Especial de SEMANA SANTA 2012


De la mano de María y en su compañía quiero vivir todos los pasos de la pasión de Cristo, no perder un detalle, meditar cada palabra, dejar que mi corazón sea herido por su dolor, unir mi vida, sufrir y un día unir mi muerte a la suya.


Vivamos intensamente los días de Semana Santa meditando la Pasión de Cristo.
Invitamos a visitar el índice de nuestras publicaciones sobre la Semana más importante del calendario litúrgico.





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La Pasión de Cristo - Evangelio del Domingo de Ramos

P. Adolfo Franco, S.J.

Marcos 14, 1-15,47


La Pasión que meditamos es realmente un acto que nos desborda. Es tanto amor que nos perdemos al querer comprender.


Con este domingo, llamado litúrgicamente Domingo de Ramos, comienza la Semana Santa. Y para darnos tema de reflexión para toda la semana, la Iglesia nos pone hoy, como lectura del Evangelio, la narración que hace San Marcos de la Pasión del Señor.

Son páginas que deberían estar presentes en nuestra mente y en nuestro corazón, porque narran el hecho más importante, el acto de amor más grande, la esperanza más firme, para cada uno de nosotros. Para leerlas bien, deberíamos imaginar que cada página de esta narración está cruzada con un gran letrero rojo, que dice: Te amo. Nuestra vida tiene una maravillosa perspectiva y una salida hermosa, porque Cristo murió para salvarnos. Y esto que ocurrió hace casi dos mil años, es algo que sigue presente, porque sus efectos tienen duración eterna. Y lo que en la Pasión se narra es asunto nuestro, muy nuestro. Muchas veces dejamos de lado el pensamiento de la Pasión. Pocos Cristianos tienen el valor de confrontar su vida con estos hechos de Cristo.

Habría que estar toda la vida dando gracias de que Alguien, Jesucristo, se hubiera acordado de nosotros, para sacarnos de la cárcel, para librarnos de la nada y del sin sentido, para darnos fuerza, ilusión, alegría. Y lo hizo con un desinterés total, por un amor que nos parece inaudito. Alguien que da su vida por mí, ¿cómo no voy a tenerlo presente y amarlo? ¿Cómo no intentar decirle nuestro agradecimiento y que nuestra deuda se la pagaremos procurando vivir siempre de su presencia?

Hay que salir en estos días un tanto de lo cotidiano y vulgar de cada día, para darle a nuestros pensamientos una mayor profundidad y pensar en la dimensión religiosa de nuestra vida. Nuestra vida es más que esa rutina de levantarnos, comer, trabajar, descansar... ver pasar las hojas del calendario en monótona sucesión; nuestra vida es de hecho un diálogo con Dios, cada hora debe tener un sentido, un por qué: y el sentido sólo se lo puede dar Dios: la vida debería ser un continuo diálogo con Dios.

Por otra parte, al leer la Pasión de Cristo tenemos que pensar, cómo pone al descubierto, no sólo los errores y pecados de los hombres de aquel tiempo, sino también los nuestros propios, simbolizados en los de ellos.

Resulta increíble que los hombres de aquellos tiempos consideraran en serio reo de muerte al hombre más limpio, más inocente, que jamás ha habido. Jesucristo, el Hijo de Dios, es condenado por la justicia humana. Los cargos: es un sujeto peligroso porque atenta contra la Religión y contra el Estado.

El tribunal religioso piensa que Jesús es un peligro para la Religión que Dios reveló a Moisés. ¡Hasta qué punto puede cegar la razón el orgullo y el poder! Pero no deja de ser monstruoso que a Jesús, Dios mismo, los hombres más distinguidos lo califiquen de blasfemo. Lo que Jesús dice en las bienaventuranzas, en lo de amar al enemigo, en lo de salvar a los pecadores, les parece a esos hombres sensatos un discurso subversivo. ¡Cómo les incomodaba a los jefes religiosos de Israel el que Jesús hablase de una Religión en serio!. Tomarse a Dios en serio parece peligroso.

Por otra parte el tribunal civil recibe la acusación de que Jesús promueve levantamientos populares, le acusan falsamente de negar el tributo y la obediencia al César. Y a Pilatos le ponen en la siguiente alternativa: si no condenas a Jesús, eres enemigo del César, O Jesús o el César. No sabemos lo que pensaba Pilatos en su fuero interno cuando estaba lavándose las manos; pero lo menos que podemos pensar es que Pilatos decide eliminar a un ser insignificante (Jesús) para no enemistarse con los poderosos y peligrosos sacerdotes judíos. Sacrificar a un insignificante, aunque sea inocente, a veces es un buen negocio.

