grado y en su triple dimensión de enseñar, santificar y gobernar al pueblo de Dios.     
         
El seglar en cambio, no tendrá necesidad alguna de abandonar su puesto ni su actividad profana en la construcción de un mundo más justo y más humano para realizarse plenamente como cristiano. Pues por el hecho del bautismo, el cristiano no renuncia a su  puesto en el mundo, ni siquiera modifica su posición en el mundo; pues el bautismo no influ­ye estructuralmente en esta posición, sino entitativa y significativa­mente. Entitativamente, porque recibe el ser de la gracia, y permane­ciendo un hombre, es hecho hijo de Dios. Significativamente, porque su trabajo adquiere un nuevo sentido, como trabajo realizado por un miem­bro del Cuerpo Místico de Cristo.
         
El Conc. Vat. II en L. G. Nº 36  asume que a los laicos compete la tarea secular, trabajar en el mundo, entendido en el sentido de la creación buena y bella querida por Dios, ése es el campo específico del laico: intervenir en todo lo que se refiere al bien común y a la extensión del Reino de Dios,  implicados en las realidades terrenas como son: la política, la familia, la profesión, la ciencia, los medios de comunicación. Laico es el que vive con Cristo en medio del mundo a ellos les toca ordenar todas las cosas de este mundo según Cristo y buscar su santificación en medio del mundo
         
Así, el cristiano laico que, sin dejar su puesto en el mundo, trabaja por la justicia por la paz, por el progre­so económico, social o científico, realiza al mismo tiempo los planes del Creador y devuelve al mundo a su unidad primitiva, sometiéndolo al imperio del Dios hombre, constituido Señor del universo: "porque tam­bién la creación será liberada de la servidumbre de la corrupción, pa­ra participar en la libertad de la gloria de los hijos de Dios",  Rom 8, 20-21.
         
Por la actividad del laico en el mundo profano es por lo que sin per­der su autonomía pudiera decirse que todo lo profano se consagra en su verdadera dimensión profunda, como obra del Creador: "Todo es vues­tro, y vosotros sois de Cristo y Cristo es de Dios", l Cor 3, 22-23.


30.2.3.2. La convivencia en el mundo
         
El laico tiene que vivir directamente con las realidades del mundo. El mundo no puede concebirse como algo malo. No hablamos de "mundo" en el sentido que nos habla S. Juan para el que "mundo" es lo que proviene del Malo, del príncipe de las Tinieblas, es el mundo del pecado, de las actitudes pecaminosas. Nosotros tomamos "mundo" en el sentido material, físico, de la palabra, a saber, aquellas realidades que se dan en la existencia temporal y que tienen su autonomía propia, hablamos del "mundo del tra­bajo", del "mundo de la ciencia", etc, etc.
         
Este mundo tiene un sentido positivo en la realización del plan divino, y no es apartándose de él como se conseguirá la acción terrena se someta a las leyes divinas, sino actuando desde dentro, como fermento de la divinidad. Así, el Concilio Vaticano II,  en el decreto sobre el Apostolado Seglar Nº 2, b: "Dios llama a los laicos a que con el fervor del espíritu cristiano ejerzan su apostola­do en el mundo a manera de fermento". En L. G. Nº 31, b: "Allí, (en el mundo, los laicos) están llamados por Dios para que, desempañando su propia profesión guiados por el espíritu evangélico, contribuyan a la santificación del mundo como desde dentro, a modo de fermento".
         
En G. et   S, Nº 43, d : "Los laicos, que desempeñan parte activa en toda la vida de la Iglesia, no solamente están obligados a cristianizar el mundo, sino, que además, su vocación se extiende a ser testigos de Cris­to en todo, momento en medio de la sociedad humana". En el decreto sobre la Actividad Misionera, Nº 15, g : "Es propio de los laicos, repletos del Espíritu Santo, el animar desde dentro, a modo de fermento, las realidades temporales y el ordenarlas de forma que se ha­gan continuamente según Cristo".