Realmente es escandaloso que a Jesús se le aplique la pena de un subversivo, de un peligroso delincuente. Peor que el peor de los terroristas. Jesús considerado como jefe revolucionario; es otro absurdo de la justicia de los hombres, cuando buscan que el fin justifique los medios. Jesús ya en sus inicios fue perseguido por Herodes, porque pensaba que le iba a quitar el trono, y ahora hacen creer a Pilatos que Jesús es un peligro para el dominio romano en las provincia de Judea. ¿No se prolongan todavía hoy similares injusticias? ¡Cuántas veces todavía se prolonga la Pasión de Jesucristo en la condena de inocentes: mártires de su propia bondad!

Pero, aparte de esas consideraciones, lo importante es que esta narración nos dice que tenemos un tesoro para nuestra vida. La Pasión de Jesús es la narración del total amor de Dios hacia nosotros. Dios me quiere hasta la muerte. Y ahí hay todo un tesoro inacabable para mí, y me lo ha ganado El, con su entrega.


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Agradecemos al P. Adolfo Franco, S.J. por su colaboración

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Introducción a lecturas de Domingo de Ramos

P. José Ramón Martínez Galdeano, S.J.

Introducción general a las lecturas de la misa.

Las tres lecturas y el salmo responsorial tienen un gran contenido doctrinal.

La primera es la tercera de las profecías del Siervo de Isaías. Profetiza el suplicio de la flagelación y de los ultrajes que Jesús sufrirá en casa de Caifás durante la noche y en el Pretorio de Pilatos.

El salmo responsorial profetiza la crucifixión, el reparto de la ropa y las burlas de judíos y soldados romanos estando Cristo colgado en la cruz.

La segunda lectura expresa la divinidad de Cristo y la causa de la muerte de Cristo en la cruz, que la quiso el Padre para que así nos librara de los pecados. Por eso Dios lo hizo Señor de todo lo creado.

En la Pasión según San Marcos, cuyo texto es el que predicaba San Pedro en su catequesis de Roma, hay que señalar que:

1. Varias veces se indica que Jesús sabía con anticipación que iba a morir y

2. Quién le había traicionado,

3. Que en la Última Cena instituyó la Eucaristía. que nos hace presentes y nos une a la Pasión y Muerte del Señor,

4. Que supo por adelantado también las negaciones de Pedro,

5. Que Jesús se entregó voluntariamente a la muerte pues sabía que su Padre lo quería,

6. Que la causa de condenarlo a muerte el Sanedrín (la autoridad judía) fue que era Hijo de Dios,

7. Que el pueblo judío pidió también la muerte de Jesús, liberando a Barrabás,

8. Que Pilatos, la autoridad romana, decidió la condena a la muerte en cruz,

9. Que la ejecución fue hecha por los soldados romanos, representantes de los no judíos, que también se burlaron de él,

10. Que fue crucificado entre malhechores, como estaba profetizado,

11. Que ciertamente murió, fue embalsamado y enterrado en una tumba de ricos.

Semana Santa - Programa de Actividades en nuestra Parroquia de San Pedro - Lima


Semana Santa
2012



1 DE ABRIL - DOMINGO DE RAMOS

Llevando ramos de olivos, salieron al paso del Señor, gritando: “Hosanna al hijo de David”

Se bendice los ramos al inicio de cada Misa:

AM: 7, 8, 9, 10, 11, 12. PM: 1, 6 y 7.30


4 DE ABRIL - MIERCOLES SANTO

Misas - AM: 7, 8, 9, 12. PM: 6 y 7.30

Confesiones – AM: 6.30 a 12.30. PM: 5 a 7.30

Vía Crucis 8.15 PM


5 DE ABRIL - JUEVES SANTO

Si yo les he lavado los pies, hagan ustedes lo mismo.

Confesiones – AM: 6.30 a 12.30. PM: 5 a 7.30

Misa Solemne de la Cena del Señor: 6.00 PM

Procesión al Monumento

Hora Santa: 8 PM

Visitas al Monumento: Hasta las 12


6 DE ABRIL - VIERNES SANTO

Si con Él morimos, viviremos con Él.

Confesiones – AM: 6.30 a 3 PM.

Sermón de las Siete Palabras: 12 M

Liturgia de la Pasión del Señor: 3.15 PM

(Colecta para Tierra Santa)

Vía Crucis: 4.30 PM


7 DE ABRIL - SABADO SANTO

Si con Él sufrimos, reinaremos con Él.

Solemne Vigilia Pascual: 7.30 PM


8 DE ABRIL - PASCUA DE RESURRECCION

Acuérdate de Jesucristo Resucitado de entre los muertos. Él es nuestra salvación, nuestra gloria para siempre.

Misas - AM: 7, 8, 9, 10, 11, 12. PM: 1, 6 y 7.30


Imagen del afiche: Cristo de la caída, Parroquia San Pedro, Lima.


AMDG



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Programa proporcionado por el Párroco P. Enrique Rodríguez, S.J.

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Movimiento Eucarístico Juvenil - 2º Parte - El MEJ y el Apostolado de la Oración




3. El MEJ en el Apostolado de la Oración


En la historia del Apostolado de la Oración y, a su interior, en el nacimiento de la Cruzada Eucarística que fue luego el Movimiento Eucarístico Juvenil, reconocemos una base espiritual común que se mantiene hoy. En ambos encontramos una espiritualidad eucarística que invita a sus miembros a configurar la propia vida a la vida y al Corazón de Cristo, orientada por un deseo misionero en la realidad cotidiana y por el servicio a la Iglesia. Por esto, entendemos el MEJ desde el AO.

El AO nació en 1844 como una invitación hecha a un grupo de jóvenes estudiantes jesuitas a ser apóstoles y misioneros en sus vidas corrientes, a unir a Cristo todo lo que hacían. Cada una de sus actividades podía ser apostólica si, al iniciar el día, la ofrecían al Señor, uniéndola a lo que hacía la Iglesia. Ofrecer y vivir la vida fielmente les fue propuesto como un modo de ayudar espiritualmente a los misioneros lejanos y a la misión de toda la Iglesia.

La práctica concreta que iba a expresar esto era una oración de ofrecimiento del día, al inicio de la jornada. Declaraban con ello su decisión y su disposición de que todo el día fuera para el Señor. Hacer realidad las palabras de esta ofrenda se convirtió en un bello desafío, que dio nuevo sentido a sus vidas, pues los animaba a buscar y encontrar a Dios en todas las cosas, para en todo amar y servir. Las tareas cotidianas de su vida de estudiantes estaban ahora llenas de la presencia de Dios, de una nueva manera.

Al final del día, la oración de Examen recogía lo que Dios había hecho en sus vidas a partir de lo ofrecido en la mañana. Estos dos momentos de oración, en la mañana y en la noche, los hacían más disponibles a la acción de Dios en ellos durante el día y más atentos a dejarse guiar por él.
Los jóvenes jesuitas percibieron la unidad que había entre estas dos prácticas y la celebración de la Eucaristía de cada día. En esta última reconocieron la misma dinámica de recibir de Dios y entregar a Dios. Cristo se ofrecía al Padre y se daba a ellos, arrastrándolos en su propio movimiento de ofrecer la vida. Había entre estos tres momentos una coincidencia y una continuidad, pues las dos oraciones eran una manera de vivir la Eucaristía durante el resto del día.

Entendieron además que este modo de vida eucarístico brotaba del ideal de amor y humanidad vivido por Jesús en su propio Corazón. Vivir una espiritualidad eucarística no era otra cosa que vivir una espiritualidad del Corazón de Jesús.

Comprendieron, como está dicho más arriba, que el significado hondo de la Eucaristía y lo que caracteriza el Corazón de Jesús nos remiten ambos a la misma realidad teológica: la autodonación amorosa del Padre a la humanidad y la respuesta consecuente del nuevo Adan, el Hijo encarnado, que se entrega al Padre, “amando hasta el extremo” a sus hermanos. Los jóvenes jesuitas estaban siendo invitados a asociar su oración y sus vidas a esta dinámica de redención. Ofrecer sus vidas con generosidad y en docilidad al Espíritu fue el modo como ellos se hacían disponibles a participar de la misión de Cristo en sus vidas de cada día.

Servían a la Iglesia no sólo mediante su oración sino también mediante una vida fiel a lo que su estado pedía en ese momento, es decir, estudiar y vivir una vida santa, allí donde se encontraban. Esta era su manera de servir y apoyar espiritualmente a la Iglesia de las fronteras, a los misioneros, sosteniéndolos realmente. Ensanchában sus horizontes y sus corazones a las dimensiones de la misión de la Iglesia universal. Junto con hacerse más eclesiales, sus vidas y todo lo que vivían se hacía apostólico.

Este programa de vida apostólica se llamó el Apostolado de la Oración, y en pocos años tenía millones de adherentes. El AO ofreció a los cristianos de la época un nuevo sentido al esfuerzo y a la rutina de cada día, que se convertían en el campo mismo de su colaboración con Cristo en la misión de la Iglesia. Dicho de otra manera, el AO les daba medios para poner en práctica el propio bautismo en la sencillez de la vida cotidiana y participar en el sacerdocio de toda la Iglesia.
Por su dimensión eclesial explícita, fue muy natural al AO la propuesta, que llegó a partir de 1890, de orar por las intenciones mensuales de oración del Santo Padre.

El AO comprometía las vidas y la oración de sus miembros con la misión de toda la Iglesia. El AO articula Eucaristía, Iglesia y misión, de un modo compacto e inseparable, como se dan unidos en el Corazón de Jesús. El AO nos enseña a hacer vida la Eucaristía, a servir en Iglesia, a entender la vida en clave de misión. El cristiano adhiere a estos tres aspectos con la oración de ofrenda, expresando su deseo de ser dócil al Espíritu. Se hace así disponible a vivir toda su vida “a la manera de la Iglesia”, en la oración y en el servicio, en la alegría y en la tristeza, en el sacrificio y
en el descanso. Se hace capaz de contener todo el cosmos en su oración, con respeto a la creación y hallando la presencia del Creador en todas las cosas, pues aprende a vivir y a amar como lo hizo Jesús en su Corazón. Se abre al mundo de hoy cuando junto al Santo Padre se hace más consciente de las grandes cuestiones sociales del presente, aprendiendo a mirar la realidad desde el punto de vista de la Trinidad, como enseña San Ignacio. Lo hace carne en sí mismo cuando deja que las interpelaciones de las intenciones de oración del Papa le cuestionen y le cambien el propio estilo de vida, trabajando por la justicia del Reino. Orar con el AO compromete a sus asociados a actuar conforme a lo que se esta orando.