30.2.3.3. Fermento en el mundo
         
Hemos dicho anteriormente que el laico cris­tiano: "Debe de actuar como fermento en el mundo para santificarlo des­de dentro". L G, Nº 31. Porque no es lo mismo santificar que "sacralizar". El mundo no debe de perder su consistencia y su relativa independencia y autonomía, es decir, su profanidad. Pero el cristiano que actúa en él desde dentro debe de saber ordenar según Dios todos los asuntos tem­porales y dotar del verdadero espíritu cristiano a todas las activida­des terrenas. Así, la construcción de la ciudad terrena sirve al cris­tiano de medio de santificación al par que le convierte en instrumento de glorificación de Dios.
         
Esta misión del laico en la Iglesia es insustituible, pues sólo por la in­serción en el mundo podrá realizar la santificación del mundo y la re­capitulación de todas las cosas en Cristo, desde el interior de las mis­mas estructuras. Así, la Iglesia, por medio de sus miembros laicos, lle­va a cabo su misión de : "reconciliar todas las cosas, lo que hay en la tierra y en los cielos", Col 1, 18-20, para que : "por medio de la Igle­sia, sea manifestada la multiforme sabiduría de Dios", Efes 3, 10.
         
De este modo, todas las cosas creadas, que, por la ruptura del pecado, se habían encerrado sobre sí mismas y no daban gloria a Dios, que obje­tivamente le estaban destinadas a dar, se abren de nuevo al plan de Dios y, mediante el hombre redimido, glorifican a Dios en el servicio del hombre y en la conciencia humana.


30.3. LA MISIÓN DEL LAICO DENTRO DE LA IGLESIA
         
Además de la acción específica del laico en el mundo, le competen una serie de derechos y obliga­ciones emanadas de su cualidad de miembro vivo del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia. Los laicos como lo subraya la Constitución Lumen Gentium, tienen de común con la jerarquía y con los religiosos la dignidad ema­nada del bautismo, la gracia de filiación de Hijos de Dios, la vocación a la santidad, la esperanza de la misma salvación, la misma fe y cari­dad. De esta unidad intrínseca entre los miembros de la Iglesia se pue­den colegir algunas consecuencias:
         
  • El laico al ser bautizado participa del Sacerdocio real de Jesucris­to y esto bajo la triple faceta de Cristo Sacerdote, Profeta y Pastor.
  • El laico, perteneciente al pueblo sacerdotal de Dios y su apostolado de santificación (Función santificadora).

         
En efecto, por la regeneración y la unción del Espíritu Santo, los bautizados son consagrados como templos del Espíritu y poseen el Sacerdocio real, así lo enseña  L. G, Nº 10. Y en el N°34 hablando directamente de los laicos, el Concilio explica que el Sumo y Eterno Sacerdote, uniendo a los laicos íntimamente a su vida y su misión, les concede parte de su función sacerdotal en el ejercicio del culto espiritual, a fin de que Dios sea glorificado y los hombres se salven.
         
Nunca ningún documento del Magisterio eclesiástico había  hablado de ma­nera tan positiva y explícitamente de este sacerdocio común, o sa­cerdocio real, (en distinción del sacerdocio ministerial). Por lo tanto se puede hablar de "pueblo sacerdotal", Nº 10. O de la "comuni­dad sacerdotal". Nº 11. El documento explica la acción propiamente sa­cerdotal de los laicos, se habla del sacerdocio real :
  • "Para que por medio de todas las obras del cristiano ofrezcan sacrificios espirituales", Nº 10 
  • "Para que anuncien las maravillas de Quien los llamó de las ti­nieblas a su luz admirable". Nº 10
  • "Para perseverar en la oración y todos alaben a Dios". Nº 10
  • "Para ofrecerse a sí mismos como hostia viva, santa y grata a Dios". Nº 10
  • "Para participar en la oblación de la Eucaristía". Nº 11
  • "En la recepción de los sacramentos". Nº 11.
  • "En la oración, en la acción de gracias, por el testimonio de una vida santa, por la abne­gación y por la caridad activa". Nº 10.



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Agradecemos al P. Ignacio Garro S.J. por su colaboración.



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