Así como hoy no se puede entender el AO sin el MEJ, creemos que el MEJ se ha de entender como parte del AO. De hecho, el AO ha de ser el alma espiritual del MEJ. Esto no sólo por razones históricas, en las que reconocemos los orígenes de la Cruzada Eucarística y después del MEJ, sino sobre todo porque la misma tradición espiritual del AO resulta muy apta animar la vida interior de los miembros del MEJ, durante y después de su pertenencia al Movimiento. Ha de haber una continuidad entre la propuesta pedagógica del MEJ - que no es para toda la vida, sino para acompañar el tiempo de la infancia y la juventud - con la ayuda y acompañamiento
que el AO ha de seguir brindando al que “egresa” del MEJ como adulto en la fe, en su misión de prestar otros servicios en la Iglesia.

Profundizaremos ahora en cómo estos elementos esenciales del AO están también al centro de la propuesta espiritual y pedagógica del la rama juvenil del AO, desarrollados como un programa de formación cristiana para niños y jóvenes.



El MEJ en la Iglesia


La tarea específica del MEJ en este ámbito es educar al sentido de pertenencia y permanencia en la Iglesia a niños, adolescentes y jóvenes. Los acoge en una etapa transitoria, la de su infancia y juventud, les inculca hábitos de vida eucarística y los prepara para su compromiso eclesial adulto en una vida cristiana madura. Una vez que por el proceso vivido dejen el MEJ, el AO les sigue ofreciendo su propuesta espiritual para vivir la entrega cotidiana al servicio del Reino de Dios. El MEJ no trabaja para si mismo, sino al servicio de la Iglesia, en comunión con las estructuras
pastorales de la diócesis. Aporta a la Iglesia lo propio de su espiritualidad eucarística, en el conjunto de los diversos carismas, servicios y Movimientos.

La vinculación jerárquica y pastoral del MEJ a la Iglesia se inscribe en la pertenencia al AO, que tiene como Superior Mundial al Papa, el cual delega su conducción en la Compañía de Jesús. Por esto se afirma que el MEJ es de la Iglesia, no de los jesuitas, y se inserta en diversos ambientes de organización diocesana al servicio de la tarea pastoral de toda la Iglesia.



El MEJ en el mundo


El MEJ está en el AO y en la Iglesia al servicio del mundo. La formación en el MEJ, como es propio de toda espiritualidad eucarística, como fue la vida de Jesús, está orientada al servicio. Dar la vida, al modo y en el estilo de Jesús es vivir atentos a la misión de trabajar por un mundo más justo. El MEJ forma a sus miembros en espíritu crítico, capaces de valorizar y dialogar con el mundo de hoy, pero capaces de oponerse a lo que es contrario al evangelio y lo que atenta contra la dignidad de las personas.

  • En un mundo que globaliza el materialismo, el hedonismo y la violencia, el MEJ enseña a globalizar la solidaridad, la dignidad del varón y la mujer, la paz.
  • En un mundo que ve las injusticias como inevitables o explicables, el MEJ cree que por el amor cristiano un mundo mejor es posible.
  • En un mundo egoísta, de personas replegadas sobre sí, el MEJ desafía a vivir la aventura del amor gratuito, ofrecido a todos, que no margina a nadie.
  • En un mundo relativista y “light”, el MEJ propone la radicalidad de la entrega de la propia vida, la radicalidad de la cruz de Cristo.
  • En un mundo triste y sin esperanza, encontramos la alegría al dejar a Jesús transformar nuestras vidas.
  • En un mundo que manipula a la juventud y abusa de la niñez, el MEJ les ofrece espacios de respeto y educación.
  • En mundo lleno de personas solas, el MEJ ofrece la belleza de la vida en comunidad.

Enlaces:

Movimiento Eucarístico Juvenil - 5º Parte - Pedagogía del MEJ Fundamentos Educativos
Movimiento Eucarístico Juvenil - 4º Parte - Pedagogía del MEJ Fundamentos Espirituales
Movimiento Eucarístico Juvenil - 3º Parte - Espiritualidad del MEJ
Movimiento Eucarístico Juvenil - 2º Parte - El MEJ y el Apostolado de la Oración
Movimiento Eucarístico Juvenil - 1º Parte - Historia

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Agradecemos al P. Antonio González Callizo, S.J. Director Nacional del A.O. por brindarnos esta información.

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Autobiografía de San Ignacio - Capítulo VI

Texto recogido por el P. Luis Gonçalves da Camara entre 1553 y 1555


Capítulo VI


54. Llegado a Barcelona comunicó su inclinación de estudiar con Guisabel Roscer, y con un Maestro Ardévol que enseñaba gramática. A entrambos paresció muy bien, y él se ofresció enseñarle de valde, y ella de dar lo que fuese menester para sustentarse. Tenía el pelegrino en Manresa un fraile, creo que de sant Bernardo, hombre muy espiritual, y con este deseaba estar para aprender, y para poderse dar más cómodamente al espíritu, y aún aprovechar a las ánimas. Y así respondió que aceptaba la oferta, si no hallase en Manresa la comodidad que esperaba. Mas ido allá halló que el fraile era muerto; y así, vuelto a Barcelona, comenzó a estudiar con harta diligencia. Mas impedíale mucho una cosa, y era que, cuando comenzaba a decorar, como es necesario en los principios de gramática, le venían nuevas inteligencias de cosas espirituales y nuevos gustos; y esto con tanta manera, que no podía decorar, ni por mucho que repugnase las podía echar.

55. Y ansí, pensando muchas veces sobre esto, decía consigo: «ni cuando yo me pongo en oración y estoy en la misa no me vienen estas inteligencias tan vivas»; y así poco a poco vino a conoscer que aquello era tentación. Y después de hecha oración se fue a santa María de la Mar, junto a la casa del maestro, habiéndole rogado que le quisiese en aquella iglesia oír un poco. Y así sentados, le declara todo lo que pasaba por su alma fielmente, y quán poco provecho hasta entonces por aquella causa había hecho; mas que él hacía promesa al dicho maestro, diciendo: «yo os prometo de nunca faltar de oíros estos dos años, en cuanto en Barcelona hallare pan y agua con que me pueda mantener». Y como hizo esta promesa con harta eficacia, nunca más tuvo aquellas tentaciones. El dolor de estómago, que le tomó en Manresa, por causa del cual tomó zapatos, le dejó, y se halló bien del estómago desque partió para Hierusalem. Y por esta causa, estando en Barcelona estudiando, le vino deseo de tornar a las penitencias pasadas; y así empezó hacer un agujero en las suelas de los zapatos. Ibalos ensanchando poco a poco, de modo que, cuando llegó el frío del invierno, ya no traía sino la pieza de arriba.

56. Acabados dos años de estudiar, en los cuales, según le decían, había harto aprovechado, le decía su maestro que ya podía oír artes, y que se fuese a Alcalá. Mas todavía él se hizo examinar de un doctor en teología, el cual le aconsejó lo mismo: y ansí se partió solo para Alcalá, aunque ya tenía algunos compañeros, según creo. Llegado a Alcalá empezó a mendicar y vivir de limosnas. Y después, de allí a 10 ó 12 días que vivía desta manera, un día un clérigo, y otros que estaban con él, viéndole pedir limosna, se empezaron a reír dél, y decirle algunas injurias, como se suele hacer a estos que, siendo sanos, mendican. Y pasando a este tiempo el que tenía cargo del hospital nuevo de Antezana, mostrando pesar de aquello, le llamó, y le llevó para el hospital, en el cual le dió una cámara y todo el necesario.

57. Estudió en Alcalá cuasi año y medio; y porque el año de 24o en la cuaresma llegó en Barcelona en la cual estudió dos años, el año de 26 llegó Alcalá, y estudió términos de Soto, y phísica de Alberto, y el Maestro de las Sentencias. Y estando en Alcalá se ejercitaba en dar ejercicios espirituales, y en declarar la doctrina cristiana: y con esto se hacía fruto a gloria de Dios. Y muchas personas hubo, que vinieron en harta noticia y gusto de cosas espirituales; y otras tenían varias tentaciones: como era una que queriéndose disciplinar, no lo podía hacer, como que le tuviesen la mano, y otras cosas símiles, que hacían rumores en el pueblo, máxime por el mucho concurso que se hacía adonde quiera que él declaraba la doctrina. Luego como allegó a Alcalá, tomó conoscimiento con D. Diego de Guía, el cual estaba en casa de su hermano que hacía emprempta en Alcalá, y tenía bien el necesario; y así le ayudaban con limosnas para mantener pobres, y tenía los tres compañeros del pelegrino en su casa. Una vez, viniéndole a pedir limosna para algunas necesidades, dijo D. Diego que no tenía dineros; mas abrióle una arca, en que tenía diversas cosas, y así le dió paramentos de lechos de diversas colores, y ciertos candeleros, y otras cosas semejantes, las cuales todas, envueltas en una sábana, el pelegrino se puso sobre las espaldas, y fue a remediar los pobres. Acordarme he del temor que el mismo pasó una noche.

58. Como arriba está dicho, había grande rumor por toda aquella tierra de las cosas que se hacían en Alcalá, y quién decía de una manera, y quién de otra. Y llegó la cosa hasta Toledo a los inquisidores; los cuales venidos Alcalá, fue avisado el pelegrino por el huésped dellos, diciéndole que les llamaban los ensayalados, y creo que alumbrados; y que habían de hacer carnicería en ellos. Y ansí empezaron luego hacer pesquisa y proceso de su vida, y al fin se volvieron a Toledo sin llamarles, habiendo venido por aquel solo efecto; y dejaron el proceso al vicario Figueroa, que agora está con el emperador. El cual de ahí algunos días les llamó y les dijo cómo se había hecho pesquisa y proceso de su vida por los inquisidores, y que no se hallaba ningún error en su doctrina ni en su vida, y que por tanto podían hacer lo mismo que hacían sin ningún impedimento. Mas no siendo ellos religiosos, no parescía bien andar todos de un hábito; que sería bien, y se lo mandaba, que los dos, mostrando el pelegrino y Artiaga, tiñesen sus ropas de negro; y los otros dos, Calisto y Cáceres, las tiñesen de leonado; y Juanico, que era mancebo francés, podría quedar así.

59. El pelegrino dice que harán lo que les es mandado. Mas no sé, dice, qué provecho hacen estas inquisiciones: que a uno tal no le quiso dar un sacerdote el otro día el sacramento porque se comulga cada ocho días, y a mí me hacían dificultad. Nosotros queríamos saber si nos han hallado alguna heresía. «No, dice Figueroa, que si la hallaran, os quemaran». «También os quemaran a vos, dice el pelegrino, si os hallaran heresía». Tiñen sus vestes, como les es mandado, y de ahí a 15 ó 20 días le manda el Figueroa al peregrino que no ande descalzo, mas que se calce; y él lo hace así quietamente, como en todas las cosas de esa cualidad que le mandaban. De ahí a 4 meses el mismo Figueroa tornó a hacer pesquisa sobre ellos; y, ultra de las sólitas causas, creo que fuese también alguna ocasión, que una muger casada y de cualidad tenía especial devoción al peregrino; y, por no ser vista, venía cubierta, como suelen en Alcalá de Henares, entre dos luces, a la mañana, al hospital; y entrando se descubría, y iba a la cámara del peregino. Mas ni desta vez les hicieron nada; ni aun después de hecho el proceso les llamaron, ni dijeron cosa alguna. De lo que me contó Bustamante.

60. De ahí a otros 4 meses que él estaba ya en una casilla, fuera del hospital, viene un día un alguacil a su puerta, y le llama y dice: «veníos un poco conmigo». Y dejándole en la cárcel, le dice: «no salgáis de aquí hasta que os sea ordenada otra cosa». Esto era en tiempo de verano, y él no estaba estrecho, y así venían muchos a visitalle; y hacía lo mismo que libre, de hacer doctrina y dar ejercicios. No quiso nunca tomar advogado ni procurador, aunque muchos se ofrescían. Acuérdase especialmente de doña Teresa de Cárdenas, la cual le envió a visitar, y le hizo muchas veces ofertas de sacarle de allí; mas no aceptó nada, diciendo siempre: «aquel, por cuyo amor aquí entré, me sacará, si fuere servido dello». m.ª uno, y era confessor.

61. Diecisiete días estuvo en la prisión, sin que le examinasen ni él supiese la causa dello; al fin de los cuales vino Figueroa a la cárcel, y le examinó de muchas cosas, hasta preguntarle si hacía guardar el sábado. Y si conoscía dos ciertas mugeres, que eran madre y hija; y desto dijo que sí. Y si había sabido de su partida antes que se partiesen; y dijo que no, por el juramento que había recebido. Y el vicario entonces, poniéndole la mano en el hombro con muestra de alegría, le dijo: «esta era la causa porque sois aquí venido». Entre las muchas personas que seguían al peregrino había una madre y una hija, entrambas viudas, y la hija muy moza, y muy vistosa, las cuales habían entrado mucho en espíritu, máxime la hija; y en tanto que, siendo nobles, eran idas a la Verónica de Jaén a pie, y no sé si mendicando, y solas; y esto hizo grande rumor en Alcalá; y el doctor Ciruelo, que tenía alguna protección dellas, pensó que el preso las había inducido, y por eso le hizo prender.
Pues como el preso vió lo que había dicho el vicario, le dijo: «queréis que hable un poco más largo sobre esta materia?» dice: sí. «Pues habéis de saber, dice el preso, que estas dos mugeres muchas veces me han instado para que querían ir por todo el mundo servir a los pobres por unos hospitales y por otros; y yo las he siempre desviado deste propósito, por ser la hija tan moza y tan vistosa, etc.; y les he dicho que, cuando quisiesen visitar a pobres, lo podían hacer en Alcalá, y ir acompañar el santísimo sacramento». Y acabadas estas pláticas, el Figueroa se fue con su notario, llevando escrito todo.

62. En aquel tiempo estaba Calixto en Segovia, y sabiendo de su prisión, se vino luego, aunque recién convalescido de una grande enfermedad, y se metió con él en la cárcel. Mas él le dijo que sería mejor irse presentar al vicario; el cual le hizo buen tratamiento, y le dijo que le mandaría ir a la cárcel, porque era menester que estuviese en ella hasta que viniesen aquellas mugeres, para ver si confirmaban con su dicho. Estuvo Calixto en la cárcel algunos días; mas viendo el peregrino que le hacía mal a la salud corporal, por estar aún no del todo sano, le hizo sacar por medio de un doctor, amigo mucho suyo. Desde el día que entró en la cárcel el peregrino, hasta que le sacaron, se pasaron cuarenta y 2 días; al fin de los cuales, siendo ya venidas las dos devotas, fue el notario a la cárcel a leerle la sentencia, que fuese libre, y que se vistiesen como los otros estudiantes, y que no hablasen de cosas de la fee dentro de 4 años que hoviesen más estudiado, pues que no sabían letras. Porque, a la verdad, el peregrino era el que sabía más, y ellas eran con poco fundamento: y esta era la primera cosa que él solía decir cuando le examinaban.

63. Con esta sentencia estuvo un poco dubdoso lo que haría, porque parece que le tapaban la puerta para aprovechar a las ánimas, no le dando causa ninguna, sino porque no había estudiado. Y en fin él se determinó de ir al arzobispo de Toledo, Fonseca, y poner la cosa en sus manos. Partióse de Alcalá, y halló el arzobispo en Valladolid; y contándole la cosa que pasaba fielmente, le dijo que, aunque no estaba ya en su jurisdicción, ni era obligado a guardar la sentencia, todavía haría en ello lo que ordenase (hablándole de vos, como solía a todos). El arzobispo le recibió muy bien, y [entendiendo que deseaba pasar a Salamanca, dijo] que también en Salamanca tenía amigos y un colegio, todo le ofreciendo; y le mandó luego, en se saliendo cuatro escudos.



Capítulo I

Capítulo II

Capítulo III


Capítulo IV

Capítulo V

Capítulo VII

Capítulo VIII

Capítulo IX

Capítulo X

Capítulo XI
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Ejercicios Espirituales en la Vida Corriente (EVC)


Según San Ignacio de Loyola


Actualmente los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola que se practican con mucha frecuencia están más pensados para hacerlos en retiro, alejándose de la familia, trabajo, otras ocupaciones y preocupaciones para reflexionar y orar durante algunos o muchos días.

Pero San Ignacio de Loyola ya desde la época en que vivió (siglo XVI), comprendió que había mucha gente ocupada, que no podía aislarse y hacer los Ejercicios en retiro y por eso, en lo que llamamos la Anotación 19, nos invitó también a hacer el retiro en la vida corriente, cotidiana, diaria.

No se trata de hacer los Ejercicios, añadiendo algo más de tiempo de oración, de lo que hacemos cada día, o conversando con un acompañante y luego reuniéndonos con el grupo... sino que es necesario integrar la vida cotidiana a la oración: es decir, llevar lo cotidiano, lo que nos pasa y sucede durante el día: lo que vemos, sufrimos, nos alegra, nos preocupa, a la oración: así nos habla Dios. A esto también le podemos decir: "discernir el día", "orar el día", "leer el día"... todo lo que vivimos, con los ojos de Dios viendo la presencia de Dios en lo que vivimos, nos sucede: alegrías, tristezas, preocupaciones, nuevos retos para la vida...

Por eso, hacer los Ejercicios en la Vida Corriente (EVC), es pensar y vivir toda nuestra vida desde la mirada de Dios.


¿Qué se necesita para hacer los EVC?

Vamos a señalar algunos signos o detalles que nos indican si tenemos lo que se necesita para hacer los Ejercicios Espirituales:

(No todos y cada uno de los requisitos que se señalan para hacer los EE.EE. son igualmente necesarios: hay que pesar con mucho equilibrio lo que se necesita)

  1. Interés, deseos y búsqueda de cómo ser cristiano.
  2. Es bueno tener alguna experiencia de participación en grupos de la Iglesia (como Comunidades cristianas, grupos de oración, grupo de catequistas, estudio de Biblia, etc....)
  3. Se debe atender a la madurez de la persona: ver sí es capaz de comprender lo que se proponga, con tranquilidad, sin demasiadas angustias y preocupaciones, con serenidad. Si puede vivir esta experiencia con paz.
  4. Hace falta vivir la experiencia con libertad: No se trata de sentirse obligado, ni siquiera de hacerlo porque se le ha invitado con insistencia, o como para hacer algún favor o complacer a alguien.
  5. Se debe fijar en si la persona está en proceso, en camino de unir bien su vida y su fe: que su vida la esté viviendo de verdad como cristiano que quiere ir creciendo más y más y que por lo mismo vive un compromiso cristiano, que no se conforma con orar o rezar simplemente algunas oraciones de vez en cuando, o con ir de vez en cuando a la Iglesia. Que si se dice que somos cristianos, podamos de verdad intentar en serio el ser cristianos. No sólo decir que somos cristianos, sino ser cristianos.
  6. Es bueno también comprobar si existe en la persona gusto por la oración, por leer la Biblia, como Palabra de Dios, que haya podido acostumbrarse a una "lectura orante de la Biblia". Que dedique algún tiempo a eso, de vez en cuando, ya en su vida ordinaria y que esté acostumbrado a hacerlo personalmente o en comunidad. Que haya participado en algunos retiros, vigilias de oración...todo esto le prepara para vivir una experiencia de oración en la vida.
  7. Que la persona que va a hacer los Ejercicios entienda y comprenda:
  • De qué se trata en esta experiencia de los Ejercicios: que es quitar todas las trancas, obstáculos, dificultades, estorbos para poder conocer y hacer la voluntad de Dios. (Anotación l)
  • Que se trata de sentir y gustar las cosas que Dios nos dice personalmente y que no es un curso o taller de catequesis o Biblia (Anotación 2)
  • Y que esa persona esté dispuesta a vivir todo este tiempo con "gran ánimo y liberalidad" que quiere decir generosidad, con mucho ánimo, no decayendo ante las dificultades que se puedan presentar durante la experiencia. (Anotación 5)
  • Que pueda perseverar, mantenerse en los compromisos de oración personal, encuentro semanal y días de retiro especial.


Capacidad de hacer y vivir una "experiencia espiritual"

Ya insistimos bastante en que los Ejercicios Espirituales de S.Ignacio de Loyola, son una "experiencia espiritual ", un "camino espiritual ", un "encuentro con Dios”... pero ¿qué es eso? ¿qué queremos decir cuando decimos experiencia?

Es un encuentro (es tal vez la mejor manera de decirlo) como, por ejemplo, cuando dos personas se encuentran y enamoran.

  • Es caer en la cuenta de que en lo más profundo de nosotros mismos vive Dios.
  • Y que eso sucede con mucho cariño, en el corazón.
  • Y que para poder experimentarlo, se necesita el cambio en nuestra vida:
  1. No podemos vivir eso con el corazón endurecido (a menos que lo reconozcamos) o con el corazón lleno de egoísmo
  2. Sino que tenemos que ir cambiando en nuestras actitudes hacia los demás.
  3. La experiencia espiritual, se va reconociendo en la vida que vamos viviendo porque como dice Jesús: "por los frutos los conocerán" (Mt 7, 16)


Tener algunos convencimientos muy profundos:

  • Para hacer bien los Ejercicios Espirituales es necesario:
  • Convencerme que Dios me ama y eso no es por mis méritos ni por mis esfuerzos propios, sino que es un gran regalo que Dios me hace gratuitamente, porque El simplemente me ama,
  • Hay que tener, sobre todo, mucha confianza en Dios, y en que Dios quiere comunicarse con cada uno de nosotros,
  • Dios no se comunica con todos de la misma manera. Dios tiene su palabra precisa, propia, particular para cada uno: la que El cree que más me conviene y no la que yo quiero que me diga! Dios tiene su propia
  • Sabemos que Dios quiere que todos "tengamos vida y vida en abundancia". (Juan l0,10) Y los EVC nos ayudan a tener esa vida como Dios la quiere y nos dan fuerza para que también nosotros podamos dar vida a los demás.


Las claves principales del método ignaciano son:

  • Que seamos capaces de ponernos en la presencia de Dios.
  • Que escuchemos la voz de Dios, escuchemos la Palabra de Dios, en nuestro corazón y en nuestra vida.
  • Que nos conozcamos más y más como somos, por qué nos comportamos como nos comportamos con los demás y con nosotros mismos (si nos aceptamos, o, más bien, nos tenemos algún rencor, si nos hacemos la vida bastante imposible a nosotros y a los demás etc.)
  • Que seamos capaces de conocer nuestras "afecciones desordenadas", es decir, lo que no nos ayuda a hacer el bien.
  • Que seamos capaces de discernir las mociones (movimientos) que vamos sintiendo en la experiencia.
  • Que pongamos todos los medios para "ordenar nuestra vida".
  • Que queramos hacer la voluntad de Dios: lo que Dios quiere.
  • Que nos dispongamos en nuestra vida a seguir a Jesús.


Algunos compromisos fundamentales para vivir los EVC:

  • Oración personal diaria (1 hora)
  • Reunión semanal (1 hora y media)
Oración personal
Puesta en común
Entrega del material
Explicación de anotaciones, reglas de discernimiento etc.
  • Retiro al final de cada semana de los EE.EE.
  • Acompañamiento personal.



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Referencia bibliográfica:
Guías de ayuda para hacer los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola en la vida corriente. Ignacio Huarte, S.J.

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